Cuesta encontrar en este modelo tombino su verdadero ADN. Esa identidad que lo distinga definitivamente.
El equipo se debate entre dos caras, una defensiva donde tiene muchos problemas para mantener el arco en cero, y otra súper afilada a la hora de pisar el área contraria.
Ese poder de fuego en ataque, lo ha demostrado de una forma tremenda en las recientes fechas que pasaron.
Es más, ya igualó el récord que ostentaba Quilmes desde el campeonato de 1970. Sí. Después de 44 años el Expreso repite la historia.
Los números hablan por sí solos: en los últimos cinco partidos que disputó-incluido el postergado ante Tigre- lleva convertidos dos o más goles. Impresionante.
Varias veces remontó el resultado a base de un juego arrollador y de distintas variantes para doblegar a quien tenía del otro lado.
El conjunto de Carlos Mayor tiene como filosofía primaria mirar el arco de enfrente, y en este aspecto sale muy bien parado y se ha constituido en un elenco muy peligroso y difícil de defender para el resto.
Es evidente que el DT no encontró el equilibrio justo para darle solidez y firmeza al Tomba, aunque da gusto ver cuando la pelota pasa la mitad de la cancha y se suman los hombres a ofensiva.
El equipo adquirió confianza en la posesión y el traslado del balón, y eso lo lleva a ir construyendo un fútbol preciso, efectivo y con dinámica.
Con paciencia y despliegue se va abriendo hacia el terreno rival, entonces se proyectan los volantes externos (Zuqui ya convirtió y tuvo chances muy propicias para sumar gritos), demostrando que no sólo tiene capacidad para marcar y recuperar la redonda en el medio.
José Luis Fernández y Daniel González, en sus funciones de carrileros, tienen una gran vocación cuando se meten en campo contrario.
Son verticales y llegan a posiciones que les permite contar con chances de llegar al gol.
Uno que va encontrando el camino adecuado es Claudio Aquino, quien a su tarea de conducción le está agregando presencia en los metros finales y eficiencia en los remates. Después de su grito en la primera fecha del torneo contra Banfield, recuperó la memoria y se vistió de goleador ante Lanús y Newell's.
Un aspecto positivo del ex Defensa y Justicia es que aparece desde la mitad siempre resolviendo de cara al arco, con panorama para hacer valer su buena pegada.
Pero los que marcan la diferencia en el equipo son Rubén Ramírez y Jaime Ayoví.
El santafesino es la máxima referencia entre los centrales y no falla cuando se le presentan las ocasiones. Aún cuando no tiene un gran rendimiento, siempre surge para darle el toque definitivo a lo que generan sus compañeros.
La Yoya, por su parte, luego de un período donde debió acomodarse y superar una lesión, hizo cuatro goles en tres partidos.
La particularidad es que todos fueron de cabeza . ¿Sus víctimas? Lanús, Tigre y Boca. De arriba el ecuatoriano es un arma que el Bodeguero necesitaba como el aire mismo.
No hay dudas. El Tomba voraz te tumba cuando pone entre ceja y ceja a su presa.