Liderados por Canadá y Gran Bretaña, una veintena de países anunciaron en la conferencia del clima de la ONU (COP23) que quieren abandonar el carbón en la próxima década.
Por su parte, Estados Unidos reafirmó que tiene su propio rumbo y que recurrirá a cualquier tipo de energía, lo más limpia posible.
"Queremos apoyar las fuentes de energía lo más limpias y eficientes posibles, sea cual sea su origen" declaró la subsecretaria de Estado interina para asuntos medioambientales, Judith Garber, en la COP23.
Fue la primera intervención del gobierno de Donald Trump ante una conferencia del clima desde que decidió abandonar el histórico Acuerdo de París, alcanzado en 2015 para luchar contra el cambio climático.
Su intervención cosechó pocos aplausos entre los representantes de 196 países.
"Más allá de nuestro punto de vista sobre el Acuerdo de París, Estados Unidos continuará siendo un líder en energía limpia e innovación", aseguró la alta funcionaria.
Ese liderazgo pasa por utilizar los enormes recursos que Estados Unidos aún dispone en materia de combustibles de origen fósil, como el petróleo de esquisto, o el propio carbón.
Para Washington, los avances tecnológicos han conseguido convertir el carbón, el mayor responsable del calentamiento del planeta, en un recurso "limpio", algo que contestan los expertos en cambio climático.
"Nuestros principios son acceso universal a la energía barata y fiable, y mercados abiertos y competitivos", dijo.
Además de Gran Bretaña y Canadá, la "Alianza para el abandono del carbón" fue suscrita entre otros por Bélgica, Costa Rica, El Salvador, Finlandia, Francia, Italia, Islas Marshall, Portugal y México. Significativamente, varios estados norteamericanos han anunciado por su lado que ya están haciendo lo mismo, o se disponen a hacerlo.
'Decepción'
Oficialmente Estados Unidos no puede abandonar el Acuerdo de París hasta noviembre de 2020, cuando culmine el proceso de denuncia.
El objetivo principal del acuerdo es mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 ºC, respecto a los niveles preindustriales.
El mundo se encamina a sobrepasar ampliamente ese umbral de peligro hacia mediados de siglo, lo que provocará cambios dramáticos en el medioambiente.
El mundo tiene apenas "un margen de veinte años" para enderezar el rumbo, advirtió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, al abrir el tramo final negociador de esta COP23, centrado en el reglamento del Acuerdo de París.
La Casa Blanca organizó un acto sobre tecnologías "limpias" para el uso de combustibles de origen fósil que despertó controversia en la COP23.
La posición de la Casa Blanca es que los plazos y condiciones del Acuerdo de París benefician a países como China o India, grandes consumidores de combustibles de origen fósil, y por ello precisan de "ayuda" para efectuar una transición a tecnologías "limpias".
Hablando en nombre de 134 países en desarrollo y China (conocido como G77), la canciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa alertó ante "la falta de progreso en temas financieros, la falta de voluntad de ciertos países y la aplicación de medidas unilaterales".
Un informe divulgado advirtió que la retirada de Estados Unidos implicará el aumento de la temperatura mundial, de acuerdo a las previsiones actuales, de casi medio grado centígrado de aquí a 2100, hasta los 3,2º C.
La cita de Bonn se cierra hoy, oficialmente con un borrador sobre el desarrollo de ese reglamento para implementar el Acuerdo de París.
La próxima COP debe celebrarse dentro de un año en Polonia, y ahí debería estar listo el proyecto de reglamento.
"Pensábamos que esta COP iba a ser la de la implementación del Acuerdo de París, y en muchos aspectos creo que lo hemos logrado" explicó la ministra ecuatoriana.