Por José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar
En la semana, Alfredo Cornejo expuso, en una entrevista en un medio nacional, los pasos dados por su gobierno en siete meses y también volvió a referirse a aspectos que le preocupan de la situación nacional. Este último punto de vista es el que más ruido produce, porque las diferencias de criterio siempre trascienden más por pertenecer al mismo espacio político del gobierno nacional.
El Gobernador se siente satisfecho con el manejo que se ha hecho de las cuentas. Considera que su equipo ha estabilizado el déficit estructural recibido. Con términos más cercanos al común de la población, un influyente legislador cornejista fue concreto al respecto: “Hemos logrado domar el potro fiscal en siete meses”.
A propósito, no es un dato nuevo, pero siempre es bueno marcarlo: en el todavía corto trayecto recorrido por la actual administración provincial, el rol de la Legislatura fue muy importante. El oficialismo parlamentario le dio viabilidad a proyectos de ley, en la mayoría de los casos promovidos desde el Ejecutivo, que resultaban fundamentales para la puesta en práctica de medidas que Cornejo consideraba a su vez prioritarias.
La mayor parte de la legislación aprobada en las cámaras tiene relación con las políticas de seguridad, uno de los desvelos del Gobernador. Y también se destaca el respaldo a medidas para salir de la durísima crisis financiera recibida de la anterior gestión.
En los bloques legislativos del oficialismo reconocen que en la mayoría de los casos las propuestas contaron con apoyo, parcial o total, del principal sector de la oposición, el justicialismo, estructura partidaria siempre respetable más allá de la actual crisis de conducción que soporta. Y coinciden en que hubo permanentemente una “clara postura” de diálogo hacia los demás sectores parlamentarios, como virtud política para ganar el apoyo de los distintos sectores que coexisten en el hasta no hace mucho poderoso Frente para la Victoria mendocino.
No obstante, Cornejo parece no querer encerrarse entre los números, su obsesión desde que comenzó la campaña electoral que lo llevaría al triunfo con el frente Cambia Mendoza. Admite que la provincia necesita ahora elevar el nivel de inversión, pero sabe que choca con un segundo semestre que no es el que algunos imaginaron en el gobierno nacional; la economía se mueve lentamente. Ese contexto hace que el entusiasmo del oficialismo local por sus iniciativas de índole económica o de infraestructura pasen muchas veces del mediano al largo plazo.
Actitudes. El tradicional carácter fuerte de Cornejo lo lleva casi siempre a fijar posturas más cercanas a sus convicciones que a las conveniencias política temporales. Es esa una de las razones por las que, desde que asumió, de tanto en tanto en la Nación miran con atención sus expresiones sobre las medidas que se toman en el gabinete presidencial. En su reciente contacto periodístico, Cornejo volvió a marcar diferencias al referirse al reajuste tarifario.
Sin dejar de reconocer que el kirchnerismo activó y trasladó al gobierno de Macri tarifas totalmente alejadas con la realidad y la necesidad de inversión en infraestructura, consideró que el ajuste tras la quita de subsidios hubiese sido preferible en forma gradual. Y se quejó de cierta indiferencia nacional hacia las provincias en la planificación de dicha política.
Mientras en la UCR toman estas actitudes del Gobernador como algo normal según su estilo de hacer política, en el PRO cada una de estas apreciaciones con tono crítico generan un inmediato encendido de alarmas.
Desde el radicalismo legislativo local señalan al respecto que Cornejo sigue acompañando a Macri pero con un grado de autonomía propio de su investidura y en respuesta a la expectativa de los mendocinos. Quieren señalar con esto que de ninguna manera el mandatario mendocino pretende someterse a encolumnamientos ciegos con el poder nacional, como sí hicieron sin medir consecuencias los justicialistas Jaque y Pérez, con resultados para nada beneficiosos desde todo punto de vista para la Provincia.
“Alfredo está convencido de que debe quejarse las veces que sea necesario, lo que no significa de ninguna manera que vaya a sacar los pies del plato”, enfatizó un legislador radical muy cercano al titular del Ejecutivo.
Y en el radicalismo también señalan como ejemplo de esa toma de distancia el reciente acuerdo por la coparticipación, que el gobierno mendocino apoyó gustoso pero sin resignar el reclamo retroactivo, que finalmente se concretó por la vía judicial. De todos modos, hay un fuerte reconocimiento en la UCR mendocina a la apertura hacia las provincias que, a través del Ministerio del Interior, el gobierno de Macri ha realizado hasta ahora.
En el macrismo, en cambio, los comentarios ácidos de Cornejo hacia medidas que toma la Casa Rosada ya son más vistos como algo propio de quien los vierte.
En el gobierno nacional siguen manteniendo el mismo concepto sobre Cornejo en cuanto a su capacidad de manejo de la gestión pública y su criterio para poner orden en las cuentas públicas. Nadie duda de que el ojo puesto por Macri y sus colaboradores en el entonces intendente de Godoy Cruz sigue siendo uno de los mayores aciertos políticos del oficialismo nacional. Pero a la par comentan que hay también una suerte de resignación ante el manejo personalísimo de la administración pública que lo distingue y lo convierte en un político muchas veces difícil de prever en sus reacciones.
Sin distraerse por estas por ahora salvables diferencias, el macrismo continúa buscando expandirse para consolidar su propia chapa en el plano provincial. Busca ganar tiempo previendo el año electoral que sigue y tratando de aprovechar que el justicialismo no se recupera del golpe electoral último; que los demócratas estudian cómo revertir la palidez política que los domina desde hace años y que el radicalismo, por razones obvias, por ahora prioriza la gestión sobre la actividad partidaria. Pero, está claro que el PRO querrá tener más protagonismo en el futuro del oficialista frente Cambia Mendoza.