La tendencia a una alimentación más sana, proteica y natural ha llevado a incrementar la demanda de frutos secos en el mundo. Según las estadísticas que manejan los productores locales, la Argentina produce entre 12 y 13 millones de kilos de frutos secos al año, mientras que sus pobladores consumen entre 15 y 16 millones de kilogramos.
Esta demanda en ascenso es sólo una de las tantas razones que llevan a poner el foco en los desafíos y necesidades de esta economía local, que ha mostrado un crecimiento sostenido en los últimos seis años (33,5%) y que ubica a Mendoza como una de las primeras productoras en el país.
Tecnificar; avanzar en nuevas líneas de comercialización; investigar sobre técnicas de cultivo, nuevas variedades y respuestas a diferentes zonas y condiciones para mejorar la calidad y rentabilidad, son los principales desafíos que atraviesa el sector.
Una señal del actual dinamismo del sector es la conformación de la primera Asociación de Frutos Secos de Mendoza, que nació meses atrás como resultado del trabajo que se gestó en el cluster provincial desde 2013 y que hoy está a punto de obtener su personería jurídica.
La idea es brindar asesoramiento e información confiable a los productores para mejorar la calidad de los productos, pero también pensar en instancias de comercialización asociada para “lograr un stock de mercadería considerable para aspirar a nuevos mercados y conseguir mejores precios”, como expuso su actual presidente, el productor sancarlino Arturo Soriano.
La entidad cuenta hoy con 20 asociados (17 productores de nuez, 4 de almendros y 3 viveristas, que suman unas 190 hectáreas de nogal y 105 de almendro) y espera sumar este año nuevos emprendedores y demás actores, que participen de la cadena completa.
Los nogales encabezan la superficie implantada y también creció la de pistacho. Pero mermaron almendros, castaños y avellanos.
En crecimiento
“Venimos observando una tendencia al incremento de la superficie implantada con frutos secos, ya sea por reconversión de otros frutales o desarrollo de nuevas plantaciones en diferentes regiones frutícolas del país", expuso Belén Bobadilla, quien desarrolla desde hace tiempo un vivero en Tunuyán.
Las fincas con nogales jóvenes o recién implantados que saltan a la vista en cualquier camino rural del Valle de Uco -principal oasis productor- ratifican la vigencia que este cultivo tiene hoy como opción real para los agricultores locales.
El último "Censo de propiedades productoras de frutos secos y establecimientos postcosecha" -que realizó en 2016 el Instituto de Desarrollo Rural e INTA- dio cuenta que la extensión de las áreas implantadas en Mendoza pasó de 5.212,3 hectáreas en 2010 a 7.371,9 hectáreas.
La nogalicultura fue la que más creció (57% en seis años), pasando de 3.341 a 5.242 hectáreas. En tanto, el pistacho sumó diez hectáreas, con lo que alcanzó las 32,5. Mientras que el almendro mostró una contracción de poco más de 50 hectáreas, y quedó en 2.085,6. El castaño y avellano también mermaron en superficie cultivada.
La zona de la nuez por excelencia es el Valle de Uco, donde se concentra 82% de esta producción (4.323 hectáreas de nuez de las 5.242 has que hay en Mendoza).
El sector productivo reconoce que debe apostar a investigación genética e indagar en nuevas variedades para romper con el monovarietal de la Chandler -en caso de la nuez- y para mejorar la productividad de otros cultivos -como la almendra, avellana y pistacho- para que vuelvan a ser una opción para el productor.
“Investigación y Desarrollo Tecnológico” fue una de las líneas de trabajo que se trazaron en el Plan de Mejoras Competitivas, elaborado en el marco del Cluster de Frutos Secos, y que se propuso contribuir a la consolidación del sector a partir de conocimientos localmente generados y validados.
Situación actual
Con una cosecha 2018 que se anuncia con buenos parámetros de calidad y cantidad, el sector se plantea algunos frentes claves de trabajo.
"Tenemos que mejorar la calidad para ser más competitivos y buscar formas de agruparnos para comercializar, así podemos manejar más los precios e incursionar en la exportación", expuso Soriano, desde la Asociación.
En realidad, hay unos pocos grandes nogalicultores del Valle de Uco que llevan tiempo exportando, pero el resto quiere luchar por políticas de protección y que los acompañen en este sentido. "Estamos de acuerdo en que hay que importar, porque no se alcanza a abastecer el mercado interno, pero el Estado debe evitar una competencia desleal", expuso el sancarlino.
En cuanto, a las almendras "llegan partidas de segunda y tercera categoría de California, que aquí las venden con precios de primera", se quejan los productores.
En cuanto a la mecanización, el principal problema es que “cuesta introducir al país maquinaria especial para levantar la cosecha. Estaba tramitando con una firma en Italia y los trámites de importación se frenaron”, opinó Soriano.
A nivel mundial, la cosecha de frutos secos tiende a mecanizarse. La velocidad en que se requiere levantar la producción para no exponerla a daños en el suelo y los problemas frente “a una mano de obra local inestable” han llevado a que cada vez más agricultores inviertan en la cosecha mecánica.
En cuanto a la postcosecha, la mecanización ha avanzado notablemente. El INTI estudió y diseñó prototipos óptimos de hornos de secado para la nuez, adaptándolos a los plazos y climas de la provincia. Ya el último censo de frutos secos marcó que alrededor de 67% de los emprendimientos realizan el secado de su producción en la misma propiedad.
Los proveedores de plantas se concentran mayoritariamente en Campo Los Andes. Allí se están produciendo alrededor de 185.000 plantas de nogales y 25.000 plantas de almendros anuales. "Necesitamos dar continuidad al sector de viveros en la zona, ya que permite la provisión de plantas de alta calidad", destacó Bobadilla.
33.5% creció la producción en seis años.
Jardines varietales
Las diferentes formas y tamaños de los frutales llaman la atención en la finca Don Rodolfo, en San José, Tupungato. Al pie de cada ejemplar, un cartel indica de qué tipo de especie de fruto seco se trata y el año en que fue sembrada.
“Estas son variedades de avellanas. Cuatro son para industrias y cuatro, para consumo. Están creciendo con mucha fuerza. Son ensayos y pruebas, pero estamos muy entusiasmados”, comenta Federico Fuligna, jefe del AER INTA Tupungato.
Se trata de una colección varietal, donde se mide la respuesta a las condiciones geoclimáticas de la zona de distintas variedades de nogal, almendro, avellano, pistacho y, próximamente, nuez de pecán.
Hay cuatro jardines varietales de frutos secos en los diferentes oasis de Mendoza (Junín, Tupungato, La Consulta, San Rafael). En la nuez se estudian doce variedades diseñadas por el INTA Catamarca, de las cuales el Trompito INTA es de las que están dando mejores resultados, incluso en España.
En el caso de la almendra, el ingeniero señaló que se buscan las de floración tardía o extratardía. “Hay zonas que son directamente rojas para la almendra, por ejemplo en San Carlos desestimamos su siembra”, dijo.
El INTA también tiene una parcela experimental de nogal en La Consulta, donde estudia el comportamiento fenológico de las plantas a las condiciones del Valle de Uco, en cuanto a las prácticas y tecnologías orientadas a lograr precocidad y alta productividad.