En el marco del bicentenario del Cruce de los Andes y de la Gesta Libertadora Sanmartiniana es pertinente recordar este año la obra poético- musical creada por Julio Perceval (1903-1963) y Leopoldo Marechal (1900-1970), que fue interpretada como cierre del Congreso Nacional de Historia del Libertador, realizado en Mendoza en 1950.
Quizás uno de los datos poco conocidos del origen de "El Canto de San Martín", también conocida como la Cantata Sanmartiniana, es que hacía tiempo que Perceval deseaba realizar una composición inspirada en la vida del Libertador y había solicitado el texto en dos oportunidades a Juan Oscar Ponferrada. Éste, al no poder abordar la tarea, sugirió que el encargo se trasladase al poeta y dramaturgo Leopoldo Marechal. Decía Ponferrada en 1981: “Por suerte la sugerencia fue ventajosa pues la obra resultó. Pero el no haber podido colaborar con Perceval en tan precioso objetivo es pesadumbre que llevo en el alma”.
Otro hecho ignorado probablemente es que el primer encuentro entre los dos autores se había producido mucho antes. Según relataba el organista Armando Fernández Arroyo, Marechal fue comisionado por el empresario Max Glücksmann para contactar en Europa un organista para el Cine Florida en la época de la cinematografía muda y, gracias a su gestión, Perceval se radicó en Buenos Aires en 1926. Nacido en Bruselas contaba entonces 23 años y pronto adquirió fama no sólo por su labor como intérprete de órgano sino también gracias a su actividad compositiva y a la participación en grupos de vanguardia. En 1939 fue contratado por la Universidad Nacional de Cuyo para organizar y dirigir el Conservatorio de Música y Arte Escénico, luego denominado Escuela Superior de Música.
El período creativo más fructífero de Perceval fue durante su residencia en Mendoza cuando salieron de su pluma los "Cantares de Cuyo", sobre poesías Recopiladas por Juan Draghi Lucero, una Misa, dos Tedeum, el “Poema Criollo” para piano y orquesta y “El Canto de San Martín”.
Composición y estreno
La elaboración de esta gran partitura se inició en 1949 y fue estrenada parcialmente el 30 de diciembre de 1950 en el teatro griego del Parque General San Martín. Concebida para una gran masa de intérpretes, en su interpretación participaron 170 instrumentistas y 700 voces: cantantes solistas del Teatro Colón, las orquestas de ese coliseo y de la Universidad Nacional de Cuyo, fanfarrias militares, los coros de los teatros Colón y Argentino de La Plata, de las universidades de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y Cuyo; el Coro de Niños de Don Bosco de San Juan, niños de las escuelas provinciales de Mendoza y los alumnos -jóvenes y niños- de la Escuela Superior de Música. Entre estos últimos se destacaba la voz solista de Julio Malaval. La dirección general estuvo a cargo de Julio Perceval.
El teatro griego no había sido inaugurado aún pero, con la finalidad de facilitar un ámbito imponente para realizar el acto, el gobierno de Mendoza lo cedió a la Universidad. Esa noche los juegos de luces ubicados en las laderas del Cerro de la Gloria aumentaban la majestuosidad del lugar y en la cumbre ardían fogatas que conferían un marco especial al evento. Una gran masa coral y orquestal cubría el escenario donde dos grandes recipientes al modo de lámparas votivas perfumaban con incienso. Según los comentarios de la prensa el espectáculo fue presenciado por más de 10.000 personas que llenaban las gradas, entre ellas el presidente de la Nación, Juan Domingo Perón y su esposa, María Eva Duarte.
Texto y música
El texto planteó un complejo desafío a Perceval pues debía expresar a través de sonidos el mensaje del poema, la descripción de la figura y la acción del Libertador desde su nacimiento hasta el renunciamiento final. Para ello empleó diferentes lenguajes compositivos: la tradición romántica como sostén principal de todo el trabajo, el canto gregoriano, un Magnificat y un Ave María en los distintos fragmentos religiosos y la música de raíz folklórica para simbolizar la patria nativa. La obra tiene por momentos un carácter improvisatorio y en el transcurso va surgiendo gran cantidad de material temático destacándose desde el inicio un motivo que representa al héroe y recorre las diversas secciones transformándose y confiriendo unidad a la composición.
Un cronista relata la gesta del Libertador y dialoga con los personajes simbólicos y con los coros. Éstos tienen una función narradora y ritual a la manera de la tragedia griega. Variados efectos orquestales son empleados para crear climas y agudos contrastes de atmósferas y estilos según las sugerencias del texto poético que apela a personajes abstractos como la Gloria y el Ángel, personificaciones de la naturaleza como el Ande, la Mar y, en el final, a los conceptos de renunciamiento y muerte.
La partitura, escrita para narrador, voces solistas, dos coros mixtos, coro de niños, orquesta y fanfarrias, consta de un prólogo y cinco partes. El prólogo es una invocación a la Virgen del Carmen, patrona del Ejército de los Andes. La primera parte abarca la etapa de San Martín en España. La segunda cuenta el cruce de la montaña. En la tercera se describe la hazaña militar en Chile y Perú. La cuarta se refiere al renunciamiento y, en la última, la Gloria y el Ángel se enfrentan ante la muerte del héroe. El día del estreno se interpretó solamente el prólogo, la primera, cuarta y quinta parte.
Estudios y artistas
El doctor Omar Corrado ha completado un excelente análisis sobre los aspectos musicales y la dimensión política que significó el estreno de la composición en el contexto social y cultural de la época. Por otra parte, la doctora Gloria Videla de Rivero realizó un valioso estudio literario de la obra.
En cuanto a los artistas que actuaron en el estreno, destacamos a directores preparadores de coros: Manuel Gómez Carrillo, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires; Rodolfo Kubik, Universidad de La Plata; Alberto Grandi, Universidad de Córdoba; Luigi Castellazzi, Universidad de Tucumán; Carlos Berardi, Teatro Argentino de La Plata; Raffaele Terragnolo, Teatro Colón; José Chiesa, Coro de Niños del Colegio Don Bosco de San Juan; coros de alumnos de la Escuela Superior de Música de la UNCuyo y de Niños de escuelas provinciales. Cronista, Felipe Romito. Solistas, Nilda Hoffmann, Carmela Giuliano, Humberto Di Toto, Ángel Matiello. Niño solista: Julio Malaval. Director de escena: Felipe Romito; de coros: Luigi Castellazzi; director general: Julio Perceval.
La obra fue reestrenada en Buenos Aires, en 2012 y en Mendoza subió a escena nuevamente en 2014, con la cuarta y quinta parte, en el Teatro Independencia.
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