Hace exactamente 100 años, se desencadenó el gran conflicto bélico europeo, después conocido como Primera Guerra Mundial, donde murieron millones de personas en las trincheras y mares del planeta.
En nuestro país y puntualmente en Mendoza, la guerra no pasó inadvertida y, en los primeros días de agosto de 1914, miles de mendocinos se agolparon en las puertas del viejo diario Los Andes para conocer las últimas noticias de aquellos tristes acontecimientos.
Vientos de guerra
Al iniciarse el año 1914, en Europa, el imperio Alemán y Austro-Húngaro estaban listos para iniciar una conflagración contra los países del Reino Unido, Francia y Rusia.
Las potencias imperialistas anhelaban poseer ricas fuentes de materias primas y buenos mercados para vender sus manufacturas.
El 28 de junio fue asesinado el Archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio Austro-Húngaro, cuando visitaba Sarajevo. El crimen fue cometido por un grupo nacionalista serbio llamado "Mano Negra", enemigo del expresionismo austríaco en los Balcanes. En represalia, los austriacos invadieron el país serbio.
Entonces, Rusia movilizó tropas para ayudar a Serbia, lo que provocó que Alemania, el 1 de agosto, le declarara la guerra a Rusia y a su aliada Francia. Cuando Alemania ingresó a Bélgica para invadir Francia, el Reino Unido, por su parte, le declaró la guerra a los germanos el día 4 de agosto.
Mendocinos alterados
Con la noticia de la guerra europea, los mendocinos salieron a las calles a comprar el diario, único medio en donde se publicaban los acontecimientos relacionados. Allí, los titulares destacaban la invasión al territorio francés de las fuerzas alemanas y austro-húngaras.
Por la tarde del 3 de agosto, cientos de personas se congregaron en plena calle San Juan y Lavalle, en la antigua cede de Diario Los Andes, para saber sobre el desarrollo del conflicto y las negativas consecuencias económicas que podría traer a nuestra provincia y al país.
Recordemos que la industria vitivinícola, por aquellos años, se encontraba en su mayor esplendor: millones de litros de vinos finos se exportaban principalmente a Europa y, en especial, a los países beligerantes. Lo mismo pasaba con las carnes y granos. Otro de los peligros latentes era que Argentina dependía de la importación de combustibles (como el carbón y el petróleo) para activar sus transportes y el consumo de productos manufacturados, que en su mayoría venían desde Gran Bretaña, Francia y otras naciones del viejo continente.
Todo esto causó gran expectativa en la población y más aún en los empresarios locales quienes veían amenazadas sus exportaciones por el conflicto.
El gobierno provincial, a cargo de Francisco Álvarez, declaró feriado bancario por el término de cinco días. Esta medida se tomó como prevención. También se ordenó el cierre por varios días del Poder Judicial de la provincia.
La guerra también influyó en muchos comerciantes especuladores que inmediatamente aumentaron los precios de los productos básicos, como así también de otros que eran importados y comenzaban a escasear.
El cónsul Austro-húngaro German Khon, suspendió todos los pasaportes para quienes viajaban a ese país.
Por las calles, los cafés y las tiendas la gente hablaba de la guerra. En un solo día, diario Los Andes, batió el récord nacional al vender 22.000 ejemplares. Fue un verdadero desafío: la redacción y a la planta impresora trabajaron casi las 24 horas corridas. Tal fue la demanda que tuvieron que hacer un suplemento vespertino.
Además, el fervor patriótico se hizo presente en las colectividades de franceses, alemanes y británicos, muchos de los cuales se alistaron para ir a pelear por su patria o la de sus padres.
El deber llama
A los pocos días, jóvenes y adultos extranjeros dejaron estas tierras para alistarse a los ejércitos de sus respectivos países: franceses, belgas, alemanes y británicos, partieron desde la estación del ferrocarril del Oeste con destino a la ciudad de Buenos Aires, para enrolarse como soldados voluntarios en los centros de reclutamiento que tenían las embajadas. Unos años después, con la entrada de Italia como país beligerante, muchos italianos radicados en Mendoza partieron como soldados.
Varios de ellos murieron en combate: Andrés Alterio; José Beri, Atilio Badaloni, Ferdinando Bassi, Miguel Ángel Contarelli, Santo Di Pasquale, José Di Primo, Cayetano Di Salvo, Rosario Gianmarinaro,Alberto Grazzini Bono, Juan Gullo, José Gullo, Juan Lammacchia, Nicolás Lo Pomo, Miguel Micheletti, Cayetano Morelli, Agostino Mula, Juan Malagrino, Santo Oliva, Luis Raguini, Salvador Randiero, Salvador Riil, José Rizzo,Sebastián Smeriglio, José Trimbolli y Enrique Vercilli.