La Dirección General de Escuelas debe indemnizar a los padres de un chico "de condición humilde" que fue víctima de un hecho violento escolar: tras sufrir un par de golpizas en la escuela, murió de un ataque al corazón.
La Justicia condenó al gobierno escolar mendocino a pagar 350.000 pesos a los padres de Jonathan Gómez, un chico de 9 años que iba al segundo grado de una escuela pública de Malargüe y falleció en abril de 2002.
El tremendo caso ocurrió el 26 de marzo de 2002 por la tarde cuando fue atacado por tres compañeros en el baño de la escuela. Los agresores lo golpearon hasta hacerlo caer y ahí le dieron golpes de puño y puntapiés en la cabeza y en el cuerpo.
El ataque se repitió a la salida del colegio, donde el chico que lideraba a los agresores volvió a castigarlo. La hermanita de la víctima tuvo que socorrerlo cuando vio que era golpeado.
El agresor entonces dijo a la nena que iba a pegarle "cuantas veces quiera" y le dio una patada en la rodilla a la niña.
Camino a casa, los niños se encontraron con su madre. Le estaban contando lo sucedido cuando el niño se descompensó y quedó tendido en el piso.
Fue trasladado al hospital de Malargüe donde le realizaron maniobras de resucitación que no tuvieron resultado. El chico había muerto en los brazos de su madre.
La demanda
En la posterior demanda los padres indicaron que "como consecuencia de los golpes recibidos en el establecimiento, el miedo, angustia, nervios y agitación sufrida se le produjo una crisis cardíaca que le ocasionó la muerte".
Tras iniciarse la demanda, la DGE y la Fiscalía de Estado rechazaron el planteo y negaron la autenticidad y contenido de la documentación, los hechos y los protagonistas del caso. También consideraron la demanda prescripta porque fue iniciada en 2012.
Al analizar el asunto, la jueza Andrea Grzona, del Segundo Juzgado Civil, dio importancia al informe médico pericial y consideró que "como consecuencia de los golpes recibidos en el establecimiento escolar, el miedo, angustia, nervios y estrés sufrido se le produjo una crisis cardíaca que le ocasionó la muerte ese mismo día".
Además, desestimó los planteos de los abogados de la DGE y consideró que resulta innegable la responsabilidad que cabe atribuir a la DGE, que en ningún momento pudo sostener argumentos para desestimar la demanda.
Así, consideró que la DGE fue responsable del hecho ya que según establece el Código Civil, los propietarios de los establecimientos educativos privados o estatales, serán responsables por los daños causados o sufridos por sus alumnos menores, cuando se hallen bajo el control de la autoridad educativa, salvo que probaren el caso fortuito.
A la hora de fijar el valor de la indemnización decidió aumentar el pedido de la familia que accedió al beneficio de litigar sin gastos, pues es de condición humilde.
Inicialmente se había solicitado $ 50.000 en concepto de indemnización por los daños y perjuicios y $ 150.000 por daño moral.
La jueza indicó que la suma a pagar debe ser de $ 350.000 más los intereses correspondientes. Se trata de un fallo de primera instancia y, tal como lo establece la ley, la DGE apelará la sentencia que llegará, seguramente, a la Suprema Corte provincial.
Lo que dijo el agresor
En el expediente penal por la averiguación de la muerte del niño, el agresor admitió que en el baño de la escuela "intercambiaron algunos empujones, sin llegar a lastimarse. Que luego salieron del lugar y formaron junto a los demás compañerito. Pasados algunos minutos salieron del local en donde nuevamente discutió con Jonathan y en ese momento nuevamente se empujaron y pegaron con sus manos; que ocurrió en presencia de los demás niños del lugar".
Además, la vicedirectora declaró que "si bien salió de la escuela y no vio nada y que durante la jornada escolar no tuvo conocimiento que Jonathan fuera agredido a golpes, se enteró posteriormente".
El médico Pedro Farrán diagnosticó que Jonathan falleció como consecuencia de una crisis cardíaca, cuya causa, no existiendo cardiopatía congénita, según la historia clínica del Hospital de Malargüe, fue un cuadro agudo (muerte súbita y antecedentes de traumatismo previo).
Además, que "los miedos, angustia y nervios pudieron producir la crisis cardíaca. Agregado al traumatismo, ausencia de cardiopatía congénita, la muerte súbita es el diagnóstico y está reforzando la causal de estrés post traumático sufrido por el paciente previo al desenlace y fallecimiento".
