"No queda otra, hay que adaptarse, la pasamos bien entre los colegas", confesó resignado un camionero chileno mientras sostenía dos panes recién comprados. Es que las nevadas en la zona de la Alta Montaña mendocina han alcanzado proporciones históricas y por eso, desde la semana pasada, unos 350 camioneros esperan la apertura del paso Cristo Redentor en Luján de Cuyo.
La acumulación nieve que alcanza los dos metros en algunas zonas es una buena noticia para "combatir" la crisis hídrica que afecta a nuestra provincia desde hace años y para los sectores que explotan el turismo invernal, sin embargo, existe otro escenario que se ha transformado casi en un clásico de temporada por estas latitudes: a los más de 350 camioneros se encuentran varados a la vera de la ruta 7, a la altura de la Destilería de Cuyo, se suman otros 1.000 que esperan en Uspallata la hablitación del túnel Internacional.
Los Andes fue hasta el playón que Gendarmería Nacional dispuso en Luján y donde choferes de Argentina, Chile, Brasil y Bolivia pasan los días soportando el frío alrededor del fuego, compartiendo mates y charlas interminables.
Patricio Vazquez, camionero chileno con 27 años en las rutas, contó: "Llevamos varios días aquí esperando que se abra el paso para poder entregar la carga y volver a nuestras casas". Patricio fue uno de los primeros en llegar, está en el puerto seco improvisado desde el jueves.
Las autoridades mendocinas les han acercado un camión cisterna para proveerles agua potable, baños químicos y varios troncos para el tan necesario fuego.
"Acá (por Mendoza), dentro de todo, la pasamos bien, tranquilos y seguros. Lo que están más complicados son nuestros compañeros que están en el lado chileno, allá no les dan nada, se tienen que parar a la orilla de la ruta y esperar. Además, si dejan solo al camión es probable que los roben", aclaró Raúl, también del país trasandino.
Las bromas y el compañerismo es lo que sobra en el campamento de camioneros. Las comidas siempre son en grupo y cerca de enormes fogatas, por lo general se dividen por nacionalidad, aunque todos se reconocen como “colegas del camino”.
El anhelo de volver al hogar con los seres queridos siempre es el tema central de conversación. "Con nuestras familias nos podemos comunicar por WhatsApp", explicó Ariel, un chofer paraguayo que partió desde Asunción hace mas de una semana con un cargamento de almidón de maiz.
"En condiciones normales el viaje desde Paraguay a Chile nos lleva dos días y medio. Nosotros cobramos por viaje realizado, esto nos perjudica mucho", agregó Ariel.
Los grandes troncos sin cortar es el combustible para asados multitudinarios. Un grupo de bolivianos no dudó en desenganchar un camión para bajar hasta el Acceso Sur y comprar un lechón que hicieron a las llamas.
Mientras tanto, a unos pocos camiones de distancia, Ilmar y André, de Brasil, apostaban las brasas para el asado. "Parrilla, vino y a cantar", dijeron entusiasmados los brasileños.
Una mini feria
Si bien los camioneros siempre viajan con provisiones, ninguno tenía previsto los 7 días de retraso que la naturaleza les tenía preparado.
Ante esto, son muchos los comerciantes mendocinos que se acercan a diario para ofrecer todo tipo de productos, desde escobas y pan casero hasta harina.
El kilo de cebolla se consigue por $35; el kilo de papa por $8; la docena de mandarinas a $20 y el pan casero por $15.
“Está un poco más caro que en la Ciudad, pero mover un camión para ir a comprar termina saliendo lo mismo”, acordaron los camioneros más optimistas, que esperan poder cruzar a Chile mañana.
Una vez habilitado el Paso, primero comenzarán a cruzar los más de mil camiones que están en Uspallata, por lo que el tan ansiado cruce puede demorarse un poco más de lo esperado.