La mayoría de víctimas mortales en el atentado suicida perpetrado el sábado durante la celebración de una boda en Gaziantep, en el sur de Turquía, son niños y adolescentes.
De los 44 cadáveres identificados sobre un total de 51 fallecidos, 29 eran de menores de 18 años, según informaron hoy medios oficiales.
Por el momento nadie ha asumido la autoría del ataque, pero el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se manifestó convencido de que era obra de la milicia terrorista Estado Islámico (EI).
El autor de la masacre fue un niño de entre 12 y 14 años. El diario turco "Hürriyet", citado por la agencia de noticias DPA, informó que en las cámaras de vigilancia de la ciudad se ve cómo el menor es acompañado por dos personas que se alejan antes de la detonación.
La identidad del menor que portaba el cinturón de explosivos no ha podido ser establecida. El joven atacante activó su chaleco de explosivos cuando una multitud se congregaba frente a un salón de fiestas en la ciudad de Gaziantep, una de las más importantes para la minoría kurda en Turquía, para celebrar la boda de dos militantes del principal partido de izquierda de la actualidad y el más atacado por el gobierno de Erdogan, el pro kurdo HDP.
Según informó Erdogan, hasta el momento al menos 51 personas murieron por la explosión frente al salón de fiestas y 94 resultaron heridas. De estas últimas, 69 seguían internadas ayer, 17 en estado grave.
A mediados del año pasado una serie de ataques suicidas golpearon manifestaciones y eventos de la minoría kurda y de la izquierda en el sureste del país, donde se concentra ese grupo étnico.
Erdogan rápidamente acusó al EI, pero la dirigencia kurda responsabilizó al gobierno y lo acusó de ser cómplice de esa milicia y su lucha contra el vecino gobierno sirio, un enemigo declarado del presidente turco.
Este cruce de acusaciones terminó rompiendo tres años de cese de hostilidades y de proceso de paz entre el gobierno de Erdogan y la principal guerrilla kurda, el PKK, y reactivó la represión masiva del primero y los ataques del segundo.
Desde entonces, muchas de las ciudades y los pueblos de esa región han estado bajo estado de sitio, han sido bombardeadas y atacadas por el Ejército turco, al tiempo que las rutas, las sedes militares y las comisarías de todo el país han vuelto a convertirse en objetivos militares para la guerrilla kurda.
Erdogan evitó mencionar este contexto de tensión política e igualó a todos sus "enemigos" en un mensaje a la nación transmitido por la cadena de televisión local NTV y citado por la agencia de noticias EFE.
Sin embargo, en los primeros funerales de las víctimas y en las calles de Gaziantep si se sentía la tensión y el odio que vienen creciendo desde la ruptura del proceso de paz y la reactivación del conflicto.
"Los vecinos de Gaziantep han estado viviendo en un ambiente en el que los miembros del Dáesh acumulaban armas y organizaban encuentros masivos. (...) El ataque se planificó para impedir que se expanda la paz y que puedan tener éxito posibles negociaciones", sentenció la cúpula del HDP en un comunicado.
En ese texto el partido con la tercera bancada del Parlamento nacional recordó que el viernes pasado la Unión de Comunidades de Kurdistán, una organización paraguas que engloba a movimientos cercanos a la guerrilla kurda, el PKK, había anunciado su disposición a negociar con el gobierno turco.
Familiares y amigos abuchearon a los funcionarios del partido de Erdogan que intentaron acercarse para participar de los funerales. La comunidad internacional en su conjunto reaccionó ratificando su apoyo a Turquía y su lucha contra el extremismo.