El complicado panorama ganadero

Los productores ganaderos aseguran que sufren en su actividad los mismos inconvenientes que los que afectan al resto de los sectores económicos inmersos dentro de las economías regionales. Las autoridades deben actuar en consecuencia porque se trata de un

El complicado panorama ganadero

La reciente realización de la fiesta de la Ganadería de Zonas Áridas, realizada días pasados en General Alvear, determina la necesidad de que las autoridades del área que corresponde profundicen las gestiones a los efectos de lograr superar los inconvenientes que actualmente afectan al sector.

Problemas que no tienen relación con la responsabilidad que les cabe a los funcionarios locales, porque es mucho lo que se ha hecho, pero que no hacen más que ratificar que la ganadería sufre los mismos inconvenientes que el resto de las actividades de las economías regionales.

El crecimiento exponencial de la superficie implantada con granos, especialmente de soja, en la Pampa Húmeda, ha determinado en los últimos años que la actividad ganadera se traslade hacia las zonas marginales y de secano. Una situación que no sólo se da en la Argentina, sino que se da cada vez con mayor asiduidad en otros países, como sucede en España o en México.

En ese marco, en Mendoza se está dando un interesante proceso de incremento de la ganadería, tomando como base que el secano cubre un 65% de la superficie provincial la que presenta a la ganadería como única actividad productiva.

Para favorecer esa posibilidad de explotación, Mendoza cuenta desde 2006 con un Programa Provincial de Fomento Ganadero, mientras por otro lado se procedió a la creación del Fondo Permanente de Asistencia a Productores Ganaderos afectados por inclemencias climáticas en zonas de secano, mientras más recientemente fue aprobada una ley que regula las condiciones y el funcionamiento de los feed lot, que permitió cubrir un vacío legal y que permitirá el desarrollo de ese tipo de emprendimientos, cerrando así el círculo de la actividad.

Debe recordarse que Mendoza, por su propia condición climática y por las características del suelo no era una zona para el engorde del ganado vacuno, el que estaba centralizado especialmente en la Pampa Húmeda.

Con ese apoyo y con un fuerte iniciativa privada, la ganadería bovina se desarrolló con fuerza en el Sur de la provincia, especialmente en San Rafael y en General Alvear y en los últimos años se ha trasladado, también con un crecimiento interesante en otros departamentos, como La Paz y Santa Rosa.

Paralelamente se está implementando un proceso de transformación en zonas que poseen un elevado riesgo climático para la agricultura o que están abandonadas, calculándose que existen más de 100 mil hectáreas en esta última situación.

De acuerdo con un informe proporcionado por la Dirección de Ganadería, Mendoza tiene un stock de 520 mil bovinos, de los cuales 296 mil son vientres en producción que producen unos 150 mil terneros anuales.  En lo que hace al ganado caprino, hay en Mendoza más de 673mil cabezas.

Sin embargo y pese a esa realidad interesante, aparecen problemas como los denunciados por los dirigentes del Sur, quienes señalan  que el sector vende a los mismos precios que hace tres años mientras los costos han subido en forma permanente, asegurando entonces que “el negocio se ha achicado porque los márgenes de rentabilidad han disminuido. Así entonces -dicen- se ha producido una caída en las inversiones y en infraestructura”. Plantearon que se normalice el incentivo estatal para la retención de vientres, en la búsqueda de reponer el stock que se perdió en los últimos años por la sequía y los bajos precios.

El año pasado, durante una visita que el titular de Ganadería realizó al Sur provincial, señaló que un 50% de la carne vacuna que se consume en Mendoza -ingresan unos 300 mil novillos faenados por año desde otras zonas del país- podría producirse en  nuestro territorio, mientras un informe actual de la Dirección de Ganadería destaca que sólo entre un 6 y un 7% de la faena es de producción propia.

Si se alcanzan o no los objetivos propuestos por las autoridades será el tiempo el que lo determine. Por de pronto, es necesario profundizar la búsqueda de soluciones a los inconvenientes que están planteando los productores.

No debe olvidarse que el incremento de esa actividad económica resulta fundamental , en razón de que conforma una alternativa económica válida para miles de productores en el vasto y árido territorio provincial.

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