¿Cómo lograr un heno de calidad y no quedarse en el intento? Esta fue la pregunta que inspiró a técnicos del Proyecto Eficiencia de Cosecha, Post cosecha y Agregado de Valor en Origen (Precop) del IN TA Manfredi a investigar cuál es la manera óptima de conservar forraje sin perder calidad, ahorrar tiempo y combustible. El secreto está, según los especialistas, en realizar las prácticas adecuadas.
"Evaluamos el trabajo de las máquinas utilizadas para la henificación con el objetivo de potenciar su uso y obtener un recurso forrajero de calidad y fácil suministro", expresó a INTA Informa, Federico Sánchez, técnico del equipo Precop del INTA Manfredi.
"Es clave ajustar las prácticas de manejo para dañar lo menos posible la planta y que no se pierdan las hojas debido a que representan "la principal fuente de nutrientes y son las que aseguran que el heno sea de calidad", detalló Sánchez.
La henificación es una tecnología que permite conservar los forrajes casi deshidratados, es decir, con una humedad por debajo del 20%. La principal fuente de heno en la Argentina es la alfalfa, por el aporte de fibras y proteínas, necesarias para el aumento de la productividad en rodeos ganaderos.
Si bien la tecnología utilizada para la henificación en la Argentina no es nueva, el productor no toma los recaudos necesarios y elabora henos de baja calidad y con un contenido de proteínas que no es el óptimo.
En este sentido, José Peiretti, técnico del equipo Precop de esa unidad del INTA, señaló que "hacer un rollo de buena o de mala calidad le cuesta al productor exactamente lo mismo: la clave es ajustar las prácticas de manejo de todo el proceso".
El proceso de henificación de la alfalfa comienza con el corte de la planta, sigue con el rastrillado y termina con el acondicionamiento -que puede ser embolsado, como rollo o megafardo-. Cada una de las partes de este trabajo tiene sus particularidades y exigencias que evitan la pérdida de calidad final del forraje.
Sánchez explicó: "El uso del disco, antes del rastrillado, nos permite hacer un corte más limpio que facilita el rebrote del cultivo, lo cual aumenta la productividad de la pastura". Además, para evitar el daño mecánico que puede sufrir la hoja, el técnico del INTA recomendó: "Picar la pastura durante la noche".
Y agregó: "De este modo, con el rocío de la madrugada, la hoja se humedece y no se pierde calidad debido a la fragilidad que tiene cuando se seca".
Una vez que la alfalfa está rastrillada, se convierte en un rollo, en un megafardo o en heno embolsado. Con las rotoenfardadoras ?de nueva generación? se obtiene un rollo de mayor calidad: tratan más cuidadosamente a la hoja, aunque cuando la máquina se detiene para atar el producto pierde tiempo valioso.
Otro de los puntos, que no es tenido en cuenta pero que afecta directamente la calidad, es el ?atado' del forraje. Elegir hilo o red puede ser la diferencia entre ganar o perder calidad. "La red de nylon envuelve al rollo", señaló Peiretti, y agregó: "No sólo disminuye el tiempo operativo, además, colabora para aumentar la calidad porque evita que se almacene a la intemperie".
Las megaenfardadoras permitieron optimizar la mecanización de todo el sistema: confección, almacenaje y suministro del heno. Peiretti detalló los resultados del trabajo en el que se comparó su funcionamiento: "Las megaenfardadoras se mostraron más versátiles que las rotoenfardadoras ante situaciones de campo similares. Henificaron una tonelada 63% más rápido, consumieron 50% menos de combustible y procesaron un 45% más de forraje, lo que además significa menos gastos de flete y cobertura".