A 8 años de prisión fue condenado el jefe de una banda que traía cocaína desde el norte argentino, para ser distribuida en la provincia.
Atrás quedaron varios años de investigación que terminó con la detención de tres personas: Miguel Osvaldo Landa alias "Petiso" -quien cumplió 72 años durante la primera audiencia- su hijo Martín Miguel, de 40 y Astrid Lucía Betancourt, psicóloga nacida en Colombia, hace 55 años.
El juicio estuvo a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2, integrado por los jueces María Paula Marisi, Héctor Cortés y Alejandro Piña.
A la hora de los alegatos, la fiscal federal María Gloria André, consideró que si bien la cantidad de droga hallada fue escasa (sólo 70 gramos de cocaína), el testimonio de los testigos sirvió para comprobar que la droga era mayor pero que el grupo logró descartar parte de la misma tirándola por el inodoro al notar la presencia policial. Eso ocurrió hace dos años, cuando en medio un procedimiento conjunto de las fuerzas mendocinas y sanjuaninas se detuvo al padre y al hijo. Así el trío llegó a debate acusado en la instrucción de organizar y financiar una operación que, desde Bolivia y utilizando "mulas" traía cocaína hasta San Juan, para luego llegar con la droga a los "kioscos" mendocinos.
Las penas
La sentencia señala que Miguel Landa fue condenado a 8 años de cárcel, más inhabilitación absoluta por igual término, además de una multa: $ 225.000 (equivalentes a 90 UF valor establecido por el Ministerio de Seguridad), al ser considerado organizador y financista de la maniobra.
A lo largo del debate se probó que era el encargado de todos los aspectos vinculados al envío y la recepción de las “mulas” y también a la posterior comercialización de la sustancia.
Beneficio de la duda
Además no era un simple comprador de droga sino que financiaba los gastos que el transporte y el alojamiento que este método de envío supone. Pagaba pasajes y alojamiento de las "mulas", muchas de las cuales terminaban alojadas en hoteles de la vecina provincia.
Se comprobó que su hijo Martín Miguel era socio, pero tenía un rol menor, ya que recibía órdenes de su padre pero no tenía poder de decisión sobre el negocio y sólo se dedicaba a colocar la droga en la provincia de San Juan. Por esto, recibió una pena de 4 años de prisión (y una multa de 112.500 pesos), sumándole además una inhabilitación absoluta por el tiempo de la condena, al ser considerado autor penalmente responsable del delito previsto y reprimido en el artículo 5 inc. C, de la Ley 23.737 en la modalidad de "tenencia de estupefacientes con fines de comercialización".
Finalmente en el caso de Astrid Lucía Betancourt, esposa de Miguel Landa, quedó demostrado que conocía el "negocio", pero por el beneficio de la duda fue absuelta al no poder comprobar su participación en la maniobra.
La “Yaqui”
En este juicio hay que valorar que son pocas las sentencias recaídas en la provincia bajo la figura del Art. 7 de la Ley 23.737 (que habla del organizador o financista de maniobras de narcotráfico). El caso más emblemático fue el de Sandra Jaquelina Vargas, la "Yaqui", que también en el mes de mayo, pero del año 2016, fue condenada a 15 años de prisión, como liderar banda narco.
