En un arriesgado discurso, el rey de España Felipe VI eligió alinearse con el gobierno de Mariano Rajoy en la crisis catalana, una apuesta con la que "se lo está jugando todo", coincidieron varios analistas.
En su mensaje a la nación, el monarca se mostró duro con las autoridades catalanas que organizaron el referendo prohibido del domingo y podrían declarar la independencia en los próximos días.
Los acusó de "deslealtad" y de estar "totalmente al margen del derecho y de la democracia", y aseveró que el Estado tiene la "responsabilidad" de "asegurar el orden constitucional".
Ana Romero, especialista de la Casa Real y autora del libro 'Final de partida' sobre Juan Carlos I, cree que con este posicionamiento, es total la apuesta del monarca, de 49 años y en el trono desde 2014.
"Está defendiendo su casa, su Corona, el futuro de su hija (la princesa heredera Leonor), se lo está jugando todo", afirmó
Y "lo que quiera que ocurra al final de todo esto, va a determinar el éxito o el fracaso del reinado", dijo esta periodista que está acabando un libro sobre Felipe VI.
Según ella, "está en peligro todo lo que significa España, incluida su arquitectura institucional, y la clave de bóveda de la arquitectura institucional española es el rey".
"Ha apostado todo a una carta. Si le sale mal, se acabó", afirma tajante por su lado Abel Hernández, comentarista político y también conocedor de la realeza española.
Varios analistas establecen un paralelismo con la intervención de su padre don Juan Carlos la noche del 23 de febrero de 1981, cuando vestido de militar apareció en televisión para frenar un intento de golpe de Estado.
Una sola carta
Ana Romero cree que el desafío catalán "es infinitamente más complicado", porque entonces, "no había ninguna duda de que la sociedad española estaba de un lado", con la democracia. Ahora en cambio, Felipe "ha alienado a los nacionalistas" catalanes de una manera "muy firme y muy dura".
"Ha hecho lo que tenía que hacer. Ahora bien, ¿le conviene? Yo creo que se ha jugado la Corona a una sola carta, la única que tiene".
José Apezarena, biógrafo de Felipe VI, observa un detalle curioso, que "la palabra diálogo no aparecía en su discurso". Igualmente evitó cualquier elogio a las fuerzas del orden, que cargaron con porras y pelotas de goma contra cientos de manifestantes decididos a votar, y tampoco mencionó a los heridos.
Precisamente, esto último causó malestar en las calles de Barcelona, recién terminado el discurso.
"No ha dicho ni una palabra de los heridos. Imagino que para él no existen", dijo con indignación Domingo Gutiérrez, de 61 años. "Un rey representa a un pueblo, a todos, no sólo a una parte", protestó.
El portavoz del gobierno catalán, Jordi Turull, acusó incluso al monarca de "echar gasolina al fuego". "Fue espantoso y un error desde todos los puntos de vista", apostilló.
El discurso del rey
En lo que coinciden los analistas es en que el tono del discurso, sin concesiones al gobierno separatista catalán de Carles Puigdemont, allana el terreno a la aplicación de medidas contundentes.
"Con este discurso, el rey abre la puerta a todas las medidas que la Constitución prevé para restaurar el orden institucional", apunta Fermín Urbiola, periodista y autor de libros sobre la Casa Real española y otras familias reales europeas.
Una de esas medidas podría ser el artículo 155 de la Carta Magna, que permite intervenir la autonomía de una región si "no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan".
"Es un antes y un después, esto no tiene marcha atrás. Me imagino que habrá gente que será procesada, se aplicará el artículo 155 de la Constitución, probablemente habrá unas elecciones en Cataluña con garantías, donde la gente decida", pronostica Abel Hernández.
"El asunto está a la espera de que haya una solución política, pero el escenario está clarificado" con el mensaje real, añade Apezarena, que ve también probable la aplicación del artículo 155.