El 25° concurso de Diseño de Etiquetas de Vino, organizado por la Bolsa de Comercio, fue para Matías Basoalto (30), quien representó al estudio Trip compuesto por él y su socio Miguel Ángel Quiroga (31).
Esta es la segunda vez que el equipo obtiene el primer lugar en este concurso, ya que la primera vez fue hace solo 2 años: en 2014.
Vale decir que el certamen, que fuera declarado de interés provincial por el Gobierno de Mendoza mediante Decreto N°1757/98, reunió un total de 78 obras pertenecientes tanto a profesionales como estudiantes de diseño y aficionados, tanto de Mendoza como de otras provincias del país.
Matías es psicólogo y dijo que ésta fue una de las claves para obtener el primer lugar, ya que supieron mezclar sus conocimientos con los de su compañero de trabajo, que es diseñador gráfico.
El segundo puesto fue para Tomás Balegno y el tercero para María Julieta Fopiani.
El jurado estuvo compuesto por representantes de la Bolsa de Comercio, del Gobierno de Mendoza, de la Asociación de Diseñadores de Mendoza (Admiza), del sector de la vitivinicultura y periodistas.
Simple y humano
Matías Basoalto explicó que en la etiqueta que diseñaron querían que se viera algo conceptualmente “bien y simple”, con acuarelas para que se sintiese más humano.
“No queríamos usar vectores externos. Apuntamos a algo que por lo general el público no lo ve como comercial, queríamos ir totalmente hacia lo opuesto”, explicó el ganador del concurso, quien creó el estudio Trip hace 2 años junto a Quiroga.
Agregó que buscaron que la composición transmitiera la idea de presente, que hubiera un equilibrio y que el impacto visual se viera moderado. “No queríamos que fuera llamativo sino artístico”, describió.
En la etiqueta ganadora puede observarse la representación de una vid, de un racimo con sus uvas muy simples, en tonos negros. Además, para los granos de uva utilizaron los colores del malbec.
“La intención era que se viera como un buen detalle, pero manteniendo la simpleza. Con Miguel buscábamos una imagen ganadora, pero buscando el resultado como si los de la Bolsa de Comercio fueran un cliente, no un concurso. Porque eso hace que crezca la competencia y que sea más difícil ganar en el futuro”, aseguró Basoalto, agregando que según comentarios el nivel fue muy parejo y que ellos no ganaron por un margen muy amplio.
Aportes psicológicos
Matías indicó que sus conocimientos resultan fundamentales a la hora de ponerle “alma” a los productos que genera junto a su coequiper.
“Es que hay que hacerlo aunque genere autocríticas muy fuertes y discusiones largas, arduas pero productivas. Sucede que ahora una marca sin una historia o sin alma no sirve”, remarcó.
Para Basoalto tiene que haber una intención, un mensaje en cualquier diseño. “Nosotros no somos artistas sino un estudio de diseño que resuelve problemas visuales para los clientes y si no logramos transmitir una idea que se pueda sentir y tocar, habremos fracasado”, reconoció.
Para redondear su idea, aseguró que en su profesión la vara está cada vez más alta pero que al mismo tiempo, eso indica que el nivel de profesionalización de los especialistas también va creciendo.
“Por esta razón, ahora es más fácil que antes apostar por un estudio de diseño nuevo. Hoy hay muchas herramientas y los estudiantes y diseñadores jóvenes están capacitados para lograr tanta o más calidad que los estudios que llevan 25 años trabajando”, dijo, agregando que su deseo es que los que están empezando pregunten, vayan al estudio, se capaciten, los consulten, que vean espacios y que busquen ganarles ya que es la única forma de crecer en la profesión.
“Este premio nos agarra mucho más alegres que el primero. Porque si bien en el primero nos presentamos sin ninguna expectativa, para éste no teníamos ninguna pretensión, sinceramente. Por eso lo vamos a disfrutar de otra manera”, finalizó Matías.