Un celador del colegio Murialdo de Guaymallén fue condenado hoy a 6 años de prisión, tras ser declarado culpable de haber abusado de una pequeña que concurría a la salita de cuatro, en 2018. Alejandro Salas, seguirá en su casa hasta que la sentencia quede firme, pues gozaba de prision domiciliaria.
Esta mañana, en una audiencia que se realizó por Skype, los jueces los jueces Eduardo Martearena, Belén Salido (votó en disidencia) y Mateo Bermejo, condenaron a Alejandro Salas por el delito de abuso sexual agravado por acceso carnal y por la calidad de guardador.
El abuso de la niña de Murialdo tuvo gran impacto mediático por ser en una de las instituciones educativas religiosas más conocidas de Mendoza. Los padres de los alumnos se encolumnaron detrás de los que creyeron la veracidad de la denuncia y otros, apoyaron al celador.
Puertas adentro de la institución el escándalo fue explosivo: a fines de 2018, el representante legal de Murialdo, Jorge Eduardo Carreras -más conocido como el padre Lalo- fue trasladado a Rosario de la Frontera, un pueblo de Salta.
Durante el juicio se plantearon dos posiciones: la Fiscalía de Delitos Sexuales y los abogados de la madre de la pequeña sostuvieron que los abusos se produjeron en el baño de la institución, zona por la que el imputado transitó. Además se apoyaron en el relato de la niña que, incluso describió al agresor.
Para los defensores de Salas, el abuso tendría un origen intrafamiliar, sosteniendo la hipótesis con algunos dibujos realizados por la víctima. Además presentaron datos del teléfono del celador, indicando que a la hora exacta de abuso –fijada por la cámara de seguridad- el estaba manipulando el aparato, enviando mensajes por WhatsApp. La posición de los acusadores, finalmente, fue tenida en cuenta por el tribunal.
En febrero pasado, durante los alegatos, la fiscal Cecilia Bignert, de Delitos Sexuales había solicitado una pena de 8 años de cárcel, el mínimo para un delito que tiene penas de hasta 20 años.
Por su parte, el abogado de la madre de la menor, Gastón Andino, se había inclinado por una pena algo mayor: 10 años de prisión.
Por último, los abogados Víctor y Federico Ábalos, habían reclamado la absolución lisa y llana de su cliente.
Abuso en el colegio religioso
El celador fue detenido en agosto del 2018, apenas días después de que se conociera la denuncia. Salas fue imputado y trasladado a la cárcel, aunque en febrero pasado logró el arresto domiciliario.
La fiscal que llevó adelante la instrucción basó parte de su acusación en las cámaras de seguridad de Murialdo, que tomaron al hombre en la zona de los baños de la sala de 4 -donde asistía a la víctima-, en el momento que la menor habría estado en uno de los sanitarios.
Esas imágenes corresponden a la siesta del 2 de agosto, y ese mismo día en la noche se descubrió la agresión cuando la madre de la pequeña fue a cambiarla y la encontró sin su bombacha. Cuando le preguntó qué había pasado, le contestó que alguien la había tocado en la escuela.
Horas después la denuncia ya estaba radicada y las pericias físicas confirmaron una violación. Para la fiscalía y la querella, las lesiones habían sido provocadas recientemente y la niña siempre tuvo ante los profesionales un relato coherente sobre lo sucedido.