Compostela: caminar junto a Santiago

Hay tantas rutas como peregrinos. Los motivos también son diversos para emprender una caminata que depara esfuerzo físico, mente abierta y corazón aguerrido.

Compostela: caminar junto a Santiago

"Europa se hizo peregrinando a Santiago de Compostela" habría sentenciado Goethe y aunque para algunos esta frase no es atribuible al escritor alemán, eso no le quita veracidad. Y es que, desde el momento en que se encontraron los restos del apóstol en la Edad Media, los peregrinos comenzarían a andar desde los puntos más remotos del Viejo Continente, para rendir homenaje a las reliquias del apóstol -hermano del discípulo más amado de Jesús- dando inicio, sin saberlo, a una tradición que lograría sobrevivir siglos y cuya práctica se mantiene renovada por su constante reiteración, hasta nuestros días.

Los orígenes

Para poder entender las peregrinaciones medievales que dieron origen al Camino de Santiago, es necesario remontarse a la tarea evangelizadora que el apóstol llevó a cabo en tierras de la Hispania romana, donde comenzaría predicando en el sur, para más tarde desplazarse hacia territorio portugués y, finalmente, a Galicia, donde concluiría su apostolado hispano con el descubrimiento de la Virgen del Pilar. Sin embargo, Santiago volvería al Cercano Oriente donde continuaría predicando el Cristianismo, hecho que en tiempos de Herodes Agripa se pagaba con la vida misma. Tras su martirio, dos discípulos robarían su cuerpo para darle una correcta sepultura.

Como en toda historia existen diferentes versiones. Algunos dicen que al llegar a Galicia, al bosque Libredón, los bueyes se negaron a continuar; mientras otros dicen que se trató de una tormenta, que obligó a sus discípulos a buscar resguardo en tierra firme. De una u otra forma, lo cierto es que los restos de Santiago serían sepultados en tierras gallegas y descubiertos ocho siglos más tarde por un ermitaño, quien daría aviso al obispo de Iria el que, a su vez, avisaría al rey Alfonso II. A partir de allí, las peregrinaciones a las reliquias y los milagros notables, supondrían un hecho que permitiría la unificación de la región y posteriormentede toda España y Europa -a la que se conoció, hasta el surgimiento de los Estados nacionales, como "La Cristiandad"- bajo la cruz del apóstol al que el Señor llamó una vez "Hijo del Trueno".

A continuación lo que tiene que saber el peregrino moderno antes de emprender su propia travesía.

Santiago y sus caminos

Existen tantos senderos que llevan a Santiago de Compostela, como peregrinos. No en vano el dicho popular reza que "el camino empieza en la puerta de casa" y eso no significa que desde ese punto se emprende la caminata sino que supone que cada uno lo inicia donde desea. Después de todo es un viaje personal y no hay un único punto de partida. En la senda jacobea conocí peregrinos que comenzaron su andar en Galicia, otros en Francia y hasta un chico que, desde Austria, tardó tres meses y medio para llegar a la famosa Catedral gallega …   Como dicen los españoles, para gustos, colores.

Sin embargo, más allá del inicio que cada uno decida, quien quiera emprender esta aventura debe tener en cuenta que existen diferentes sendas, que las prácticas peregrinas han oficializado y -entre ellos- destacan las siguientes:

Camino francés. Esta ruta, que tiene su inicio en el pueblo francés de Saint Jean Pied de Port, se ha convertido en el sendero de peregrinación por antonomasia, ideal para caminantes primerizos ya que, al ser la más popular, también es la que se encuentra más desarrollada en cuanto a infraestructura, desde señalización hasta albergues, puestos de agua o restaurantes.

Su gran tradición histórica hace posible conocer, a lo largo de los casi 780 kilómetros que posee esta ruta, una amplia variedad de iglesias, templos y monasterios de belleza única, así como también infinidad de monumentos jacobeos que terminan por completar el sublime paisaje que ofrece la naturaleza, a lo largo de las provincias de Navarra, La Rioja, Burgos, Palencia, León, Lugo y La Coruña.

Pero si no está dispuesto a hacer esta ruta en su totalidad, a no preocuparse; se puede realizar en etapas, cada una de las cuales ofrece sus propias postales y todas, sin duda, valen la pena.

Camino portugués. Diferentes rutas unen al país luso con Santiago de Compostela, aunque la más popular es la que parte de Oporto y posee una extensión de 240 kilómetros. Sin embargo, ubicado en la frontera de ambos países, el pueblo de Tui es cada vez más popular como punto de partida del camino portugués y la exigencia media o baja de sus etapas lo hacen ideal para todo tipo de estados físicos.

Debe mencionarse también que, a partir de Tui, mejoran señalizaciones y existe una oferta más amplia de albergues, lo que lo ha convertido en uno de los senderos con más afluencia luego del francés.

Camino del norte. Éste parte desde Irún en la costa cantábrica, alterna zonas más pobladas o turísticas, como pueden ser San Sebastián, Santander o Bilbao, con otras, donde la belleza natural de la región con su verde intenso, sus bosques y sus acantilados, se muestra en toda su expresión. En su totalidad posee alrededor de 760 kilómetros.

Durante los primeros años de peregrinación, fue uno de los senderos más transitados y, como huella de su antigua popularidad, pueden verse monasterios o antiguos hospitales para peregrinos. En nuestros días se ha convertido en una alternativa al camino francés, ya sea por la masificación de éste o para quienes realizan la travesía por segunda vez. Debe tenerse en cuenta que posee una infraestructura diferente y, a veces, desigual entre sus trayectos, por lo cual es mejor informarse de antemano de lo que ofrece cada etapa.

Camino primitivo. Esta ruta une Oviedo con Santiago de Compostela y atraviesa las regiones de Asturias y Galicia en sus 315 kilómetros de extensión. Con un paisaje montañoso donde predomina la soledad, para muchos es la ruta más dura y con más exigencia física. Ésta es la travesía que realizó Alfonso II de Asturias en el siglo IX.

Dormir en el camino. Con el resurgimiento que ha tenido la ruta jacobea, hubo una proliferación de albergues, donde los hay tanto públicos (dependen del gobierno, la noche ronda los 8 euros aproximadamente, aunque no pueden reservarse plazas con antelación) como privados (pueden hacerse reservas, en algunos casos se ofrecen habitaciones privadas y el precio suele aproximarse a los 15 euros).

A lo largo de su ruta, el peregrino se encontrará con albergues de los más variados: los hay mejores y peores, más limpios o más desordenados, más tranquilos o más bulliciosos ¿La recomendación? Como dice el dicho popular "el peregrino no exige, agradece" y para hoteles cinco estrellas están los all inclusive, no el Camino de Santiago.

También debe tener en cuenta la época del año en que se va a realizar la caminata. Durante el verano -temporada alta de esta travesía- mejor reservar de antemano los hospedajes para no quedarse sin plaza. Durante el resto del año, informarse de cuáles son los que están abiertos, ya que no todos trabajan los 12 meses.

El Camino en cinco pasos

1 Menos es más. Al momento de armar la mochila, dejar el "por las dudas" de lado y centrarse sólo en lo indispensable. A saber, llevar lo mínimo de ropa, envases pequeños para los productos de higiene personal y de llevar guía, fotocopiar las etapas que se van a hacer, para no llevar peso de más.

Algunos tips: Elegir ropa de secado rápido, que no sólo se pueda lavar fácilmente cada día sino que también se seque más rápido en caso de lluvia. También tener en consideración que la zona de Galicia es popular por sus aguaceros por lo cual se recomienda llevar impermeable y protección para la mochila.

Llevar una mochila de costuras fuertes, con hombreras acolchadas, refuerzo en la zona lumbar y correas ajustables en el pecho y la cintura. Su peso no debe superar el 10% del corporal.

2 Mejor prevenir que curar. Al momento de organizar y planificar el Camino de Santiago, mejor investigar primero: rutas, albergues, clima, etapas. Diferentes guías, blogs y webs ofrecen información y nada como la experiencia, en primera persona, para que el peregrino se prepare.

La guía Eroski (caminodesantiago.consumer.es) y Gronze (www.gronze.com) ofrecen excelentes aproximaciones e información para ayudar a armar el viaje.

3 Pies para qué los quiero. Sea cual fuera la distancia que se vaya a recorrer, si se hace el Camino andando, demás decir que lo que más se deben cuidar son los pies.

En este sentido, el calzado no es un punto menor. Se recomienda usar unas zapatillas o botas que sean cómodas y ya hayan sido usadas, tengan suelas con agarre, sean livianas y, de ser posible, su altura supere el tobillo para evitar torceduras y siempre tener otro par, por cualquier emergencia.

Sin embargo, tan importantes como el calzado resultan las medias. Mejor evitar las que sean de algodón y elegir un material de fibra sintética que mantenga el pie seco, ya que la transpiración es garantía de ampollas.

Un tip: Para evadir ampollas, se pueden untar los pies con vaselina antes de empezar a caminar cada jornada. De esa forma, la media resbala y se evita que el pie roce todo el tiempo con una misma parte del calzado. También se aconseja usar las medias al revés para que las costuras no produzcan heridas, o sin costuras.

4 Es un camino, no una carrera. Cada uno tiene sus razones para hacer el camino, ya sean deportivas, culturales, religiosas o personales. No importa cuál sea el caso, mejor no perder de vista que se trata -justamente- de un camino y no de una carrera.

Aquí es más importante el recorrido que la meta. Permitirse el tiempo para disfrutar de las postales que ofrece la travesía, conversar con locales y peregrinos, conocer los pueblos y sus paisajes. Terminar una hora antes o después la etapa, carece de importancia.

5 La Compostela. Éste es el nombre que recibe la acreditación de peregrinación a la tumba del apóstol Santiago. Para conseguirla, es necesario hacer el recorrido por motivos espirituales o religiosos.

Además, hacer a pie o a caballo los últimos 100 kilómetros o 200 si se hace en bicicleta. Para lograr la acreditación, se debe sellar la "credencial del peregrino" -una libreta que se ofrece al principio del recorrido- en los lugares por los que se transita, como albergues, iglesias, monasterios, bares, restaurantes.

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