Comparan el caso Gibraltar con Malvinas y hubo revuelo

Un político inglés dijo que Theresa May no vacilaría en enviar una fuerza militar para defender la soberanía del Peñón. Desmentida.

Comparan el caso Gibraltar con Malvinas y hubo revuelo

Tras la activación del proceso del “Brexit”, el pasado martes, las relaciones entre Gran Bretaña y España registraron una escalada de tensión a causa de Gibraltar, un peñón situado en el extremo sur de la Península Ibérica cuya soberanía reclama Madrid a Londres desde hace tres siglos.

La caja de los truenos fue abierta el fin de semana por el ex dirigente del Partido Conservador británico Michael Howard al comparar Gibraltar con las islas Malvinas, hasta el punto de que el Gobierno británico tuvo que descartar ayer una eventual acción bélica.

La ocupación militar ordenada por la dictadura argentina del archipiélago en 1982 llevó a la entonces “premier” de Gran Bretaña, Margaret Thatcher, a desplegar allí a sus tropas, dando lugar a una guerra que terminó con la rendición argentina.

En una entrevista a la cadena Sky News, Howard aseguró que la actual primera ministra británica, Theresa May, estaría dispuesta a tomar una decisión similar por mantener la soberanía de Gibraltar.

“Hace esta semana 35 años, otra primera ministra envió una fuerza militar al otro lado del mundo para defender la libertad de otro pequeño grupo de personas británicas contra otro país de habla hispana y yo estoy totalmente seguro de que nuestra actual primera ministra mostrará la misma determinación en la defensa del pueblo de Gibraltar”, dijo.

Downing Street lo descartó de plano. “Eso no va a pasar”, dijo ayer un portavoz. “Lo que Lord Howard estaba intentando plasmar es la determinación que tendremos para proteger los derechos de Gibraltar y su soberanía”, añadió.

La propia May se manifestó ayer al respecto durante una visita a Jordania, cuando le preguntaron si podía descartar una guerra con España. “Siempre es mejor dialogar que guerrear”, dijo citando una famosa frase del ex premier Winston Churchill. “Lo que estamos haciendo todos los países europeos en la Unión Europea es sentarnos y hablar”, dijo a la prensa. “Vamos a hablar con ellos para llegar al mejor acuerdo posible para Reino Unido y el resto de los países, España incluido”.

Las palabras de Howard causaron estupor en el Gobierno de Mariano Rajoy. “Creo que alguien en el Reino Unido está perdiendo los nervios y no hay ninguna base para ello”, señaló ayer el ministro español de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis.

Este cruce de declaraciones fue el momento culminante de una escalada verbal que arrancó a raíz de la decisión de los líderes de la Unión Europea (UE) de rechazar el estatus especial que el Gobierno de Gibraltar pedía para poder mantener abierta su frontera con España una vez que Gran Bretaña salga de la región. Y no sólo eso. También otorgaron a España poder de veto sobre cualquier decisión sobre las relaciones futuras entre la UE y Gibraltar, de modo que ningún acuerdo con Gran Bretaña se aplicará al Peñón sin un pacto con Madrid, según el borrador presentado el viernes por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Howard no fue el único en alzar su voz contra la decisión de los líderes de la UE. El ex ministro británico Norman Tebbit propuso que Gran Bretaña apoye el movimiento independentista de Cataluña, uno de los principales desafíos internos de Rajoy, y que defienda sus reivindicaciones en Naciones Unidas (ONU).

Ayer, el ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, aseguró en Bruselas que “la soberanía de Gibraltar no ha cambiado y no va a cambiar”, mientras que el ministro británico de Defensa, Michael Fallon, dijo que Reino Unido la protegerá "hasta el final".

En plena tensión, la UE hizo un llamamiento a la calma: “La Comisión Europea se pone del lado del diálogo y la cooperación, que es nuestra manera de hacer las cosas”.

Roces por décadas

Gibraltar, donde viven unas 30.000 personas, es motivo habitual de roces entre España y Gran Bretaña desde hace décadas. El pasado junio, el “sí” de los británicos al Brexit fue recibido por España como una oportunidad para avanzar en su objetivo: recuperar la soberanía del peñón.  Rajoy planteó  una soberanía compartida durante un “periodo transitorio”, que el gobierno de Gibraltar rechazó de plano.

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