Cambiar el corte de pelo puede ser una buena decisión para después de las vacaciones o al final del verano, cuando el bronceado empieza a desteñirse y la rutina de actividades vuelve a la normalidad. Además, quienes disfrutaron de largos días al sol, en el mar o la piscina, seguramente notarán los largos y puntas resquebrajadas y por lo tanto, la acción de las tijeras será casi indispensable.
¿Qué opción elegir?, ¿siguiendo la línea de siempre?, ¿una versión que implique una modificación rotunda o a tono con las próximas tendencias? Cada una tendrá su punto decisivo. Aunque, tal vez, para la mayoría, la practicidad y el menor mantenimiento pueden ser el rumbo ganador.
Para dar con la propuesta justa, los estilistas recomiendan tener en cuenta varios puntos.
Si se trata de visitas más espaciadas a la peluquería, "los cortes largos, rectos y más pesados pueden ser una buena opción. Mantienen su forma y van creciendo iguales. Requieren de un recorte de puntas aproximadamente cada tres meses", explica el estilista Hernán Vallejo.
Además de las melenas más extensas, el corte long bob -pasando los hombros- están dentro de este grupo. Otra versión: el bob -el típico carré de los 80. En este caso, "la frecuencia de mantenimiento será cada dos meses", agrega Vallejo.
El siguiente punto son los cortes que fáciles de acomodar en el día a día (sin tener la habilidad de un profesional). "Los muy cortos quizás necesiten de menos cuidados y sean sencillos de manejar. Pero, al mismo tiempo, implican una mayor frecuencia en las visitas al estilista. El caso contrario son aquellos con rulos. Duran más, pero precisan de más atención para mantenerlos prolijos y con onda", especifica Oscar Fernández Roho, director creativo de Roho Hair Boutique.
Una regla general para tener en cuenta: “a medida que se suma rebajado o formas diferentes implicarán más acción de las tijeras”, completa Vallejo.
Uno para cada uno
También conviene pensar en el tipo de pelo. "Amigarse" e ir a favor de nuestras características personales, lleva a saltear los peinados constantes y a minimizar la atención hacia la cabeza. En esto, el estilista Daniel Veiga da algunas sugerencias.
Para el pelo lacio. Los más cortos, tipo pixie, o las melenas en capas pueden ser las alternativas más manejables.
En cabelleras con rulos. La clave, más allá de la extensión, estará en el uso de los productos de peinado adecuados a cada necesidad, que permitan manejarlo mejor y le den la forma buscada.
En caso de tener una cantidad abundante, las media melenas en capas o simétricas serán lo mejor. Por otra parte, de deben evitar los más cortos o con flequillo, ya que no se adecuarán a estas características.