A casi dos años de que Gendarmería Nacional descubriera 200 paquetes rectangulares envueltos en bolsas de nylon color negro, con un peso de 221,450 kilogramos de cocaína, ocultos entre el tanque de residuos del baño y el compartimiento de la rueda de auxilio de la unidad, debajo de una chapa sujeta con dos tornillos, con sus bordes recubiertos con espuma de poliuretano de un micro de la empresa internacional Ormeño, ayer la Justicia Federal condenó a Antonio Collahua y Geremías Lisario López, ambos de nacionalidad peruana y responsables de un ómnibus que había salido de Lima (Perú) y después de cruzar a lo largo todo Chile ingresó a Mendoza.
Hasta que en un control vial, en la zona de Uspallata, se detuvo la marcha de la unidad que tenía destino final la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y con ayuda de un escáner se descubrió la droga, en lo que fue considerado el mayor golpe al narcotráfico de la provincia.
Las declaraciones
Ante el Tribunal, conformado por los jueces Héctor Fabián Cortés, María Paula Marisi y Alejandro Piña, ambos acusados declararon en forma coincidente asegurando que desconocían que transportaban clorhidrato de cocaína y que no sabían cuándo y dónde fueron cargados los más de 200 panes de esta droga.
Argumentaron además que ellos "no revisan" las unidades, sino que sólo comprueban el estado de las cubiertas y el combustible.
La fiscalía
A su turno la fiscalía consideró que el hecho estaba plenamente probado y para ello se apoyó en un video de la Gendarmería durante el operativo donde se ve a los choferes "sin mostrar sorpresa, ni miedo y sin decir nada...".
Además de los más de 3.500 dólares que tenían los choferes, una investigación posterior permitió conocer una escucha donde uno de los conductores le reclama al otro que había tenido la intención de declarar como "arrepentido".
Por lo cual pidió una pena de 10 años de cárcel como responsables de contrabando de estupefaciente, es decir, sólo 8 meses menos que el máximo del delito.
Las defensas
Los abogados Pedro Dattoli y Paula Castillo tuvieron a su cargo en forma conjunta la defensa de Collahua y López, y a la hora de alegar pidieron la absolución de ambos, bajo el argumento aportado por los choferes que, en realidad, no sabían que dentro del micro habían ocultado la droga, sino que habían sido utilizados por una red de narcotraficantes.
El fallo
Después de deliberar, el Tribunal retornó a la sala del primer piso, donde se dio lectura a la sentencia: 10 años de prisión, en coincidencia al pedido de la fiscal María Gloria André.