“El año arrancó sin mucha expectativa, pero eso cambió. Están llegando muchas bandas juntas y ésta es una de las grandes temporadas para el mercado argentino”.
Así, Fernando Bolan, director comercial de T4f y Ticketek, describe la actualidad del negocio de los espectáculos en vivo. El dato clave es que los tres shows más exitosos del año (Soda Stereo by Cirque du Soleil, el festival Lollapalooza y La Renga) vendieron en conjunto más de 1 millón de tickets.
El 10 de octubre, sin ir más lejos, U2 ofreció dos recitales en el Estadio Único de La Plata como parte de un menú que incluye, entre muchos otros, shows de artistas y grupos de primer nivel como Guns &Roses, The Who (por primera vez en el país), Coldplay, Sting y Metallica.
“Esto ratifica que la Argentina es una plaza muy interesante para los artistas y para 2018 prevemos otro año con un tráfico interesante”, celebra Sebastián Carlomagno, CEO de la productora Move Concerts. Los empresarios del sector, sin embargo, advierten que el negocio del espectáculo es tan rentable como riesgoso. “Hay mucha oferta y el bolsillo es uno solo”, coincidieron las fuentes consultadas.
De todas, Pop Art se posiciona como la productora más importante del año. Sobre todo por la organización de Sép7imo Día, el homenaje del Cirque du Soleil a Soda Stereo, que marcó récords de taquilla y público: se estima que 530.000 espectadores lo vieron en la Argentina (73 funciones en el Luna Park y otras 14 en el Orfeo de Córdoba). El espectáculo ya pasó por Perú (14 shows), Chile (20), Colombia(21) y desde el 19 de octubre le toca el turno a México, donde hace escalas en Monterrey (14 funciones), Guadalajara (14) y el DF (28). “Son 113 personas en gira y la gente del Cirque du Soleil está sorprendida. Las localidades se agotaron en tiempo récord”, explica Matías Loizaga, un alto ejecutivo de Pop Art.
El tour de Sép7imo Día continuará el año próximo por Centroamérica y los EEUU. Según la empresa organizadora, este año prevén superar el millón de espectadores, ratificando la vigencia de Soda Stereo en la Argentina y en toda la región. Pop Art es una productora de capitales nacionales, que compite con Move Concerts, Fénix (Marcelo Fígoli), la brasileña T4f (Time for Fun), DF (Diego Finkelstein), Daniel Grinbank (de regreso al negocio) y Ake Music, del empresario Aquiles Sojo. “Es un negocio de alto riesgo y con la adrenalina constante”, dice Carlomagno.
En el mercado remarcan que los márgenes de rentabilidad de un espectáculo son muy estrechos. Muy al límite. Los ingresos provienen de la venta de tickets (80%) y esponsoreos (20%), en promedio. El reparto es 85% para el artista y 15%, para la productora. Puede ser 90/10, si se trata de una banda o figura internacional de primer nivel, de la talla de los Rolling Stones, U2 o Coldplay. “El éxito de un espectáculo depende de la convocatoria. Si no llenás, para el productor es un fracaso”, resumen.
Así las cosas, Sép7imo Día distorsionó todo. Por lejos, superó a los conciertos más taquilleros de la historia, entre ellos las 9 funciones en River de Roger Waters de 2012, The Wall Live (375.000 localidades), Soda Stereo en 2007, que sumó 6 conciertos en River (360.000) y las dos primeras visitas de Rolling Stones en 1995 y 1998, con 5 estadios de River completos (300.000 tickets en cada ocasión).
"Los ingresos provienen de la venta de tickets (80%) y esponsoreos (20%), en promedio. El reparto es 85% para el artista y 15%, para la productora".
De allí en adelante, se fueron confirmando otros grupos y artistas para completar una gran temporada. “La agenda este año viene cargada y la demanda se divide. No hay mercado para todo”, advierte Aquiles Sojo, dueño de Ake Music. Agrega: “Son años en que hay que tener cuidado, porque hubo muchos fracasos y pocos eventos sold out (localidades agotadas)”. Ake Music se metió en las grandes ligas en 2015, al propiciar la llegada de David Gilmour, Guns & Roses, Aerosmith y The Who, entre otros. La productora es propietaria del restaurado Teatro Gran Rivadavia, donde Jethro Tull y su histórico líder, Ian Anderson, brindaron dos conciertos, el viernes y ayer. No es el único caso: T4f tiene al Teatro Opera entre sus activos y la plataforma de venta de entradas Ticketek.
La recaudación y las taquillas muestran la evolución de un negocio en constante transformación. Un ejemplo: en 1973, Carlos Santana llegó a Buenos Aires para dar tres conciertos entre el 14 y 16 de octubre. Fue el primer artista de rock internacional en visitar el país y su paso ilustra los inicios del rock en la Argentina. Tocó en el antiguo Teatro Metro, en el Luna Park y cerró en el viejo estadio de San Lorenzo. Al último show asistieron 10.000 personas y el vacío en el campo era tal que el guitarrista pidió que la gente se acercara al escenario para escuchar mejor.
Como las bandas y los artistas, las promotoras de espectáculos alternan los liderazgos. Durante años, la líder fue T4f, que desembarcó en el país comprando la primera empresa de Daniel Grinbank. Después fue el turno de Fénix (de los ex socios Marcelo Fígoli y Diego Finkelstein). Hoy, la que predomina es Pop Art, empresa organizadora de los dos shows más taquilleros de la historia: Sép7imo Día y The Wall Live, de Rogers Waters.
Separación de bienes
En 2015 y tras varias peleas, Fígoli y Finkelstein se separaron y dividieron activos. Finkelstein se quedó con el festival Lollapalooza, uno de los más convocantes del año, y parte del manejo de la Sociedad Rural. “El año pasado fue muy complejo, con problemas difíciles de resolver. En 2017 volvimos con management renovado y armamos muchos eventos, como la exhibición de Del Potro, los partidos amistosos de Boca, el Monster Jam y la Fórmula E”, enumeró Fígoli, y añade que su máxima meta, para 2018, es “la vuelta de la Fórmula Uno al país, después de 20 años”.
La industria del entretenimiento es cada vez más sofisticada. Una productora, hoy, es una plataforma con varias unidades de negocio: sponsoreos de conciertos y preventa de entradas, organización de festivales a medida para las marcas (Personal Fest, Movistar Fri Music y Quilmes Garaje, entre otros) y las tiqueteras. En este sentido, para T4f, Ticketek es "el nicho más rentable de la compañía", ya que también lo tercerizan. Su principal cliente, Daniel Grinbank.
Bolan sostiene que Ticketek controla “el 70% del mercado de ventas de entradas, con unos 550 eventos mensuales”. Pero hay otros jugadores, como Top Show (Fénix), Allaccess (DF), Fullticket (Ale Música), Livepass (Move Concerts), Plateanet, Ticketportal y Tuentrada.
Otro de los negocios recientes para las productoras es el negocio de la preventa, un esponsoreo calificado del que participan varios bancos: Patagonia, Santander y BBVA. "Firmamos un acuerdo con T4f en mayo de 2015 y realmente funcionó. Es un producto atado a las tarjetas de crédito y cumple un doble objetivo: fidelizar y ganar nuevos clientes", dijo Sebastián Bulgheroni, gerente de Marca del Patagonia. El banco se encargó de la preventa de los últimos conciertos de Rolling Stones, U2, Coldplay y Paul McCartney, entre otros.
Festivales y shows a medida de las marcas
La diversificación de la industria del entretenimiento no es algo nuevo. El caso más notable es que las propias marcas organizan festivales a su medida. Cerveceras y telefónicas lideran la movida, cuyos “shows propietarios” ya forman parte del calendario anual de conciertos en vivo. Sin embargo, en los últimos años hubo bajas, como el Quilmes Rock (reconvertido en el Quilmes Garaje), Coca-Cola in Concert y el Pepsi Music. El Personal Fest mantiene su vigencia y crecen el Movistar Fri Music y el Isenbeck Rock n´Chop. Esto sin contar con los respaldos publicitarios de Claro (main sponsor del Lollapalooza 2018) y Heineken (Bue Festival).
El Personal Fest es actualmente el de mayor trayectoria. Creado en 2004, esta edición se realizará en noviembre (11 y 12) en el Club Ciudad de Buenos Aires, y “la inversión representa el 15% del presupuesto publicitario anual de Personal”, dijo al Económico Silvana Cataldo, una alta ejecutiva del área de Marketing de la compañía. Para la organización, casi una regla en el mercado, se lanza una licitación en la cual las productoras proponen listas de artistas, estadios y el presupuesto. Este año, la vencedora fue Pop Art, que ofreció al hawaiano Jack Johnson y Los fabulosos Cadillacs como las figuras principales.