La ganadería bovina de Mendoza, con el correr de los años acompañado del mejoramiento de las explotaciones y los rodeos, fue ganando terreno dentro de la actividades económicas de la provincia y actualmente es mirada como una opción más que conveniente a la hora de escapar a la baja rentabilidad que mantiene sumida a otras economías regionales.
El aspecto positivo de la ganadería, en comparación con la agricultura, es que se maneja dentro de un mercado con mayor estabilidad y previsibilidad.
Dejando de lado los problemas macroeconómicos que aquejan a todo el sector, como la inflación y el aumento en los costos de producción, la ganadería es una actividad que no tiene techo de crecimiento en Mendoza y las perspectivas a futuro, de los propios productores, es más que alentadora.
Algunos se atreven a pensarla como la nueva vedette de la economía mendocina impulsada principalmente por el desarrollo en zonas bajo riego para saltar de la ganadería de cría a la recría y también engorde.
Actualmente un ternero se paga entre $37 y $41 el kilo.
De hecho, el gobierno de Mendoza está invirtiendo en el Sur y en el Este de la provincia para sumar más hectáreas bajo riego. Para ello tienen en construcción el acueducto ganadero Bowen-Canalejas. “La ganadería se ha corrido hacia el oeste y estamos en un lugar inmejorable.
Tenemos campos con pasturas naturales para hacer cría y tierras con derecho a riego. Eso no existe en otras partes del país", destacó Carlos Parrella, productor de La Paz.
“Hay muchos productores agrícolas que también se están volcando a la ganadería. Es una actividad más estable en el tiempo. Además, vendés el producto cuando querés, lo otro no, tiene fecha de vencimiento”, afirmó Enrique Moronta de San Carlos.
“Producir maíz y sorgo para las raciones alimentarias es muy importante. Ahí está el futuro de la ganadería, en el desarrollo de la actividad en zonas bajo riego”, dijo Andrés Vabrik, presidente de la específica de Ganadería de la Cámara de Comercio de Alvear.
La necesidad de producir el alimento
En los últimos dos años y medio, los precios de la hacienda se mantuvieron casi inalterables. Tuvo picos que rozaron los $ 50 el kilo de ternero en pie pero, a contramano de la inflación, bajaron y no volvieron a recuperarse. Actualmente un ternero se paga en valores que oscilan entre los $ 37 y $ 41 el kilo.
Los productores atribuyen esa situación a la sequía que afectó a una porción del país y también los incendios de campos en territorio pampeano. En ambos casos los ganaderos decidieron desprenderse de animales con mayor rapidez, lo que generó una sobreoferta y la demanda no se movió en el mismo nivel.
En cambio lo que varió fue la hacienda para consumo. Con los últimos acontecimientos económicos el valor creció 7%.
“Esa variación que se produjo ahora marca lo importante que es poder hacer recría y engorde en Mendoza, y hay tierras para hacerlo, más teniendo en cuenta que hoy en día una tonelada de soja equivale a un ternero”, sostuvo Parrella.
“La diferencia está en el valor agregado que se hace al sumarle kilos al animal”, comentó Moronta.
Hacer ganadería bajo riego implica “producir el alimento que consumen los animales, maíz y sorgo forrajero, pasturas como alfalfa y hasta la chipica se puede aprovechar en la temporada de verano porque tiene un alto valor nutricional. Ese aspecto nos volvería sumamente competitivos porque eliminaría de los costos la carga del flete, que es muy alta. Hay que pensar que hoy en día producimos terneros, viajan 700 u 800 kilómetros hasta campos de Córdoba, La Pampa o San Luis y después regresan. Otra vez hay que sumarles costo de flete, como reses para consumo”, explicó Vavrik.
En todos los casos los productores miraron hacia la esfera gubernamental solicitando políticas a corto, mediano y largo plazo que acompañen el crecimiento del sector.
“Las condiciones las tiene Mendoza pero necesitamos un plan serio, sensato, que proyecte la actividad para los próximos años”, reclamó Parrella y le siguió en la misma línea Moronta. “Los productores invierten pero necesitan el acompañamiento del gobierno, y no hablamos de subsidios, porque el ganadero no pide nada regalado”.
Mientras, en el Valle de Uco y el Este solicitan la activa participación del Estado para mejorar los servicios, principalmente energía eléctrica rural y caminos ganaderos.
Desde el Sur hablaron de la necesidad de una política de tierras para reconvertir tierras que estaban destinadas al agro y hoy están abandonadas y tapadas en deudas con Irrigación, entre otros organismos oficiales.
El stock ganadero de Mendoza
De acuerdo a las estadísticas elaboradas por el observatorio del Cluster Ganadero, en Mendoza existen 3.332 establecimientos correspondientes a 3.867 productores bovinos.
El 2017 cerró con un stock de 500.473 cabezas de ganado de las cuales el 67% (333.930) está concentrado en los departamentos del sur mendocino. Le sigue la zona Este con el 15% (73.906 cabezas), el Valle de Uco con 12% (59.436) y la zona Norte de Mendoza con 2% (10.629).
La evolución del stock bovino ha pasado por altas y bajas. El mejor período fue en 2003 cuando Mendoza alcanzó las 600.000 cabezas de ganado.
A partir de ese punto tuvo algunas variaciones hasta llegar al período comprendido entre 2009 y 2012 cuando cayó abruptamente producto de una larga sequía. En ese tiempo el stock disminuyó a 390 mil cabezas.
A partir de 2012 y hasta 2017, el stock bovino provincial se recuperó y ascendió a 500 mil cabezas. Sin embargo la evolución no fue igual en todas las zonas ganaderas. El Norte, Lavalle y Santa Rosa, disminuyeron su stock considerablemente.
Los restantes departamentos incrementaron sus existencias en porcentajes que van desde el 10 % (Valle de Uco) al 44 % (General Alvear).
La composición del stock bovino está conformada principalmente por vacas (49%) y vaquillonas (11%), lo que indica que Mendoza es una provincia donde se practica la actividad extensiva de cría.