Comprar ropa cuesta hasta 7 veces más que fabricarla

Producir una prenda en el país tiene un costo muy inferior al precio final al que se vende. Se debe a un circuito tributario y de intermediarios que hace que vestirse sea tan caro.

Comprar ropa cuesta hasta 7 veces más que fabricarla
Comprar ropa cuesta hasta 7 veces más que fabricarla

Para entender mejor la situación, lo más práctico es recurrir a un ejemplo sin ahondar en marcas ni prendas especiales. Tomemos como referencia un pantalón de jean de una marca premium, de esos que se pueden conseguir en cualquier local céntrico o en los shoppings: su costo total de fabricación (que incluye materia prima, confección directa -corte y costura- e indirecta -lavado y empaque- y ganancias del confeccionista, entre otras cosas) asciende apenas a $ 130. Entonces, surgen las preguntas inevitables: ¿por qué ese pantalón se exhibe en vidriera a un precio que difícilmente baja los $ 600? ¿Se está quedando el comerciante con esos casi $ 400 de diferencia?

Si hay que responder al segundo de esos interrogantes, la respuesta es no. Y con respecto a la primera pregunta, tiene que ver con que en el país casi 85% del precio final de cualquier prenda de vestir no tiene que ver con la elaboración de la misma, sino que se reparte entre el desarrollo de la marca, el desarrollo comercial y financiero y -finalmente- impuestos.

“Los comercios que funcionan dentro de la legalidad, y a los que se le exige todo lo que hay que exigirles, tienen que pagar 42% de carga previsional por sus ventas, más el royalty para poder comercializar la marca (que es entre 20 y 30% más), más los aportes a los empleados, más $ 160 mensuales por el uso del posnet, más la publicidad para venderlo, más el transporte.Y, claramente, la ganancia que cualquier comerciante necesita para vivir.

Por eso se entiende que el costo final sea mucho más alto que el de producción”, destacó Alberto Minzer, presidente de la Cámara Empresaria de la Ciudad de Mendoza (Cecitys), quien -una vez más- disparó contra los mercados persas o ferias como La Salada que no cumplen con estas exigencias.

Por otro lado, tanto Minzer como los comerciantes y compradores consultados por Los Andes celebraron el plan oficial Ahora 12, que incluye al rubro textil y permite financiar la compra de ropa a 12 meses. “Ha sido una buena medida y ha hecho traccionar otros mercados.

En fechas claves como comienzo de temporada o fin de año se nota lo positivo de la medida”, destacó Mauricio Bonaceto, responsable comercial del local de Legacy ubicado en el microcentro.

No obstante, reconocen que hay marcas que están sobrevaluadas solamente por el nombre, aunque resaltaron que están desapareciendo.

Circuito extenso

En un informe desarrollado por el sitio iProfesional.com, se analiza en detalle a todos los intermediarios -personas físicas y no- que inciden en el precio de una prensa y llevan a que la diferencia sea tan amplia entre el valor virgen (del producto recién confeccionado) y el precio final (cuando sale a la venta para el público).

De acuerdo a este informe, el precio final puede -en ocasiones- llegar a multiplicarse por 7, llegando el pantalón mencionado anteriormente, que tuvo un costo de fabricación de $ 130, a un precio de venta de $ 900.

En detalle, dentro de esos $ 130 ya están incluidos la materia prima, el transporte y seguro de la mercadería y las ganancias de quienes lo confeccionaron. El informe grafica que el primer incremento en el precio por fuera de la fábrica llega en el momento en que se decide comercializar el pantalón en un local de una firma conocida. En ese caso, haciendo una cuenta rápida, habría que sumarle otros $ 175 en concepto de “gastos de marketing unitario y la propia ganancia de la compañía” (ver infografía). Pasando en limpio, ya el primer incremento duplica el precio del pantalón original.

De En el camino se sumarían otros $ 280 (siempre hablando por unidad) por “gastos comerciales y de ocupación” (el proporcional del costo del alquiler del local de ventas) y luego otros $ 72 pesos por “cargos financieros”.

El encarecimiento llega a su punto final con los impuestos, que inciden 27% en el precio final y suman $ 240 pesos (casi el doble de lo que costó fabricar en un primer momento el pantalón). Así es como se llega al cálculo final de que un jean de primera marca que costó $ 130 fabricarlo termina en  la vidriera o estante de un shopping exhibido a $ 900.

No obstante, Bonaceto (de Legacy) resaltó que en Mendoza, por lo general, no llega a ser tan grande la diferencia entre el precio de producción y el de venta, al tiempo que se explayó -desde su experiencia y conocimiento- en el detalle de los valores agregados y las diferencias sustanciales con aquellos comercios a los que consideró como “ilegales”.

“Un pantalón que costó $ 130 en su producción -sin transporte- puede llegar a tener un precio final de $ 500 o $ 600, no más. Hay que tener en cuenta todos los agregados que inciden en el valor. Por ejemplo, el transporte incluye el flete y el seguro, y tiene una incidencia de 11% en el precio final. La compra por tarjeta de crédito se lleva 13%. Además, a eso hay que sumarle la gran presión tributaria que hay y que lleva a que actualmente no puedan pasar 30 días sin pagar los aportes del empleado”, indicó el comerciante mendocino.

A esos ítems se le suman los agregados por Minzer (de la Cecitys), que son 42% de carga previsional, los royalties por poder comercializar la marca en un negocio (cerca de 25%), el uso de posnet para compras con tarjetas y la diferencia por la hora de trabajo pagada de acuerdo a lo establecido por ley. “En el comercio ilegal se está pagando $ 22 por hora, y en negro. En tanto, en los locales que trabajan bien está en $ 38. Esos $ 16 de diferencia, al igual que las exigencias, también inciden en que sea más barato comprar en el mercado ilegal”, indicó.

Contra los "informales"

“El negocio informal no ayuda y nos empuja a una competencia desleal. Porque a mí, como comerciante, me exigen tener matafuegos, luces de emergencia y el código de la AFIP pegado en el local. En cambio, en los locales informales cuando se detecta que no entrega factura o no cumple con alguno de los requisitos, se los multa. Pero después esa persona abre el local a nombre de otra sociedad anónima y se la autoriza. Este gobierno se ha dedicado a dejar crecer el negocio irregular, entonces no sorprende encontrar en La Salada un pantalón a $ 100, cuando en otro lado pagás $ 400”, sintetizó el presidente de la Cecitys, reclamando un freno a estos locales.

Para Bonaceto, en tanto, más allá del incumplimiento de todo el sistema tributario y regular que se produce en este mercado ilegal, no hay comparación entre los productos comercializados en los locales de marca y los otros.

“Hay una diferencia notable de calidad. Tal vez la lona es la misma, pero además de tener todas las cargas sociales, aportes tributarios y sueldos en blanco, la garantía no es la misma. En La Salada encontrás un jean a $ 400, mientras que un Levi’s original sale $ 800. Teniendo en cuenta el equilibrio entre producto y precio, no es tan dispar la diferencia entre un producto de primera y otro de segunda”, destacó el dueño del negocio Legacy.

"Ahora 12" y las diferencias con el exterior

El programa “Ahora 12” fue lanzando en 2014 y permite comprar los jueves, viernes, sábados y domingos en 12 cuotas sin interés con tarjeta de crédito. El beneficio contempla distintos rubros, entre ellos el textil y precisamente en éste ha tenido mucho éxito.

“El Ahora 12 nos ha ayudado y servido un montón, la gente está comprando más”, destacó el titular de la Cecitys, Alberto Minzer. En la misma sintonía, el responsable de Legacy en el microcentro, Mauricio Bonaceto, valoró el programa. “Incide muchísimo en fechas claves -comienzos de temporada, fin de año-, pero después se desinfla por momentos, como pasa con todo. Igual ha sido una medida muy buena”, indicó, aunque aclaró: “El interés de 10% por la compra con tarjeta de crédito no lo paga el cliente, pero sí el comercio”.

Otro detalle para nada menor tiene que ver con que, aún con el “Ahora 12”, para muchos argentinos sigue siendo más beneficioso comprar en países limítrofes, a pesar del 35%. “Muchos mendocinos compran en Chile o en Brasil. A eso se le suma que Argentina se ha quedado con un dólar caro”, explicó Minzer.

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