Historias de los hombres que con sus radios protegieron al Papa y los mendocinos

Cincuenta operadores del antiguo Comando Radioeléctrico fueron homenajeados por las tareas que realizaron hace años, casi sin tecnología.

Historias de los hombres que con sus radios protegieron al Papa y los mendocinos
Historias de los hombres que con sus radios protegieron al Papa y los mendocinos

No tenían computadoras, grabadores de llamadas, ni geoposicionamiento satelital, sólo imanes con figuras, mapas de papel y anotaciones con lapicera. Sin embargo, se las arreglaban para guiar a los móviles policiales por las calles de Mendoza y resolver los conflictos que se les fueran presentando.

Brindaron su aporte en hechos históricos como la ruptura del dique Frías en 1970, el terremoto de 1985 y la visita del Papa en 1987, así como en un sinfín de crímenes, tomas de rehenes, robos y búsquedas de personas. Son los operadores del Comando Radioeléctrico, que trabajaron en la Policía de Mendoza antes de la llegada del sistema Tetra. Por su entrega y profesionalismo, 50 de ellos- en su mayoría ya retirados- fueron reconocidos el pasado viernes en la explanada del Centro Estratégico de Operaciones (CEO) del Ministerio de Seguridad.

Aprovechando la emocionante reunión de ex compañeros, los agentes retirados Antonio Bardazza (77), Rubén González (59) y Ramón Quiroga (70) recordaron cómo se trabajaba en el comando fundado en 1968. Mientras que Juan Marcozzi (46), todavía activo, remarcó las diferencias de sus tareas con la llegada de la tecnología.

"Cuando se inauguró el comando solo había dos coches patrulleros para todo el Gran Mendoza, una repetidora en el Cerro de la Gloria y la otra en Luján", comenzó a relatar Bardazza. En ese momento se completaba el equipamiento con seis teléfonos fijos a los que se accedía marcando 244444. "A medida que los telefonistas iban recibiendo las novedades las iban comentando en voz alta para que las escucharan los operadores y así las iban pasando por radio. Generalmente, cuando se terminaba de constatar la llamada, el móvil ya estaba en la puerta de los hechos", continuó.

González sumó que en ese momento cada comunicación quedaba asentada manualmente. "Todos los desplazamientos y la información que podía llegar a pedir un juez quedaba escrita en un librito", comentó. Además relató que, para poder guiar a los patrulleros por la calles, utilizaban un mapa en papel que tenían impreso en la pared. "Nos conocíamos las calles de memoria, pero cuando no nos acordábamos íbamos a buscarlas al mapa", añadió. En esas épocas un pintor de tránsito actualizaba el mapa pintando los nuevos barrios y calles. Allí tenían un mapa de chapa con imanes. "Teníamos figuras de perritos para indicar cuando desplazábamos canes, caballos para Caballería, autos para los móviles y camiones si era Infantería", enumeró González.

Con el tiempo fueron incorporando tecnología y el teléfono de contacto pasó a ser el recordado 101, hasta el advenimiento del sistema Tetra y la mutación al 911 que se usa actualmente. "Antes todo era totalmente diferente y para mí fue dura la transición. Era otro tipo de formación, de conocimiento, de compañerismo ya que todos dependíamos de todos", aseguró Marcozzi. "Si uno no sabía algo, le preguntaba al otro; en cambio a hora es todo muy computarizado y tecnológico", señaló.

Marcozzi remarcó que en esos tiempos su cabeza funcionaba como un GPS. "Uno le preguntaba al móvil dónde estaba y sabíamos exactamente cuánto tardaba en llegar a cierto lugar y, si no lo hacía, sabíamos que nos había mentido. En cambio ahora están todos controlados por la computadora", diferenció.

Anecdotario colectivo 

Si bien los compañeros del comando aseguraron que podrían pasar todo el día recordando anécdotas de sus trabajos, sintetizaron algunas que los marcaron a fuego. "Estando en el grupo de radio de eventos especiales tuve el lujo de operar durante la visita de Juan Pablo II en 1987", narró González. A él le tocó coordinar a través de la radio los tres anillos de custodia del prelado: la papal, la federal y la provincial. "Tuve que manejar todo el operativo que nacía en la Fuerza Aérea, donde bajó el Papa, hasta la rotonda de la Virgen", precisó.

A González también le tocó trabajar cuando mataron a un delincuente en Dorrego durante una toma de rehenes. "Si bien en el grupo GRIS, al que le tocó la actuación, siempre se defendió la vida, con el juez se decidió dispararle con dos francotiradores porque temían que matara al hombre que tenía encerrado", recordó.

A su turno Quiroga destacó que tuvo miles de experiencias de emergencias pero las más tristes fueron las muertes de compañeros durante el trabajo. "Tenés que agarrar el micrófono con el corazón y si bien tenés muchas ganas de llorar, nuestras voces tenían que salir enteras para darle fuerza a nuestros compañeros que estaban en la calle", subrayó.

En tanto Barraza narró que operó durante grandes desastres desde su puesto de trabajo, como la ruptura del dique Frías en 1970 y el terremoto de 1985. "En esos casos es fundamental mantener la calma y saber a quién desplazar y a dónde; no hay que entrar en pánico", apuntó.

En definitiva, para los cuatro, el Comando Radioeléctrico fue mucho más que un trabajo. Fue una pasión que les permitió desarrollarse, crecer y sobre todo brindar su aporte para la sociedad.

Emotivo acto

Durante el acto de reconocimiento a los operadores del Comando Radioeléctrico, que se realizó el pasado viernes en el CEO del Ministerio de Seguridad, se destacó que ser radio-operador hace 20 años demandaba una concentración y un trabajo en equipo mucho mayor que en la actualidad. "Aunaban las aptitudes de cada uno de sus integrantes para potenciar sus esfuerzos y aumentar la eficacia de sus resultados", remarcaron en el evento.

Además se recordó a tres camaradas fallecidos, que pasaron por el Comando: el cabo primero Julio Antonio Cisterna Videla, el cabo primero Carlos Enrique Tartaro Meroni y la oficial inspector Carina Elizabeth Reyes Agüero.

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