La "Great Wine Capitals", creada en 1999, es una red de ciudades que se relacionan entre sí por su desarrollo vitivinícola y gastronómico. Además de nuestra provincia, las ciudades que conforman este tejido de influencia económica y también cultural son Adelaida (Australia), Bilbao (España), Burdeos (Francia), Lausana (Suiza), Maguncia (Alemania), Porto (Portugal), San Francisco (Estados Unidos), Valparaíso (Chile) y Verona (Italia).
Sin embargo, hay algo que diferencia a Mendoza del resto de las "Wine Capitals", más allá de la calidad de sus vinos y las características propias del terruño. Se trata de la inestabilidad económica en la que desarrolla su negocio.
Argentina cerró el 2019 con una inflación anual de 53,8%, porcentaje que se posicionó como una de las peores marcas en los últimos 30 años. La presión impositiva, el tipo de cambio y las tasas de financiamiento, también dificultan la producción y la llegada a los mercados internacionales. Sus pares, en cambio, cuentan con inflaciones acumuladas que van desde 0,156 % (Suiza) hasta el 3% (Chile) de acuerdo a los Índices de Precios al Consumidor (IPC) medidos por organismos oficiales y economías mucho más estables. Surge así la incógnita de cuáles son las claves de la industria local para defender su competitividad en los mercados internacionales.
La mirada de la producción
José Zuccardi, presidente de la Unión Vitivinícola Argentina, analizó este escenario y explicó: "Mantener la competitividad pasa fundamentalmente por el tipo de cambio. La relación peso-dólar debe ir acompañando a la inflación".
El titular de la Bodega Familia Zuccardi, agregó: "Un punto importante para lograr competitividad son tasas de interés razonables para poder financiarse. Esas son las dos variables a tener presentes para permitir que las exportaciones crezcan", destacó.
En tanto, Patricia Ortiz, presidente de Bodegas de Argentina, explicó: "Tanto la inflación como la presión tributaria están haciendo que -otra vez- perdamos competitividad en los mercados del exterior. Todavía con un tipo de cambio alto podemos manejar esta situación, pero vemos con bastante preocupación como los márgenes se van achicando".
La psicóloga social y propietaria de Bodega Tapiz, al detallar las particularidades de este escenario económico realizó una comparación: "volvemos a ver una película que ya vimos, donde se perdieron ventas en el segmento de U$S 44 la caja en el ingreso a los mercados internacionales. Tenemos que evitar perder presencia en los segmentos más bajos".
“Esperamos que la inflación desacelere, porque estamos atados al tipo de cambio. Queremos controlar nuestros costos y poder planificar estratégicamente nuestras inversiones para crecer y abastecer a otros mercados”, analizó Patricia Ortiz.
Por su parte Nicolás Vicchi, gerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), agregó: "la inflación se traduce en el aumento de los costos de insumos a lo largo de la cadena de la industria y en la disminución de los ingresos del productor. Esto tiene también un efecto en el ámbito del consumo, porque el vino tiene un 75% del mercado interno y estamos relacionados directamente a la situación económica del país".
En cuanto a la presión tributaria, Vichi señaló que este es un tema de reclamo permanente de todo el sector al gobierno nacional. "Estamos presionados por impuestos que equivalen al 45% del valor entre los distintos eslabones de la producción", detalló el gerente de Acovi.
Vicchi señaló por último que la lógica ha sido siempre pedir en el ámbito de la competitividad internacional reglas claras que permitan proyectar -a largo plazo- las negociaciones y mercados. "Esto no solo apunta a lograr acuerdos de beneficios arancelarios con países consumidores, sino a contar con políticas perdurables", apuntó.