Un aparador antiguo es uno de esos muebles que tienen difícil cabida en una casa actual, quizás porque son demasiado sobrios y demasiado ceremoniosos. Son esos muebles que siempre había en el comedor para guardar las vajillas, las cuberterías, los manteles… y que hoy en día ya no hacen demasiada falta porque no solemos tener más de una vajilla y todos esos útiles los guardamos en la cocina.
Sin embargo, a veces una se encuentra con alguna de esas piezas y siente un flechazo. Normalmente son de buena madera y piezas de calidad. Nos preguntamos qué hacer y pensamos… ¿qué pasaría si les diéramos una mano de color?
Retirar el barniz, lijarlos bien y darles una mano de pintura les cambia completamente la cara, y pasan de ser muebles serios a las piezas más divertidas de la casa. Un aparador pintado de colores brillantes será la estrella del living o del comedor. Podemos pensar en rojos, rosas, azules… pero también en naranjas o amarillos.
Si dejamos la pintura tal cual, el resultado tendrá un aire más moderno pero si, en cambio, optamos por lijar algunas esquinas y logramos un efecto decapé, encajará en ambientes algo más rústicos.
En tonos algo menos chillones y más oscuros como este azul sigue llamando la atención y resultando original.
Y también podemos pintar el viejo aparador en color negro, un clásico que encajará en una amplia gama de ambientes. Podemos combinar un par de colores y jugar con dejar las patas o los cajones de madera. La imaginación al poder.