Con apoyo de Cristina, Boudou encabezó ayer una fría ceremonia

Fue en Tucumán y duró menos de media hora. El acto contrastó con las movilizaciones kirchneristas de otros años. El Vice saludó uno por uno a todos los miembros del gabinete ante las cámaras.

Con apoyo de Cristina, Boudou encabezó ayer una fría ceremonia
Con apoyo de Cristina, Boudou encabezó ayer una fría ceremonia

Con un acto express, que duró apenas 25 minutos y una capital tucumana que estuvo lejos del fervor y la movilización de años anteriores, el cuestionado Amado Boudou encabezó ayer la celebración por el 198º aniversario de la Independencia. En el Teatro Mercedes Sosa, frente a la Plaza Independencia, el Vice habló tan solo 11 minutos, en los que no hizo ninguna referencia a su situación judicial.

“En otros gobiernos, en otras épocas, los ministros iban a Washington a sacarse fotos en la alfombra roja; hoy tenemos ministros que van a plantear las necesidades del país, a decir ‘tenemos capacidad y voluntad de pago, pero no lo vamos a hacer a expensas del pueblo’”, dijo Boudou en un discurso con varios párrafos dedicados a la cuestión de la deuda y de la negociación con los fondos buitres.

Perón, Néstor y Cristina

El Vice acusado de haberse apropiado de la empresa Ciccone, reivindicó a Perón, a quien nombró varias veces, y abundó en elogios y agradecimientos a Néstor y Cristina Kirchner. Su tono encendido y de arenga, por momentos al borde del grito, logró levantar a las dos bandejas del pullman donde estaban los militantes pero no contagió a la platea del ex cine Plaza donde estaban los funcionarios.

Investigado también por enriquecimiento ilícito, y denunciado por “fraguar” su declaración jurada, Boudou habló de “patria libre” y se arropó con tono épico en críticas al colonialismo y a “los poderes económicos, financieros y mediáticos”.

En el escenario, varios de los ministros a los que Cristina Kirchner -ausente por su faringolaringitis-, ordenó acompañar al Vice a Tucumán, seguían el acto con caras adustas. Al ingresar Boudou al escenario y saludar uno a uno a los miembros del Gabinete, el gesto más ostensible de frialdad lo tuvo el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, quien se quedó parado, rígido, cuando se le acercó el Vice. Fue éste quien le dijo algo al oído y le dio un beso.

Con Boudou viajó casi todo el Gabinete. Las excepciones fueron los que tienen ADN pingüino y por eso, un margen de autonomía: la cuñada Alicia Kirchner, Julio de Vido y el secretario Legal y consejero cristinista privilegiado, Carlos Zannini, no fueron de la partida. Para trasladar a todos los funcionarios y sus comitivas en un solo vuelo, el Gobierno dispuso de un avión de Aerolíneas Argentinas.

El vacío del gabinete

Cristina decidió mandar a Boudou en su lugar y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, volvió a repetir ante los micrófonos que la situación del Vice “es la misma” que la de Mauricio Macri, procesado por el caso de espionaje ilegal a políticos y empresarios. Pese a este discurso -y a la clara decisión de Cristina de respaldarlo- hay un frío que pudo palparse ayer en torno al Vice. En el elenco oficial muchos consideran que el escándalo Ciccone lo ha arruinado frente a la opinión pública, más allá de cómo termine la causa judicial. “Este acto es una situación incómoda”, admitió un ministro. “Amado está angustiado, y la verdad que no sé cómo se aguanta tanta presión”, reflexionó con mirada piadosa.

Breve paso

A Boudou se le mantuvo la agenda que tenía la Presidenta -la visita a la Casa Histórica donde firmó el libro de visitantes, su rol en el acto central-.

Pero en lo que fue su aparición de mayor exposición pública desde que fue procesado por el juez federal Ariel Lijo, toda su estadía aquí duró apenas dos horas. Y su breve discurso no fue transmitido por cadena nacional.

También fue un 9 de Julio diferente porque todas las expectativas estaban puestas en la semifinal con Holanda, y las cosas se armaron para que Boudou y comitiva pudieran ver en sus casas la previa del partido.

Boudou no concurrió al Tedéum que ofició en la iglesia Catedral el arzobispo de Tucumán, Alfredo Zecca. Frente al gobernador José Alperovich y su esposa, la senadora Beatriz Rojkés, Zecca criticó a los que pretenden “construir desde el conflicto” (ver aparte). También asistieron al Tedéum el ministro de Salud, el también tucumano Juan Manzur, y el presidente de la Cámara de Diputados Julián Domínguez, con agenda propia por su precandidatura presidencial.

Hoy regresa  al Senado

Salvo que reciba un llamado a último momento desde Casa Rosada, Amado Boudou estará al frente de una sesión del Senado por primera vez desde que fue procesado por el juez Ariel Lijo. Su presencia, se prevé, generará polémica en el recinto dado que la oposición anunció que lo espera con una batería de críticas. Pero más allá de lo que suceda hoy -a partir de las 13- dentro del bloque oficialista comienza a haber preocupación y ya hay quienes advierten que su permanencia en las sesiones puede paralizar virtualmente el Congreso.

La Presidenta dio la orden de acompañarlo

La presidenta Cristina Kirchner siguió el acto por el Día de la Independencia desde la quinta de Olivos. En su entorno esperan que vuelva a la actividad oficial el viernes, un día antes de la visita del ruso Vladimir Putin. Ella misma había dado la orden de respaldar al Vice procesado por cohecho y negociaciones incompatibles con la función pública. Sin embargo, en la Casa Rosada admiten que también hay preocupación por la causa por enriquecimiento ilícito.

“Acá no hay que cambiar nada y darle continuidad a la gestión”, aseguró un alto funcionario haciendo referencia a la decisión de no soltarle la mano al Vicepresidente y el intento por imprimirle “normalidad” al día a día del Gobierno.

La tarea no es sencilla, y muchos funcionarios esquivan la foto con Boudou. En sus declaraciones, los funcionarios apelarán a la inocencia del titular del Senado y a las "desprolijidades que tiene la causa".

A pesar de lo que dirán en público, en el Gabinete admiten que están preocupados por la causa que tiene Boudou por enriquecimiento ilícito y que también lleva adelante Lijo. “Esa causa es compleja y hay muchas cosas que explicar”, señaló una fuente.

Para la oposición,  empañó el 9 de Julio

En un acto que compartieron tres de sus candidatos presidenciales de, los referentes de UNEN salieron ayer a criticar la actitud de la Presidenta de enviar en su representación a Tucumán al procesado Boudou. Todos coincidieron en que el oficialismo desvirtúa la fecha patria para hacer un acto político y más aún en este caso con la presencia del Vice como figura principal.

En este sentido el senador radical Ernesto Sanz señaló que "esta es la Argentina de la decadencia, de la injusticia, del no respeto a las leyes". A su tiempo el socialista Hermes Binner, indicó que "debemos ser una alternativa amplia que incluya a todos los argentinos". 
El acto, que reunió a unas 5.000 personas, fue el tradicional locro del 9 de Julio que realiza el Partido Socialista Popular cada año. Estuvieron los presidenciables radicales Sanz y Julio Cobos y el socialista Hermes Binner, los diputados Raúl Alfonsín y el tucumano José Cano. Por Libres del Sur, Humberto Tumini y la diputada Victoria Donda. La que pegó el faltazo fue Elisa Carrió, que se quedó en la Ciudad.

Cobos pidió trabajar "para afianzar la independencia" y agregó que "se viene una Argentina distinta, de la esperanza, la pluralidad, la tolerancia, el diálogo".

Dura homilía del arzobispo de Tucumán

El arzobispo de Tucumán, Alfredo Horacio Zecca, se lamentó en su homilía del Tedéum del Día de la Independencia -que celebró ayer en la Catedral local y al que no asistió el vicepresidente Amado Boudou- de que “en muchas oportunidades, los cristianos somos burlados, discriminados y hasta marginados del proyecto de Nación”.

Delante del gobernador José Jorge Alperovich y su esposa, la senadora Beatriz Rojkés, ambos de confesión judía, y de todo el gabinete provincial, el prelado sostuvo: “Se nos quiere relegar a la vida privada en el más estricto sentido del término descartándonos, o al menos poniéndonos dificultades, como actores de la vida pública del país”.

Zecca dio a continuación ejemplos que aclararon sus dichos: “Cuesta mucho a un médico católico practicar su profesión de un modo no reñido con sus propias convicciones”, indicó en obvia referencia a los casos de abortos no punibles ordenados por la Justicia.

“Cuesta mucho a un docente creyente no sucumbir ante corrientes pedagógicas hoy en boga que son cuestionables en su cosmovisión y que dejan poco margen a la ley natural y a la religión”, agregó.

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