Croacia puso un pie en el Mundial del año próximo, al recetarle una goleada a Grecia el jueves, mientras que Suiza obtuvo la mínima ventaja como visitante en la ida frente a Irlanda del Norte, gracias a un polémico penal.
Un tiro de volea de Xherdan Shakiri golpeó el hombro de Corry Evans, y Ricardo Rodríguez convirtió desde los 12 pasos para que la selección suiza se impusiera por 1-0 en medio de las protestas de los jugadores norirlandeses y del público en Belfast.
"Ver esto te deja atónito. Es claro que el balón le pega a Corry en la espalda, y el árbitro tenía plena visibilidad de lo ocurrido", lamentó el técnico norirlandés Michael O'Neill. "Yo pensé que iba a marcar fuera de juego o saque de meta".
En Zagreb no hubo controversia ni duda, Croacia aplastó 4-1 a la selección visitante, con tantos de Luka Modric, Nikola Kalinic, Ivan Perisic y Andrej Kramaric.
Los cotejos de vuelta se realizarán el domingo.
El capitán Modric, criticado en España por la forma que ha mostrado recientemente con el Real Madrid, abrió el marcador mediante un penal a los 13 minutos. Festejó con un salto acrobático.
La falta fue señalada por el árbitro italiano Ginaluca Rocchi, luego que el arquero Orestis Karnezis no pudo controlar una pelota y terminó derribando en el área a Kalinic, quien se encargó de la segunda diana seis minutos después, cuando desvió con un pie un centro enviado por Ivan Strinic.
Grecia tuvo dificultades para recuperar la compostura y rara vez atacó. Pero Sokratis Papastathopoulos silenció fugazmente al público con un cabezazo que se fue hacia las redes, por encima del guardameta Danijel Subasic.
El alivio para la selección helénica duró poco. Perisic anotó mediante un cabezazo a los 33 minutos, gracias a un centro de Sime Vrasalijko, en un duelo dominado ampliamente por los anfitriones.
La última anotación llegó a los 49, cuando Kramaric aprovechó otro error de los griegos, esta vez de Kostas Stafylidis.
Mientras los hinchas y jugadores festejaban en el Estadio Maksimir, el técnico croata Zlatko Dalic exhortó a mantener la calma y la concentración para la vuelta.
"Dimos un partido tremendo. He agradecido a los jugadores y a los aficionados que nos hicieron sentir como si tuviéramos un hombre más en la cancha", dijo Dalic. "Pero esto no ha terminado. Fue el primer partido. Nuestro objetivo en esta noche fue presionar a Grecia por las bandas, y eso funcionó. Tuvimos una falta de concentración y aceptamos un gol, pero realmente no puedo quejarme".
El estratega de Grecia, Michael Skibbe, reconoció que su equipo fue incapaz de reponerse del primer gol.
"Si ayudas a que tus rivales te anoten el primero y el cuarto gol, es muy difícil ser competitivo", consideró. "Desde luego, estamos ahora muy descontentos. Seremos un equipo mejor en el siguiente partido".
En cambio, el descontento de los hinchas norirlandeses no se derivó del desempeño de su equipo, sino de la decisión del árbitro rumano Ovidiu Hategan, quien señaló hacia el centro del área tras la supuesta mano de Evans, ante las airadas protestas de los jugadores locales.
"Y encima de todo amonestó al jugador... La otra semana, pasé tres horas en una videoconferencia con la FIFA, acerca del VAR (videoarbitraje).
Cuando ves lo que ocurrió, ciertamente deberíamos defender esto", indicó O'Neill.
Rodríguez anotó a los 58 y dio a los helvéticos una valiosa ventaja como visitantes.
Polémicas aparte, la realidad es que Suiza dominó el partido y dio cátedra en materia de toques de primera intención. Su labor se facilitó ante los grandes espacios concedidos por Irlanda del Norte.
Los dirigidos por el técnico O'Neill tuvieron suerte de irse al entretiempo con el empate a cero. Cuando la fortuna se acabó con el penal, Irlanda del Norte trató de apretar el paso, pero sin generar avances significativos.
Ahora, deberá buscar el triunfo en Basilea, si es que quiere volver a las citas mundialistas, de las que se ausenta desde México 1986.