Cómo pasan la cuarentena las personas que viven solas en Mendoza

Historias de mendocinos y mendocinas que cuentan cómo es pasar sus días de aislamiento en soledad.

Cómo pasan la cuarentena las personas que viven solas en Mendoza
Cómo pasan la cuarentena las personas que viven solas en Mendoza

Subir todos los días una selfie con el mate, festejar el cumpleaños con un "vivo" de Facebook, mirarse al espejo y enojarse, estas son algunas de las experiencias de las personas que viven solas y están, por ello, transitando esta cuarentena con sí mismas. Están los que la pasan bien, los que no se la aguantaron y se fueron a vivir con alguien y los que tienen momentos malos y otros buenos.

Daniela es una contadora que vive en San Rafael. Si bien en la casa de adelante del predio en el que habita está su papá, en lo cotidiano está sóla porque tratan de no verse para cuidarse mutuamente y respetar el aislamiento físico. Cuenta que, como en la semana trabaja desde su hogar y son bastantes las tareas que tiene, se mantiene ocupada y activa.

"El problema surge los fines de semana, se siente más el silencio en el ambiente y es cuando más extraño a mis seres queridos que siempre visitaba, como mis sobrinos, mi abuela y mi tía. Igual me llevo bien conmigo misma, a mí me gusta estar sola. A veces me enojo conmigo y hay momentos que necesito esos ratos de soledad. Por ahí me aburro, voy alternando entre ver tele, leer, sentarme afuera en el patio", cuenta la profesional de los números.

Además, también ha optado por no estar muy conectada a las redes sociales ni a ninguna "pantalla" en sus momentos de descanso para ponerse a leer y relajar la cabeza. Por otro lado, Daniela ha intentado continuar con las rutinas de esparcimiento y ejercicios que tenía. "Antes iba a zumba, yoga y entrenamiento funcional. Ahora me mandan las clases por WhatsApp o Facebook y trato de hacerlas como siempre. También me anoté en un curso para tener puntaje para la docencia", relata la también profesora.

Otro es el caso de Daniel, que si bien hace ocho años que vive sólo ahora extraña no ver a sus afectos. "Molesta no tener la libertad de salir, por más que uno sepa que está bien que sea así. Me cuesta no juntarme con mi familia, no ver a mis viejos que ya son grandes, no jugar al fútbol con mis amigos, que son como otra familia. Se hace duro. Leo, veo series y películas e incluso hasta gasto más en comida. Tengo incertidumbre de lo que vendrá. Me pasó ayer que fui a la farmacia y al ver a todos, incluido yo, con tapabocas me dio como un miedo apocalíptico y quería volver a mi departamento", se explayó Daniel.

Convivencia exprés

Otras situaciones comunes que se han dado en esta cuarentena, son las de personas que vivían solas, estaban de novias y decidieron, para sentirse mejor y acompañadas, irse a vivir con sus parejas. Tal es el caso de Ana, que estuvo los primeros cinco días desde que se decretó el aislamiento sóla y sintiéndose muy mal por ello.

"A mí me gusta pasar mis días en soledad pero ya el hecho de saber que no podía optar por salir me cambió mucho la cabeza. Soy muy familiera y saber que no podía salir a ver a mis sobrinos, hermanos y a mi padre, me hizo ponerme mal al principio. A eso se sumaba que estando en pareja, sabía que no lo podría ver. Ahí se planteó la prioridad de que él se viniera a vivir conmigo porque nos dimos cuenta que no sería poco el tiempo sin vernos", narró Ana.

Asimismo, contó que como es una relación reciente están en la etapa en la que todo parece color de rosas y se están llevando muy bien. "Lucas se queda en casa, trabaja y hace las tareas domésticas. Yo salgo medio día a trabajar. Llego y hago todo el procedimiento de sacarme con cuidado la ropa y demás. Vamos re bien", aseguró la joven con alegría.  

Florencia es otra mujer que decidió también, junto a su compañero, compartir juntos los días de cuarentena. "Siempre pasamos días juntos con nuestras rutinas laborales y sociales. Él trabaja en la Cruz Roja y tiene que salir. Convive conmigo que estoy laburando desde mi casa. Pero es por la cuarentena, si bien pasamos muchos días de la semana en mi casa o en la suya, cada uno alquila su casita y vamos y venimos, generalmente en la noche porque en el día ambos tenemos nuestras rutinas", comentó Flor.

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