El gigante emporio industrial estadounidense General Electric (GE) anunció recortes de dividendos, ventas de activos y miles de despidos para centrarse en aviación, salud y energía para emerger de su crisis.
El flamante jefe ejecutivo John Flannery presentó el plan en Nueva York y sostuvo que a GE le llegó la hora de la verdad tras declinantes ganancias, una dramática caída del valor de las acciones, así como acusaciones de mala administración y dispendio de gastos corporativos.
Con una pérdida de valor de mercado de 100.000 millones de dólares desde enero, el grupo nacido hace 125 años venderá activos por 20.000 millones de dólares de los sectores de transportes y servicios de electricidad para centrarse en áreas como aviación, salud y energía.
GE reducirá 50%, a 12 centavos, sus dividendos trimestrales, rebajará de 18 a 12 la cantidad de integrantes de su consejo de dirección y condicionará las remuneraciones de sus ejecutivos a los resultados.
También planea reducir el 25% de los 25.000 empleados que trabajan en investigación, en el área digital y en la sede corporativa, dijo la nueva directora financiera Jamie Miller.
"No tuvimos un buen desempeño para nuestros dueños", afirmó Flannery, el CEO que tomó las riendas en agosto. "Eso es inadmisible y el equipo de gerencia está totalmente dedicado a corregir eso", añadió.
GE no dio mayores detalles de los despidos o de los países o divisiones en que impactará esa decisión. La empresa habló de "reducciones en la fuerza laboral" por medio de rebaja de costos, ceses y consolidaciones.
Pero la división GE Power, que incluye Alstom, tendrá un severa revisión para adecuarla a los cambios en el mercado de la energía.
Flannery dijo que resultaron "decepcionantes" los negocios de Alstom, que GE compró en 2015 por 13.000 millones dólares, la mayor adquisición hecha por el grupo en sus 125 años.
"Alstom cayó más de lo esperado", dijo. Elogió a sus empleados pero lamentó el mal desempeño en energías renovables y el tiempo que se precisó para cerrar el trato.
"No tuvimos una visión clara del mercado", añadió en una aparente crítica a su antecesor Jeff Immelt, quien manejó GE durante 16 años hasta que Flannery lo reemplazó hace tres meses.
El conglomerado se desprenderá además del grupo de servicios petroleros estadounidense Baker Hughes.
Complejidad dañosa
El plan resultará en una GE "más sencilla y más enfocada", dijo Flannery. "La complejidad nos ha hecho daño", añadió.
El plan privilegia a los sectores de aviación, energía, equipos y servicios de salud.
Esas unidades empleaban a unas 156.000 personas a fines de 2016 y representaron el 57% de los ingresos totales del año pasado (123.700 millones de dólares).
Immelt, el anterior CEO, enfrentó fuertes críticas por no haber previsto una caída de la demanda de servicios y equipos para petróleo y gas cuando tambaleaban los precios de la energía.
Sin embargo la demanda del sector de transporte impulsó los negocios de GE en aviación.
GE debía pagar unos 8.000 millones de dólares en dividendos trimestrales pero su flujo de caja era de 7.000 millones. Flannery dijo que pagos tan altos ya no tienen sentido.
Admitió que el recorte de dividendos afectará a los accionistas, muchos de los cuales se basaban en ellos como fuente de ingreso. Dijo reconocer "la gravedad de esa decisión y el efecto que tendrá en mucha gente".
"Entendemos que esto es algo extremadamente doloroso para nuestros accionistas", remarcó. Añadió que esa decisión se tomó "tras extremadas deliberaciones y consideraciones sobre cuáles eran las alternativas".