Con el corazón Naranja

Centro Deportivo Rivadavia se coronó campeón de la Primera B Mendocina y volvió a la máxima categoría.

Con el corazón Naranja
Con el corazón Naranja

Las revanchas en el fútbol no suelen demorar tanto, pero claro, a veces hay excepciones. Y tienen otro sabor, claro. Porque en un proceso de tres años, un determinado club puede besar la lona varias veces antes de reponerse y lograr una victoria memorable.

Si no, pregunten en el Centro Deportivo Rivadavia, donde hay fiesta desde el pasado fin de semana, cuando el equipo dirigido por Ariel Moyano se llevó el título de la Primera B mendocina para coronar una campaña que ya había abrochado el ascenso tres fechas atrás.

Tiempo de revancha, dirán algunos. "Tiempo de disfrutar", repetirá el DT, hijo dilecto de un club que supo ser cantera inagotable de talentos que sembraron las canchas mendocinas de gloria.

Ayer con la "5", hoy desde el banco de suplentes, Moyano armó un plantel repleto de juveniles nacidos bajo el fuego "naranja" y con algunos jugadores de experiencia.

Así, recorrió un torneo donde, "desde la tercera fecha cuando perdimos con Guaymallén", fue de menor a mayor marcando superioridad por sobre sus rivales.

-Malos momentos, buenos momentos y una coronación inolvidable…

-Fue la coronación de un proyecto que ya lleva tres años y medio. Fue algo muy lindo, porque fuimos armando el plantel con chicos del club, de las inferiores y con la apuesta por algunos refuerzos de jerarquía. Por suerte todo se complementó como lo habíamos esperado y coronamos con un ascenso.

-Fue largo el camino recorrido…

-Fue largo porque tuvimos muchos altibajos durante torneos anteriores. Hubo muchas críticas de por medio, pero por suerte este año logramos el objetivo y mucho tuvo que ver el compromiso que asumimos todos: plantel, cuerpo técnico y dirigentes.

-¿Cómo fue guiar un plantel tan joven?

-Difícil. Siempre decía a los chicos que cuando entendieran cómo era el fútbol todo iba a salir mejor. Este año fuimos cambiando los planteos de acuerdo a los rivales e iban jugando algunos y otros. Por suerte lo entendieron. A veces algunos jugaban y otros no, pero el martes todos estaban entrenándose con la mejor voluntad. Se entendió el mensaje y eso dio sus frutos.

-Tu experiencia en el fútbol ¿te permitió hacer más fácil el trabajo con un plantel tan joven?

-Me gusta trabajar con chicos a quienes podés enseñar y también aprender. Se hizo más fácil con la llegada de algunos jugadores de más edad y el compromiso de todos. Por ahí tuvimos errores como todo jugador de fútbol, porque acá no hay perfección y por eso es tan lindo el fútbol. Fue difícil al principio, pero luego fueron entendiendo lo que queríamos. De los últimos once partidos, empatamos uno y ganamos diez.

-¿Cuáles fueron las virtudes de este plantel?

-La virtud principal fue defender el cero en nuestro arco. Siempre decíamos que había que defender el arco y cuando convertíamos nosotros defendíamos esa ventaja con uñas y dientes. Estuvimos diez partidos y un poquito más del último juego con el arco en cero, hasta que nos convirtió Banfield. Ésa fue una virtud muy grande.

-¿Y las virtudes del cuerpo técnico?

-En el caso del profe Gentile, por caso, parecía que los trabajos de entrenamientos no eran pesados, pero a lo largo del torneo el equipo respondió muy bien, más allá de que los resultados a veces te obligan a correr el doble. El trabajo del profe fue muy bueno. Y mi trabajo siempre fue tratar de enseñar un poco más a los chicos y que ellos me enseñaran a mí, porque siempre tuvieron libertad para decirme cuando creían que me estaba equivocando. Son todos pibes de Rivadavia, yo soy de Rivadavia y hay confianza para hablar todo. Ésa fue mi virtud.

-¿Fue especial para ustedes por salir de las inferiores y ser hinchas?

-Fue muy especial porque soy nacido en el club, vivo a 500 metros del club y los chicos son todos de las inferiores de Rivadavia. Después de varias críticas, varios golpes que tuvimos, lograr esto fue algo muy lindo y especial. Lo dije antes del partido a los jugadores. Se los dije antes del partido del domingo: vivir esto no va a suceder todos los días, tenemos que salir campeones.

-¿Cuánto cuesta este fútbol amateur?

-Muchísimo, sobre todo por los entrenamientos. No es muy profesional esto y nosotros intentamos que fuera profesional en lo que podíamos: que cada uno tuviera un fútbol, que fueran de buena calidad, que cada jugador tuviera pecheras… Por suerte teníamos todo, pero fue con mucho sacrificio. Los jugadores se involucraron con rifas, con cosas que nos daban algunas casas de deportes… El sacrificio de los jugadores es tremendo porque estudian y trabajan además.

-¿Cuándo se dieron cuenta desde el cuerpo técnico que el equipo estaba para pelear?

-Cuando perdimos con Guaymallén en la tercera fecha, 1-0. Ahí agarramos una racha ganadora. Había explicado a los jugadores que teníamos siete partidos de local y siete de visitante; que debíamos sacar los 21 puntos en casa y sumar uno o dos afuera y lograríamos el objetivo. En casa ganamos seis y empatamos uno y de visitante ganamos varios. La clave fue cuando agarramos confianza con el inicio de esa racha tras la derrota con Guaymallén.

-¿Qué fue lo primero que pensaste cuando se confirmó que eran campeones?

-Primero me asusté cuando nos empataron, pero cuando Mauricio Sosa tocó el final, se me vinieron a la cabeza imágenes de cómo fue el año; entrenándonos de día, de noche, con frío, a la siesta con todo el calor… Se me vino a la cabeza la llegada al departamento, la familia, los domingos fuera de casa. Ellos no estuvieron con sus mamás el Día de la Madre. Muchas sensaciones en el club donde muchos de nosotros nacimos. Una alegría especial.

Una anécdota con el Cabezón Castro

“Cuando faltaban tres fechas para el final del torneo, tanto Guaymallén como nosotros conseguimos el ascenso. En ese momento ellos eran líderes y nosotros veníamos a dos puntos. Pero desde la Liga Mendocina sacaron una publicación que decía que felicitaban a Guaymallén por el ascenso y el título. En su momento me enojé porque no se nos reconoció. Hablé con el secretario de la Liga y después llamé por teléfono al Cabezón Castro (NdR: Eduardo, ex compañeros en Independiente Rivadavia y actual técnico del Cacique) y le dije que como perdiera puntos lo iba a dejar segundo (risas). Por suerte pude cumplir (más risas)”.

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