En su despacho, con un pequeño viñedo que ha sobrevivido a la urbanización del entorno y se ve desde la ventana a sus espaldas, el intendente de Junín, Mario Abed, resalta que la mayoría de las bodegas del departamento son trasladistas.
Y acota que, de las 93 que están en funcionamiento, apenas una decena es fraccionadora. Por eso resalta que las instalaciones que la comuna escrituró hace unos días permitirán a los pequeños productores y contratistas llevarse una botella con etiqueta propia y salir a buscar mercados.
Pero de inmediato aclara que es un desafío, que sabe que se ha embarcado en una tarea difícil y que su objetivo es darle una herramienta más al pequeño agricultor. Es que el 90% de los que trabajan la tierra en Junín tiene menos de 20 hectáreas y la mayoría se dedica al cultivo de la vid.
La Municipalidad compró, con autorización de la Legislatura, la ex bodega Pedro Carricondo e Hijos, que nació en 1929, entró en concurso de quiebra y estuvo cerrada durante 10 años. Se trata de un predio de cuatro hectáreas, ubicado sobre calle Martínez, de las que tres están ocupadas con viñedos de bonarda.
El establecimiento vitivinícola tiene un sector con piletas con una capacidad de 5.800.000 litros, un lagar y el laboratorio; y otro nuevo, con cámaras y equipos de frío, 10 tanques de acero inoxidable (que pueden almacenar 50 mil litros cada uno) y una mostera. Estas últimas instalaciones no fueron estrenadas, ya que los dueños anteriores no alcanzaron a concretar el desarrollo.
En el recorrido que el intendente realizó junto con Los Andes, explicó que la red de gas está instalada, que falta una planta de rebaje para la mostera y que hasta cuenta con una estación transformadora colocada especialmente para la ampliación. Comenta que hay que resolver algunas cuestiones de la elaboradora de mosto y que ya han licitado la colocación de epoxi en las piletas y el cambio de todas las tapas de hierro por acero inoxidable.
También, que planea renovar la instalación eléctrica, porque una parte es nueva pero la otra necesita ser cambiada. Y añade que está analizando la posibilidad de que le presten o alquilen un lagar, en caso de que no alcance a comprar uno nuevo.
Cuando se le pregunta cuál es la inversión que será necesaria, responde que no puede decirlo porque, en la situación económica actual, algo que hoy cuesta 2 millones, mañana puede costar 4. Pero asegura que cuenta con fondos propios, provinciales y nacionales, específicos para poner en marcha la bodega.
El objetivo 2019
Abed insiste en la vendimia 2019, aunque no quiere adelantar qué parte estará operativa para dentro de un par de meses. "No me gusta gastar las monedas que no tengo en el bolsillo. Podemos volver a hablar en marzo", lanza el intendente.
Entretanto, resalta que ya hay capacidad para 500 mil litros de vino, que la mostera está casi lista, que puede conseguir un lagar y que la línea de fraccionamiento quedó instalada. Su apuesta es a que el pequeño productor y el contratista ya no vendan la uva, sino que puedan llevarse su propio vino y salir a buscar mercados, e incluso exportarlo. Sobre esto, reconoce que demandará un importante cambio de cultura.
También ha fijado su mira en la elaboración de mosto sulfitado, la exportación de vino a granel y la posibilidad de tener distintas etiquetas, para públicos diversos, y asegura que, con el enólogo adecuado, se puede alcanzar la calidad que se desee.
Abed cerró indicando que sólo es una herramienta más, dentro de varias que ha implementado la comuna, para ayudar a los pequeños productores. En este sentido, comenta que los abastecen de gasoil a un precio diferencial, para que se reduzca el costo de usar maquinarias; que les están ofreciendo palos de plástico reciclado, de menor costo que los postes de madera y mayor durabilidad; y que están fabricando mangueras en la planta de reciclado, para avanzar en un sistema de riego por goteo que permita un uso más eficiente del agua.
Historia
1929. Don Pedro Carricondo, quien había llegado desde España en 1914, funda la empresa. La bodega creció a lo largo de varias décadas, podía envasar 6 mil tetra brik por hora y 3 mil botellas de vino por hora. En el establecimiento se llegó a fraccionar unos 24 millones de litro por año.
2008. La empresa entró en quiebra y el municipio inició los trámites para comprarla, por lo que conservó a los antiguos trabajadores. Recién en 2017 logró que se aprobara la ley que autorizaba a la comuna a hacerse cargo de la deuda y quedarse con el establecimiento.