Tras un fin de semana complicado y un lunes de trabajos de limpieza, finalmente el corredor internacional y el Paso Cristo Redentor fueron habilitados durante la mañana de ayer. Y aunque se esperaba una jornada caótica en lo que a tránsito y espera se refiere, por suerte no hubo mayores inconvenientes y la demora osciló entre una y dos horas.
No obstante, la alerta continúa ya que las tormentas y las altas temperaturas en la montaña son un clásico de la temporada estival y son los grandes responsables de la formación de aludes.
Unas 9.000 personas cruzaron hacia Chile durante todo el martes, mientras que en la zona de Polvaredas (donde cayó el alud más grande el sábado por la tarde) hay un tramo de la ruta mínimamente deteriorada y en donde se está formando una suerte de badén a raíz de las piedras que son pisadas por los vehículos de carga pesada y rompen el asfalto.
Tensa calma
A las 8 de ayer el Paso fue habilitado nuevamente tras más de 2 días de permanecer interrumpido para todo tipo de tránsito. Pero fue recién pasadas las 14 cuando el grueso de vehículos comenzaron a llegar a la aduana de Horcones (Argentina). "Íbamos a salir ayer (por el lunes), pero viendo como estaba la situación acá arriba decidimos quedarnos una noche más en Algarrobo y volver hoy (por ayer), para evitar más demoras. Y ahora por suerte están trabajando a full todas las casillas de afuera", destacó Isaac, uno de los tantos mendocinos que volvió al país durante el mediodía de ayer.
Si se comparan los dos carriles de circulación, fueron más ayer los vehículos que volvieron al país que los que salieron por el Corredor Bioceánico. "Estamos esperando que vuelvan los más de 3.000 vehículos que esperaban desde el sábado del lado chileno", destacaron desde la aduana argentina.
"Salimos hoy mismo de Chile y por suerte hemos hecho rápido y sin problemas el viaje", destacó por su parte Manuel, coordinador de un equipo de fútbol infantil de Paraguay que había viajado a Chile para participar de un intercambio.
"Me iba a volver bien temprano por El Pehuenche, pero antes tenía que ir a cambiar unos pesos chilenos que me quedaban. Y ahí escuché que ya estaba abierto el Cristo Redentor, por eso me vine por acá finalmente", contó Hugo, un tandilense que volvió ayer por la siesta al país.
El comandante Néstor Galeano, del escuadrón de Gendarmería en Uspallata, destacó por su parte que durante el día de ayer se logró descomprimir y reducir en gran medida la espera de camiones que aguardaban del lado argentino. "Hasta ayer, y desde el sábado, teníamos 1.000 camiones varados. Hasta las 15, ya habíamos liberado a unos 650. Esa era una de las principales preocupaciones, porque teníamos muchos, sumados a los otros que aguardaban para llegar", indicó Galeano.
En lo que se refiere a particulares y tránsito liviano, el funcionario dijo que la gente aparentemente tomó conciencia y optó por no viajar en demasía, favoreciendo así a la descongestión en Alta Montaña.
"Hemos tenido bastante movimiento, pero calmo. En lo que iba de la temporada, hasta el lunes de la semana pasada salían un promedio de 10.000 personas diarias (con picos de 13.000). Pero este martes no hemos superado las 9.000", indicó.
Además manifestó que todo el caos que se genera normalmente en el Paso Cristo Redentor se mudó durante el lunes y ayer a El Pehuenche (el cruce en el Sur provincial).
"Es importante que la gente sepa y tome conciencia de que el fenómeno de los aludes es muy común en verano en Alta Montaña, y también es impredecible. Desde diciembre venimos así, con uno o dos aludes diarios. El día puede estar despejado, pero por la tarde o la noche puede haber una tormenta y, con ella, otro alud. Por eso la recomendación puntual es que quienes viajen lo hagan con abrigo, un calzado adecuado, combustible, agua y comida, para estar preparados", sintetizó Galeano.
El estado del camino
Cerca de las 17 del sábado comenzó la fuerte tormenta que dejó 20 aludes a lo ancho de la ruta internacional 7. De esas 20 avalanchas, 15 se registraron en menos de 10 kilómetros, más precisamente desde el kilómetro 1.176 en adelante (cerca de la localidad de Polvaredas), por lo que este tramo es el más dañado.
Si bien el camino ya fue limpiado por completo -sólo quedan restos de tierra y sedimentos secos en algunos sectores, mientras que al costado de la traza está el lodo seco que ya fue retirado y ha formado dos paredones-, a esa altura de la ruta se ha formado un desnivel. Por este motivo, en ese lugar (donde cayó el alud más fuerte de todos) durante todo el día de ayer hubo un grupo de gendarmes que controlaba y alertaba a los conductores para disminuir la velocidad.
"El Comité de crisis que se conformó para la ocasión actuó bien y rápido. El sábado a las 17 comenzó a llover con fuerza y a las 18 se había cerrado el paso ya. A la 1 del domingo el comité ya estaba trabajando y a las 6 había 4 helicópteros a disposición, aunque sólo uno pudo volar porque había mucho viento. La idea del helicóptero era que lleve la mercadería para quienes estaban varados del otro lado del alud, aunque finalmente no se pudo hacer y se llevó a pie", indicó Galeano.
Casi 3.500 personas quedaron atrapadas en la ruta entre el túnel internacional Cristo Redentor y el muro de barro desprendido que se acumuló en el asfalto (de Polvaredas hacia Punta de Vacas), aunque hasta el domingo a última hora se estuvo rescatando a los varados.