Imposible de olvidar aquella fecha: 16 de noviembre de 2006. No lo sabía por entonces, pero iba a cambiar mi vida.
Ese día partí en auto con mi padre por primera vez a Buenos Aires. Él tenía que hacer unas compras importantes para su negocio y aproveché a colarme ya que tenía una cita impostergable, ver en vivo a una de mis bandas preferidas: New Order, que se presentaban en uno de los escenarios del Personal Fest en Club Ciudad.
Hubo señales de advertencia de que este no sería un viaje común y corriente, aunque no les presté atención y estaban regadas -literalmente- por el cielo. De ida nos pasó de todo: nos agarraron todas las tormentas de verano desde San Luis a la provincia de Buenos Aires. Para colmo se nos rompió el limpiaparabrisas del coche en el medio de la nada, los vidrios se cubrieron de barro y mi padre hizo varios kilómetros conduciendo con la cabeza fuera de la ventanilla para ver la ruta. Recién en una estación de servicio conseguimos el repuesto para seguir adelante.
El primer día conocí personalmente a una amiga que había hecho virtualmente por Internet, a través del fotoblog de la banda que tenía por entonces llamada Bruma, una amistad que se fue fortaleciendo vía messenger.
Esa noche fuimos a ver un recital de Julián Gómez, - integrante de las bandas Juana La Loca, Canal Magdalena y Ian Cyborg - un músico y compositor porteño que terminó siendo en el futuro el primer productor de mi banda Otoño. Esto fue en un hotel frente al Obelisco.
Después partimos a conocer el mítico boliche "Requiem" - el templo gothic, industrial y darkwave más legendario de la Avenida de Mayo - porque, como era de esperarse, oportunamente había una fiesta especial dedicada a New Order, que justamente tocaba al otro día.
Mi amiga quedó algo mareada por el carreteo y no se acordó nunca cómo había que volver. Y yo menos. Era mi primera noche en una ciudad que desconocía completamente, así que en la madrugada fui preguntando cómo llegar a Ramos Mejía, tomándonos la complicada línea Sarmiento en medio de la noche. En realidad, creo que tuvimos la suerte de encontrarnos con gente buena en aquellas circunstancias.
La siguiente noche fue el recital. Aluciné. Este era mi segundo concierto multitudinario luego de ver el de Placebo en Santiago de Chile. Allí coincidimos mi amiga, otra parejita de los contactos del fotoblog y Máximo Lorda, quien no lo sabía aún, sería mi futuro marido e integrante de Otoño.
Es que Máximo era amigo de mi hermano, quien vive también en Mendoza y me había dado unos discos para dárselos esa noche. En aquella experiencia espectacular para mí, coordinamos conocernos y el fechazo fue intenso e instantáneo.
A la salida me pasó a buscar mi padre y nos quedamos otro día en el partido de San Martín, luego regresamos. Pero la misma noche de New Order, arrancó el intercambio de mensajitos y chateo con Máximo, el inicio de una relación que se fortaleció primero a distancia y luego más íntimamente cuando se vino a vivir a Mendoza. Esto terminó en casorio.
Por eso, todo aquello de aquel noviembre de 2006: las tormentas, la noche de Requiem, New Orden, el flechazo con Máximo, resumen un viaje histórico en mi vida.