Luego de estafar a jubilados y a personas mayores a las que llegó a sacarle unos $ 2 millones a través de préstamos, el "verdulero de la Quinta" se vio acorralado y decidió reconocer las acusaciones en un juicio abreviado. De esta manera, lo condenaron a tres años de prisión en suspenso.
Miguel Ángel Valente (38) llegó a estar casi un año prófugo luego de que lo detuvieran, lo imputaran y quedara en libertad. Estuvo refugiado en Mar del Plata junto a su familia, hasta que en noviembre pasado la policía de Mendoza lo fue a buscar y lo capturó.
El jueves pasado llegó a Tribunales, admitió ante el juez Sebastián Sarmiento los delitos que le endilgaban y accedió a un juicio abreviado inicial. Su defensa y la fiscal Gabriela Chaves acordaron una pena de tres años de cumplimiento condicional, es decir, por el momento podrá cumplirla en libertad. La máxima condena para los casos de estafas es de seis años.
El verdulero tristemente reconocido
Valente era un hombre querido y respetado en la Quinta Sección, desde que se había instalado su verdulería en Olascoaga y Martín Zapata, de Ciudad. Durante muchos años trabajó allí y se ganó el cariño y la confianza de los vecinos y clientes de la zona. Aprovechándose de eso, comenzó a robarles dinero a la gente mediante engaños.
El acusado contactaba a sus víctimas -la mayoría jubilados- y les pedía datos personales para realizar trámites en algún banco o empresa. Muchas veces usó la excusa de que le prestaran la caja de ahorro para depositar plata de un plazo fijo.
El ardid terminaba cuando llevaba a hombres y mujeres hasta la sucursal y haciéndose pasar por un pariente les hacía sacar préstamos cuyo dinero se quedaría él. En algunas oportunidades el "trámite" terminaba en empresas prestamistas.
Con este accionar Valente iba haciéndose de diferentes montos, y los investigadores calculan que llegó a reunir $ 2.000.000. Sin embargo, a principios del 2018 comenzaron las sospechas y la Fiscalía de Delitos Económicos recibió las primeras denuncias.
Finalmente fue en abril cuando lo arrestaron "in fraganti". Mientras estaba en un banco de la calle Arístides Villanueva un empleado que lo atendió recordó que había hecho el mismo trámite con otro abuelito, lo que llamó su atención y decidió darle aviso a un policía que estaba en esa sede.
Rápidamente el efectivo cruzó información con la fiscalía y minutos después el sospechoso ya estaba en manos de los uniformados. Fue imputado por 10 estafas y le otorgaron la libertad bajo ciertas condiciones.
Su nueva vida
El verdulero quedó libre, pero como normalmente sucede en estas causas debía presentarse cada 15 días a firmar en una comisaría. Esto lo hizo algunos meses, hasta que no volvió a aparecer. Una vez que los pesquisas advirtieron su ausencia, emitieron el pedido de captura nacional e internacional. Tras un tiempo de búsqueda y gracias a la intervención de teléfonos, supieron que este hombre estaba en Mar del Plata junto a su familia.
El acusado se había radicado en esa ciudad y trabajaba como taxista. Una comisión de policías mendocinos fue a buscarlo hace un mes y le tendieron una trampa para detenerlo, simulando ser pasajeros. Valente había cambiado de domicilio y su mujer se había puesto un negocio.
El hombre fue trasladado a Mendoza y quedó detenido hasta el juicio en el que fue condenado. En principio y si no repite su conducta fugitiva, podrá cumplir la sentencia en libertad.
Su pasado
Conocidas las estafas, trascendió que el ahora condenado le compró la verdulería al hombre que la fundó. Sin embargo la operación donde además del fondo de comercio incluía dos camionetas, nunca fueron canceladas por Valente. Situación que le provocó al vendedor un perjuicio económico del que nunca, pese al tiempo transcurrido, pudo recuperarse.