Con la misión de reformar - Por José Luis Toso

Dalmiro Garay, fiel intérprete de los anhelos de Cornejo sobre la justicia, seguramente no llegará a la corte con una actitud pasiva.

Con la misión de reformar - Por José Luis Toso
Con la misión de reformar - Por José Luis Toso

El gobernador Cornejo venía remarcando que, como realmente corresponde, su prioridad es la conducción de la Provincia y no las otras cuestiones políticas que debe atender en su rol de presidente nacional del radicalismo e integrante de gravitación en la mesa de conducción de Cambiemos.

La gestión local y, ya en el plano partidario, el camino hacia su sucesión son asuntos que el titular del Ejecutivo no quiere descuidar. Con más razón cuando la turbulencia económica parece haber dejado instalada una especie de crisis política que mucho afecta y que hace decaer la imagen presidencial y de otros dirigentes de porte del oficialismo a nivel nacional.

Y aunque poco se diga al respecto, el posible arrastre a nivel local de aquella baja de Macri en la consideración ciudadana es otro motivo de constante preocupación para el cornejismo.

Esto es, en parte, lo que ha llevado al Gobernador a mandar a consolidar el espacio oficialista local, que incluye expresiones como Libres del Sur, fundacional de Cambia Mendoza, que a nivel nacional mantiene, sin embargo, una postura cada vez más opositora hacia Macri y su gobierno.

Oportunidad. Como parte de ese objetivo de priorizar la marcha de su gobierno y apuntando al ordenamiento de la Justicia que pretende desde que asumió, Cornejo aprovechó el anuncio de la jubilación de Alejandro Pérez Hualde para nominar para el puesto que quedará vacante muy pronto en la Suprema Corte a su gran intérprete político, el ministro Dalmiro Garay.

Como bien se ha señalado, Garay es ejecutor a través de distintas acciones del concepto de gestión pública del Gobernador, especialmente en los sectores a los que éste eligió como prioritarios desde que se hizo cargo del Ejecutivo: el de los influyentes y combativos gremios estatales y el Poder Judicial, dentro del cual Cornejo quiere dejar tras su gestión una profunda reforma en marcha.

Dalmiro Garay fue el gran estratega en el montaje de las paritarias estatales en todo este tiempo, inspirador del polémico pero exitoso, políticamente hablando, ítem Aula y quien le dio forma a la mayoría de los proyectos que fueron avanzando legislativamente para darle movimiento a los cambios en la Justicia, aspecto que Cornejo destacó públicamente al presentar en el comienzo de la semana a su nuevo candidato a la Corte.

Pese al estilo moderado y amable que irradia Dalmiro Garay como funcionario, nada hace suponer que cuando llegue a su nuevo destino lo suyo se base en una actitud pasiva.

Precisamente, su presencia en el máximo tribunal puede llegar a tener una trascendencia operativa de magnitud, aun mayor que la que logró en su momento el procurador general Alejandro Gullé, la primera gran apuesta de Cornejo contra la inseguridad, y la de José Valerio, el primer juez nominado por Cornejo para la Corte.

Quienes más conocen al todavía ministro de Gobierno se animan a asegurar que ya como juez buscará imponer desde el arranque las premisas cornejistas para cambiar la Justicia. Y creen que su protagonismo será indudable.

En la oposición dudan de la independencia para pronunciarse como magistrado que pueda tener Garay, tanto por su proximidad a Cornejo como por el hecho de dejar su lugar en Gobierno y de inmediato cruzar la calle para jurar como integrante de la Corte.

Hay un antecedente bastante reciente: Mario Adaro fue nominado por el gobernador Jaque siendo también ministro de Gobierno. Pero esa movida quedó más que nada como un reconocimiento que, como en el caso de Garay, la elección del hombre justo para buscar las reformas al Poder Judicial que pregona el cornejismo.

Quedará pendiente por parte del Gobernador satisfacer la demanda de una mujer en la Suprema Corte, situación que algunos consideran que quedaría saldada si el jefe del Ejecutivo obtiene el visto bueno de Diputados para ampliar el número de miembros de 7 a 9.

¿Lo logrará? Tal vez en ese fortalecimiento de los espacios leales a su gestión provincial y en el río revuelto que siempre genera una ruptura como la que se dio en el PJ local, surjan los números que necesita en la Legislatura el oficialismo para sumar jueces supremos.

Aunque la sospecha de la búsqueda de una suerte de partidización de la Justicia cesaría en parte si esa ambiciosa sumatoria de jueces supremos fuese dejada de lado tras la exitosa incursión de Garay a la Corte.

Nueva etapa. Un posible viraje de Cornejo hacia un gabinete con una mayor inclinación a los demás sectores políticos de la provincia lo estarían mostrando algunas designaciones y la posibilidad, según lo que trasciende, de que el futuro ministro de Gobierno tenga un perfil más amable con la oposición.

Uno de los ejemplos, por sus antecedentes políticos, es el del joven dirigente Andrés Lombardi, que fue rescatado por Cornejo de la gerencia general del Instituto de Juegos y Casinos para designarlo como coordinador del Gabinete. Un dirigente con trajín en lides universitarias y partidarias y buenos antecedentes administrativos.

En cuanto a la sucesión de Dalmiro Garay hay quienes se inclinan por la continuidad del equipo que condujo a través de algunos de sus colaboradores.

Allí aparece el nombre de Ulpiano Suárez, que desde la Subsecretaría de Gestión Pública tuvo preponderancia en la relación con los sectores estatales y el armado de las paritarias. Fue el ejecutor de las estrategias de su jefe ahora llamado a ser juez de la Corte.

Y por fuera de la estructura del Ministerio de Gobierno también se escuchó, sobre el final de la semana, el nombre de Néstor Majul, del área de Seguridad, como candidato al cargo que dejará vacante Dalmiro Garay.

Se trata de otro negociador político, caracterizado por su polifuncionalidad, identificado con sucesivas gestiones radicales en la provincia, tanto a nivel provincial como municipal, pero ahora muy identificado con la gestión de Cornejo.

Todo juega aún a favor del Gobernador, pero no tiene tiempo que perder. Dalmiro Garay a la Corte ratifica su estrategia transformadora y augura en ese sentido buenos resultados; encauzar la interna entre los propios para definir al precandidato, como se sabe y se ha dicho, será una tarea posiblemente más compleja.

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