En esta ocasión, el enojo de los funcionarios de la Dirección General de Escuelas tiene una fuerte dosis de razón. No se puede aceptar que, en su pelea -porque ya superó la etapa de la discusión- con el Gobierno por la implementación del ítem Aula, el SUTE use a los chicos para llevar adelante una campaña de supuesta concientización. Pero la molestia no sólo se genera en el hecho en sí, sino que hay que agregar una respuesta insostenible de parte del titular del gremio al intentar explicar la situación.
Con respecto a la implementación del ítem Aula, Los Andes fue claro en su posición desde esta misma columna al señalar que el tema merece seguir siendo discutido, agregando que la gran mayoría de los docentes cumplen con sus funciones, mientras la confusa explicación del Poder Ejecutivo está generando una grieta entre los padres y los maestros.
Destacó que una medida que el Gobierno intenta hacer aparecer como “incentivo” termina siendo un castigo y reafirmó que son muchas las preguntas que quedan sin respuesta y que, ante ello, el Gobierno debería recapacitar e instar a la reapertura del diálogo. Plantea entonces que para ello es necesario que exista una dirigencia sindical que esté dispuesta a escuchar y a discutir sin presiones.
De ninguna manera nos creemos dueños de la verdad, pero nuestro planteo parte de una lógica: la necesidad de que los dos principales actores de asegurar la educación para los niños, Gobierno y docentes, se sienten a una mesa y, democráticamente lleguen a una solución.
No hay otra salida porque de continuar el actual estado de cosas ni el Gobierno puede considerar un triunfo el hecho de haber otorgado un aumento por decreto y haber frenado las huelgas a través del descuento salarial, ni el gremio puede mantener un estado de tirantez permanente porque por un problema gremial estarían desviando el principal objetivo de su actividad: la educación de los niños.
Tampoco puede aceptarse la actitud asumida por algunos integrantes del gremio de concurrir a algunas escuelas y dirigirse a los pequeños -porque así queda reflejado de acuerdo con la fotografía- impartiéndoles algún tipo de lección, pero vestidos con chalecos de la organización gremial y con pancartas que indicaban “no al ítem Aula”, entre otras leyendas.
Las fotos habían sido tomadas durante un “caravanazo” que realizó el SUTE por distintos departamentos para reclamar contra la instrumentación del ítem y por la reapertura de la paritaria y aparecieron en el sitio web del gremio.
Tampoco puede entenderse la “explicación” que surgió de parte del titular de la entidad sindical, quien intentó minimizar el contenido al afirmar, en respuesta al Gobierno, que “sólo se ve a una compañera del SUTE, a niños y una pancarta contra el ítem Aula; eso no significa que esté diciendo algo a los chicos”, mientras ante la pregunta de nuestro diario indicó: “No tengo pruebas de que se haya hablado lo del gremio a los niños”.
Creemos sinceramente que el dirigente sindical cuenta con la experiencia suficiente como para haber aceptado el error que se cometió con la actitud asumida, salvo que crea que la población de Mendoza no cuenta con la capacidad de discernimiento suficiente como para advertir sobre ese tipo de situaciones.
Quizás cometamos el error de ser reiterativos, pero lo real es que no se puede entender que, a esta altura de las circunstancias, no haya surgido de ninguna de las partes una voz convocante al diálogo, porque los hechos demuestran que los niños siguen siendo los rehenes de una discusión que no les está permitiendo tampoco acceder al derecho constitucional de la educación.