Comprar un kilo de manzanas o de carne con tarjeta de crédito y en tres cuotas es posible en Argentina, donde comerciantes impulsan la modalidad otrora reservada a artículos de lujo, para frenar la caída de ventas ante una inflación de 40% que no da tregua ni a los bomberos.
"Los sábados 20% de descuento y tres cuotas sin interés", reza un cartel en la entrada de una verdulería de Villa Crespo, un barrio de clase media y trabajadora de la capital argentina.
A juzgar por la fila de clientes que espera en la puerta este miércoles, la idea fue todo un éxito.
El precio de los alimentos se ha ido a las nubes en este país uno de los principales productores a nivel mundial.
Sin estadísticas oficiales, que se encuentran bajo proceso de revisión, las consultoras privadas ubican la inflación en torno al 40% y el rubro alimentos es uno donde más se siente.
El gobierno de Mauricio Macri impulsó bruscas subas de tarifas de servicios esenciales, como agua, electricidad, gas, telefonía y transporte que van del 100 al 900%, con el argumento de que las tarifas estaban retrasadas. También autorizó incrementos en combustibles que desde enero ya acumulan subas del 30%.
Cinturón apretado
Las cámaras empresarias estimaron que la caída del consumo fue del 6,6% en abril en relación a igual mes del año pasado.
Como paliativo, el gobierno relanzó un programa de precios acordados en productos básicos de la canasta alimentaria que estuvo vigente en los últimos años del gobierno de centroizquierda de Cristina Kirchner (2007-2015).
Ayer, asociaciones de consumidores promovieron una jornada de boicot a la compra en supermercados, como protesta ciudadana ante el alza de los precios.
Frente a los aumentos de precios los argentinos inspiran hondo y aprietan el cinturón. En el rubro alimentos retrajeron las compras un 2,3% en el primer trimestre de 2016 respecto al año pasado. La baja de abril fue de 3,6% (interanual), según estudios privados.
Empresarios frigoríficos alertaron sobre una caída de 10% en el consumo de carne, en un país donde el "bife" supo ser un clásico de la mesa familiar.
En Lanús, en las afueras de Buenos Aires, también hay carnicerías que ofrecen financiar las compras con tarjeta, en varias cuotas y con descuentos en días especiales.
El kilo de los cortes más populares tiene un precio promedio de 150 pesos.
"Ofertas: pocas....se fue todo a la mierda", reza un cartel en la puerta de un comercio que vende quesos y fiambres, otro de los productos frescos que sufrió fuertes aumentos.
Todos por igual
Pero las penurias por las subas de los precios llegan a todos los bolsillos.
La estación de bomberos voluntarios de Bernal (periferia sur de Buenos Aires) lanzó un pedido de auxilio ante la imposibilidad de afrontar el pago de la factura de electricidad frente un incremento del 800%.
"El servicio público de bomberos tiene que tener una exención, un subsidio, las bombas, los compresores dependen de la electricidad", dijo Natalia Messina, coordinadora de la estación.
Según relató a la televisión, la estación ya "recibió el aviso de corte" de energía eléctrica ante la imposibilidad de pago de la factura "que pasó de 1.000 pesos a 8.000" el bimestre.
También el costo del combustible es un dolor de cabeza para los bomberos.
"En los 103 rescates realizados en los últimos meses se gastaron 3.900 litros de combustible y junto con la luz, el gas y el teléfono, lo tenemos que pagar como cualquiera", se quejó.
En Rosario, un comercio colgó un letrero para explicarle a sus clientes por qué bajó las persianas definitivamente: "Ante el brutal incremento de los servicios, 500% de luz, 300% gas, 200% transporte y ++, este comercio cierra sus puertas al gran pueblo argentino salud".