Desde Pitágoras hasta nuestros días, las matemáticas han interpretado el mundo y su funcionamiento; y desde Blas Pascal hasta ahora, las estadísticas han revelado posibilidades insospechadas. Pero actualmente, los modelos de computación cada vez más avanzados están formulando pronósticos sorprendentes.
En las últimas semanas dos de esos pronósticos han asombrado por su precisión.
En primer término, uno de esos procesamientos de datos con toda posible variante alertó a los meteorólogos sobre un desastre que se avecinaba a partir de una acumulación de nubes en el Caribe. Casi una semana después, ese fenómeno climático se convirtió en la supertormenta Sandy.
Después, el estadígrafo y bloguero Nate Silver pronosticó correctamente en su computadora portátil los ganadores de todos los 50 estados en la elección presidencial. Incluso pronosticó un empate en la Florida con la eventual victoria del presidente Barack Obama, que equivale a pronosticar que una moneda lanzada al aire caerá de canto. Lo hizo en base a datos de las encuestas, cotejando sus porcentajes de acierto en el pasado y procesando 40.000 simulaciones computacionales a la vez. Después pronosticó que Obama tenía el 91% de probabilidades de ser reelegido.
En el caso de Sandy, había vidas en juego. Con la elección, lo que estaba en juego eran las reputaciones y el desprecio de algunos analistas por el valor de los modelos de computadoras.
Las matemáticas se impusieron gracias al creciente poderío de cálculo de las computadoras.
“En este caso se impuso la racionalidad”, afirmó el neurocientífico Sam Wang, de la Universidad de Princeton, quien desde el 2004 ha usado fórmulas matemáticas y datos de encuestas para pronosticar elecciones para el Consorcio Electoral de Princeton. Wang pronosticó un “ciento por ciento de probabilidades” de que ganara Obama, aunque no le acertó con la Florida. Pero Wang nota que superó a Silver en los pronósticos de las elecciones para senadores.
Dentro de poco, las computadoras podrían alertar a las autoridades de la salud dónde se propagará el próximo brote de intoxicación alimenticia, pronostica un laboratorio del gobierno.
Tom Mitchell, director de Aprendizaje Mecánico en la Universidad Carnegie Mellon, calificó las predicciones de modelos de computación basadas en evidencias históricas como “una de las tendencias más positivas que veremos en este siglo... Recién estamos en el comienzo”.
Hasta el deporte podría beneficiarse. Los A’s de Oakland, un equipo que tradicionalmente usa estadísticas de computadora para elegir beisbolistas, sorprendió a todos avanzando a los playoffs pese a ser uno de los equipos con menores salarios en el béisbol.
Los modelos de computación dicen al gobierno qué ocurre cuando estalla una bomba nuclear, ayudaron a Goodyear a fabricar un neumático mejor y a los productores de Pringles a determinar el mejor modo de impedir que las papitas fritas se resquebrajaran dentro del envase, dijo Bill Tang, director de programa de simulación del Laboratorio de Princeton de Física del Plasma.
Para poder formular predicciones en dichos modelos se requieren tres elementos: poderío computacional, fórmulas matemáticas diseñadas para reflejar la relación entre causa y efecto en el mundo real, y la formulación en números de las condiciones actuales que puedan usarse en fórmulas.
Los expertos alimentan la computadora con datos de las condiciones actuales en fórmulas que dicen que si ocurre X e Y, entonces producirán Z. A partir de allí, las computadoras operan esas simulaciones de las posibilidades una y otra vez, con ligeras variantes. La clave consiste en detectar lo que ocurre más frecuentemente y por qué. No es una predicción infalible, sino que desgaja el futuro en probabilidades.
“Esencialmente consiste en solucionar ecuaciones demasiado complicadas para solucionar con lápiz y papel”, resumió Andrew Weaver, experto en simulaciones climáticas en la Universidad de Victoria en Canadá.