Los rumores acabaron. Sony confirmó que la PlayStation 5 estará a la venta en diciembre de 2020, con algunas novedades respecto a su antecesora y que fueron reveladas en exclusiva por Wired.
En primer lugar, hay cambios en el DualShock. El primero es el feedback háptico para sustituir a la tecnología de vibración que acompañaba a anteriores versiones de la consola. Según Sony, la tecnología háptica permite generar una respuesta mucho más amplia y hacer que por ejemplo chocar en una pared con un coche ofrezca una sensación distinta a darle una patada a una pelota de rugby.
Otra modificación inesperada para el joystick: Sony integrará unos "gatillos adaptativos" que se incluirán en los L2 y R2 y que los desarrolladores podrán programar para que según la resistencia del gatillo podamos "sentir" de forma táctil cosas que ocurran en el juego, como tensar un arco o acelerar un coche en un terreno rocoso.
La conexión del DualShock será a través del puerto USB-C, cada vez más usado en los dispositivos actuales, informó Xataka.
Pese a versiones que aseguraban su desaparición, la PS5 seguirá apostando por los juegos físicos e incluirá una unidad con soporte de discos 4K Ultra HD Blu-ray. Aunque la instalación de juegos será obligatoria: no se podrán ejecutar juegos desde la unidad óptica para evitar excesivos tiempos de carga.
"Permitiremos un acceso más granular a los datos", anticipó Mark Cerny, arquitecto de la PS5, lo que quizás signifique que podremos instalar ciertas partes de un juego, como el modo campaña multijugador, pero no el modo campaña individual.
Además de su nueva CPU con núcleos Zen de 7 nanómetros, "una de las claves de la nueva generación será la incorporación de un SSD de ultra alta velocidad, capaz de cargar objetos en la pantalla de manera casi instantánea y ofrecer una nueva experiencia de juego".