Cómo salir del laberinto

Los números dados a conocer por el INV ratificaron la caída del consumo en el mercado interno y también en las exportaciones. Preocupación por el stock, al que consideran demasiado acotado.

Cómo salir del laberinto

Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com

El tema de conversación se centraba en las nuevas cifras dadas a conocer por el INV respecto de la caída en el consumo y en el stock técnico, y quien mejor resumió la situación fue un bodeguero al señalar que “la preocupación pasa por cómo salir del laberinto, porque el futuro no depende sólo de nosotros sino también de distintas circunstancias que tendrían que darse a nivel nacional, especialmente con la inflación y con una posible mejora del poder adquisitivo de la población”.

La preocupación se amplía cuando existen coincidencias en el sentido de que “cuando las autoridades nacionales hablan del campo, sólo se refieren a lo que sucede en la Pampa Húmeda con los granos y las carnes y muy pocos tienen en cuenta lo que ocurre con las economías regionales”. Y es en este plano en el que destacan que las provincias “alejadas” del puerto deberían trabajar en conjunto, tanto a nivel de los poderes ejecutivos como de los legisladores nacionales.

Todo surgió como consecuencia de los números que anunció al INV al indicar que se ratificaba la tendencia a la caída en el consumo, que alcanza un 8 por ciento en el mercado interno y a una baja del 10 por ciento en las salidas por exportaciones.

Con una mirada más optimista, el bodeguero integrante de la mesa de la Peatonal destacó que “hemos superado la época más difícil y en el futuro puede que haya un menor impacto en los costos y  que a fin de año mejore el poder adquisitivo de la población, lo que nos generaría un mayor consumo”, aunque no dejó de reconocer que “la situación es complicada”.

Mirando a futuro, el empresario indicó que hay que tener mucho cuidado en razón de que muchos bodegueros están vendiendo sus vinos con los valores anteriores y no tienen en cuenta lo que sucede actualmente, agregando que “lo que viene también es complicado porque los daños producidos por los fenómenos climáticos en los cultivos han sido importante, a lo que hay que sumar que muchos productores no podrán hacer las tareas culturales necesarias, razón por la cual la próxima cosecha puede llegar a ser muy acotada.

Resumió su posición indicando que “lo que nos sucede es que nosotros no vendemos azúcar, harina o aceite, que la gente no puede dejar de consumir y la franja que está más comprometida es la de precios bajos y medio bajos, que son la fuente de sustentación de nuestra industria”.

Otra óptica

Una mirada similar, aunque más ampliada, tuvieron un empresario propietario de una bodega mediada y un productor de uvas de calidad. Indicaron que la caída del consumo se encontraba dentro de lo “esperado” y que el 7 y el 8 por ciento en el mercado interno, es similar a lo que le sucede al resto de las bebidas, incluyendo las cervezas y las gaseosas.

“Nuestro problema es que en muchos de los casos no se han trasladado los mayores costos a los precios y existe la incertidumbre respecto de lo que puede suceder con el consumo en el futuro, aunque todos esperamos que se llegue de una buena vez a la deseada meseta”.

El mediano empresario destacó que “la caída del 13 por ciento en el poder adquisitivo se condice con lo que sucedió en las paritarias, en las que hubo aumentos del 30 por ciento, mientras la inflación supera el 43 por ciento. Si las variables se modifican, de inmediato podremos comprobarlo en las ventas, más aún cuando hemos superado la etapa de menor consumo, que es el invierno y que comenzará a acercarse fin de año, en que aumenta la demanda”.

El productor, por su parte, hizo hincapié en los stocks. Dijo que, a pesar de que nos encontramos en un mercado recesivo, el stock sigue siendo muy bajo. “Cayendo el consumo un 7,5 por ciento, tendremos un stock técnico -a junio del año que viene- de cuatro meses, de los cuales tres meses corresponderían a blancos y sólo uno a tintos y cabría preguntarse qué puede llegar a ocurrir si volvemos a encontrarnos este año con una cosecha baja por nuevos accidentes climáticos”.

Destacó que la inquietud no pasa sólo por el mercado interno sino que también está comprometido el externo, “porque si llegan a recuperarse las exportaciones, no tendremos vino para hacer frente a la demanda”. De allí que todos coincidieran que el gran desafío de la industria pasa por trabajar en conjunto, dejando de lado las diferencias personales, ideológicas e inclusive sectoriales. “Hemos vivido etapas más difíciles. Partimos de la nada y logramos posicionarnos a nivel nacional e internacional y todo se logró porque todos tiramos para el mismo lado”, resumió.

Malestar

Donde también hubo coincidencias fue en lo concerniente a las políticas nacionales. “Todo comenzó muy bien con este gobierno, porque nos sacó las retenciones por exportaciones y mejoró el valor del dólar. Pero, con el correr del tiempo observamos que  hay una visión muy centralista del país.

No vemos entusiasmo en las autoridades nacionales en impulsar algún cambio para las economías regionales y cuando hablan del campo sólo se refieren a lo que sucede con el trigo, el maíz, la soja o la carne, pero no hacen referencia a lo que ocurre con la fruta o el vino”.

Destacaron entonces que su inquietud se traslada también hacia los legisladores nacionales por Mendoza, “que deberían insistir en el Congreso en la búsqueda de soluciones, junto al resto de las provincias, mientras los gobernadores actuar con sus reclamos sobre el Poder Ejecutivo”, concluyeron.

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