En un escenario aún abierto en el que la derecha aparece como favorita, Italia votará hoy para elegir un nuevo gobierno en un marco de lenta recuperación económica y la cuestión migratoria convertida por momentos en un eje central de la campaña.
Con las urnas abiertas entre las 7 y las 23 (4 horas menos en Argentina), más de 51 millones de italianos están convocados para elegir los 630 diputados y 315 senadores de la que será la XVIII Legislatura de la República y que tendrá como primera tarea dar un nuevo Ejecutivo al país.
Dentro de Italia, 46.604.925 mayores de 18 años elegirán a 618 diputados y 42.871.428 mayores de 25 votarán 309 nuevos senadores.
En el exterior, 4.177.725 personas votaron por correspondencia entre el 14 de febrero y el 1 de marzo para elegir los restantes 12 diputados y otros 3.791.774 lo hicieron por 6 senadores. De ese total, unos 850.000 votaron en Argentina, donde reside la comunidad italiana más grande del mundo.
La elección que encuentra al país en medio de un crecimiento económico que el año pasado duplicó al previsto por el FMI en términos de PBI, buscará poner fin a la transición política iniciada en diciembre de 2016 cuando el entonces primer ministro Matteo Renzi renunció a su cargo al perder un referéndum constitucional y su canciller Paolo Gentiloni asumió las riendas del país.
La alianza de derecha que integran la Fuerza Italia de Silvio Berlusconi, Liga Norte, Hermanos de Italia y Nosotros con Italia llega como la mejor posicionada para acercarse al 40% que aparece como el mínimo necesario para poder formar gobierno, siempre y cuando se mantengan unidos tras el voto.
En ese marco, el oficialista Partido Democrático y el Movimiento Cinco Estrellas, aspiran a ser los partidos más votados a nivel individual y poder completar con alianzas post voto los apoyos necesarios para recibir el encargo del presidente Sergio Mattarella de formar un Ejecutivo que le de al país el gobierno número 65 en 71 años.
Según el instituto de estadística Istat, el país llega a las urnas con un crecimiento del PBI durante 2017 de 1.4%, el dato más alto desde 2010, y con un desempleo del 11.1%, que representa el mejor valor en los últimos siete años.
Ese despegue a medias contribuyó al crecimiento de las fuerzas opositoras, especialmente del crítico del establishment M5E, que propone como candidato a primer ministro al vicepresidente de Diputados Luigi Di Maio, que se convertiría, a sus 31 años, en el más joven de la historia del país.
El otro gran eje que marcó la campaña y que sirvió de caldo de cultivo para el crecimiento de las fuerzas xenófobas que lideran los sondeos fue la crisis migratoria continental, que ante la falta de solidaridad de casi todo el resto de la UE fue especialmente notoria en Italia.
Según datos del Ministerio del Interior, en 2017 desembarcaron en el sur de la península 119.310 inmigrantes, un 30% menos que en 2016 pero que ocuparon aún más lugar en las tapas de los diarios y los discursos de la centroderecha.
Pole position
Ese marco le permitió a la derecha llegar al tramo final en pole position pese a declaraciones de Berlusconi pidiendo "expulsar a 600.000 migrantes que son una bomba social" o a los dichos del líder de la LN Matteo Salvini planteando la "responsabilidad moral" del gobierno por los ataques racistas de inicios de febrero.
Berlusconi está imposibilitado de ser candidato hasta 2019, pero se ha convertido en el centro de la campaña y es uno de los principales interesados en dilatar lo más posible el momento de formar gobierno, a la espera de ofrecer su "disponibilidad" para intentar ser, por 4a. vez, primer ministro de Italia.
El “resucitado” que debe esperar hasta 2019
Silvio Berlusconi, una de las figuras más controvertidas y a la vez populares de Italia, protagonista de innumerables escándalos sexuales, judiciales y políticos, regresa a los 81 años al ruedo de la política como el gran "resucitado", para dar nueva vida a la derecha italiana.
"Tiene más vidas que un gato", reconoció Matteo Renzi, líder del Partido Democrático, y principal rival en esta campaña política.
El multimillonario político, que forjó su fortuna de la nada llegando a ser una de las mayores de Europa, reapareció con un rostro acartonado tras someterse a varias operaciones de cirugía plástica, el pelo teñido y un fuerte fondo tinta para cubrir los varios liftings y retoques.
"Il Cavaliere", cuya muerte política ha sido decretada en numerosas ocasiones, dejó atrás los escándalos judiciales y sexuales que ha protagonizado desde que llegó a ser primer ministro en 1994 y se presenta ahora como un padre de la patria, sabio y bueno, el hombre de la estabilidad, un árbitro con experiencia para guiar desde "las sombras" al país. Desde las sombras, porque la Corte de Justicia Europea lo inhabilitó para ejercer cargos políticos hasta 2019 y el Senado italiano lo expulsó en 2013, después de que la justicia lo condenara definitivamente por fraude fiscal en uno de sus numerosos juicios.
No obstante la edad y los problemas de salud tras una delicada operación al corazón, Berlusconi quiere ser el padre fundador de una federación de centroderecha, que una desde los defensores de los animales hasta sus aliados de la Liga Norte, la formación más xenófoba de Italia y Hermanos de Italia, de corte neofascista.
El líder conservador, quien estuvo en el poder desde 2001, con una interrupción de dos años entre 2006 y 2008, hasta el 2011, sabe llegar al alma del italiano medio, al que le ha prometido un sueldo de 1.000 euros al mes y expulsar a 600.000 inmigrantes sin papeles.
Pese a las críticas y controversias, Berlusconi ha sido durante casi dos décadas el "líder máximo" de la derecha italiana.