Compras en el exterior: lo negativo y lo positivo

Cada día es mayor la cantidad de argentinos que realizan sus compras en el exterior movidos por las diferencias en el tipo de cambio. Especificar cuáles son las alternativas para que nuestra economía no resulte perjudicada, es una responsabilidad de todos

Compras en el exterior: lo negativo y lo positivo

El domingo 23 de abril el suplemento "Economía" de nuestro diario publicó un interesante estudio de la compras de argentinos en exterior, específicamente de residentes en nuestra provincia en Chile, realizado por la Consultora Reale-Dalla Torre. Una encuesta, al igual que otros datos estadísticos, posibilita su análisis desde distintos puntos de vista. La complejidad e importancia del fenómeno presentado por la Consultora y las opiniones y comentarios recogidos en la nota, incitan a realizar algunas reflexiones.

Conviene recordar antecedentes de situaciones similares, fenómeno que no tiene nada de nuevo. Ya en las últimas décadas del s. XIX y en la primeras del s. XX los sectores más pudientes realizaban sus compras en viajes al exterior, especialmente Europa. Indumentaria, calzado, equipamiento para el hogar, obras de arte, libros. Pasada la II Guerra Mundial, reconstruida Europa, se reiniciaron los viajes, favorecidos ahora por el creciente transporte aéreo.

En la década de los ´70 del s. pasado los viajes de compras al exterior se hicieron mucho más numerosos, sobre todo de residentes en Buenos Aires. Atraídos por las ventajas que ofrecía Miami, los viajes se popularizaron, para realizar compras para sí y para revender (con buena diferencia) entre las relaciones sociales, o en boutiques propias o de amigos. Estimulados por el dólar barato, compra libre, del "Proceso" surgió el conocido "deme dos".

¿Qué hay de nuevo entonces en el fenómeno actual? Varios aspectos interesantes. Uno: el "descubrimiento" por los residentes en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y otras provincias litorales del fenómeno Chile. Obviamente conocido por los mendocinos de hace al menos 40 años. Otro: las facilidades para viajar y comprar, que lo tornan un hecho masivo. Santiago está mucho más cerca que Miami y es muy atractivo.

Otros aspectos de interés para reflexionar son los aspectos cuantitativos del fenómeno, las causas y razones de quienes viajan, entender por qué hay tal diferencia de precios relativos entre Argentina y Chile. En los aspectos cuantitativos llama la atención, para quien analiza el fenómeno con criterio económico, que la proporción de residentes en Mendoza que viajan a realizar compras, es muy alta, comparada con cualquier situación similar del pasado.

Según los datos de la encuesta que, es de suponer se trata de porcentajes sobre el total de la población, implica que unas 730.000 personas lo hacen. Más llamativo aún cómo se compone el porcentaje de los que viajan, según la publicación. Un 22% (unas 400.000 personas) lo hace una sola vez por año; un 12% (215.000 personas) dos veces al año; y un 7% (127.000 personas) compra frecuentemente en el exterior.

Estos números no son irrelevantes. Dejemos de lado la absurda, o simplemente mentirosa respuesta de quienes dicen que los ingresos no les alcanzan para llegar a fin de mes y viajan a Chile. ¿Alguien les da créditos para comprar? Tratemos de modo muy tentativo de cuantificar las compras, aunque lamentablemente la encuesta parece no haber indagado en cuánto compran los viajeros.

Algunas informaciones publicadas el año pasado dicen que el promedio de gastos en Chile está por encima de U$S 400 por persona, número razonable a primera vista, teniendo en cuenta la franquicia y el impuesto sobre el excedente. Eso daría un monto de compras en Chile por residentes en Mendoza del orden de U$S 300 millones anuales, cifra que en términos económicos luce plausible. ¿Esto es mucho o es poco? Depende de la óptica con que se mire. Pero para tener una idea en términos relativos digamos que en 2016, Argentina exportó a Chile por U$S 2.297 millones e importó por U$S 689 millones, con un amplio superávit. Relacionando las compras con las importaciones, equivalen a un 43% del total importado.

¿Es el atraso del tipo de cambio la causa? Puede serlo en mínima parte como lo dice el presidente del BCRA. Pero si producto cuesta en Chile la mitad o menos que aquí es evidente que nadie puede sostener que deberíamos tener un dólar a        $ 30/35 para equiparar precios. El problema está en otro lado.

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