La llegada de la primavera trae a Mendoza los primeros calores de la temporada y se vuelven el preludio del verano. Los días se alargan y aumentan las posibilidades de realizar actividades al aire libre.
Pero no todos aprovechan los días cálidos para pasear y distenderse; los delincuentes se benefician y salen a hacer de las suyas. Aunque no sólo las temperaturas cálidas modifican sus acciones. El frío, la lluvia o el viento Zonda también influyen en el comportamiento delictivo y hacen incrementar o disminuir los índices.
Para consignar esos comportamientos y los consecuentes "modus operandi", los efectivos se valen de su experiencia. "Pero no podemos hablar de una regla, por eso no hay estadísticas. Es muy variable", admiten en la fuerza.
“Abrite otro porrón”
Desde setiembre y cuando promedia la tarde, la actividad es intensa en las barriadas "calientes", esas donde los índices delictivos son mayores y donde la Policía realiza mayor número de operativos con fines preventivos. Grupos de varios integrantes van ganando las veredas y las esquinas. Son, en su mayoría, jóvenes que han despertado de la siesta y se reúnen con amigos y vecinos.
Esos encuentros suelen estar regados con alcohol y luego llega el turno de las drogas.
Así lo tienen acreditado los policías mendocinos. "Se alargan los días, los delincuentes andan más horas en la calle, hay más horas de sol y el calor los invita al trago. Entonces es común que se encuentren en las esquinas porroneando", explica a Los Andes un policía con más de 20 años en la fuerza.
"Después salen a robar alcoholizados o drogados. Generalmente operan fuera de sus barrios, salen a delinquir a otras zonas, aprovechando también que hay más gente en la calle y tienen más chances de cometer un asalto o un arrebato", agrega el experimentado efectivo que ha prestado servicios en varias dependencias pero prefiere reservar su identidad.
Sabido es que en la tierra del sol el calor no da respiro, ni siquiera de noche. Entonces las ventanas permanecen abiertas y no falta quien tome la decisión de dormir en el patio. Esos hábitos mendocinos también son aprovechados por los "amigos de lo ajeno", que ven vulnerada la seguridad en muchas casas y se arriesgan a cometer robos contra la propiedad.
También se sabe que desde la primavera aumenta la venta de motos. Esos rodados se vuelven una opción rápida, económica y fresca para desplazarse. Y también eso aprovechan los delincuentes. El zumbido de los escapes de los "motochorros" inunda las calles. Con ágiles movimientos, se escabullen entre las calles y escapan luego de cometer un ilícito.
Pero las motos no sólo son el medio de transporte de muchos de los bandidos. También son una tentación o una oportunidad para delinquir. Entonces esos rodados se vuelven su blanco y muchas veces terminan en sus manos. Son los mismos que luego usarán para seguir robando.
La llegada del calor obliga a las autoridades a estar alertas. "En verano se incrementa mucho la cantidad de delitos y la cantidad de desplazamientos. Para mí se realizan el doble o un 40% de llamadas al CEO (Centro Estratégico de Operaciones) y lógicamente se incrementa en ese porcentaje el número de desplazamientos", arriesga uno de los policías consultados por este diario.
Y sobre la rutina de sus adversarios detalla: "En verano a la noche están muy activos; son las 6 de la mañana y andan como si nada. Después duermen como hasta las 4 o 5 de la tarde y vuelven a salir".
Un comisario, ya preparado para enviar a sus hombres a redoblar esfuerzos en esta época del año, agrega otro aspecto de la llegada del calor. "Con el incremento de las temperaturas se incrementa el consumo de alcohol y, a consecuencia de eso, aumenta también el consumo de drogas. Esto hace que la faz comercial de esas dos variantes, el mercado negro en que se mueven, incremente sus ganancias y haya más venta de esas sustancias".
El consumo de grandes cantidades de alcohol también lleva a muchos a "desconocerse" como se dice habitualmente. "En el verano también aumentan los ajustes de cuentas. Ya estando borrachos empiezan a cobrarse viejas deudas y se generan enfrentamientos a tiros o con armas blancas. Cuando llegan las Fiestas también comienzan los ajustes de cuentas, muchas veces cuando alguno se fue del barrio por problemas de vieja data y vuelve a ver a sus familiares", describe el comisario que pide no ser citado.
Y sentencia: "En la siesta se guardan. Se incrementa el movimiento durante la tarde-noche. Se incrementan las juntaditas en las esquinas y hay desórdenes sociales y molestias a los vecinos. Se nota en el movimiento de las frecuencias".
¿Dónde va la gente cuando llueve?
El clásico del rock argentino de Pedro y Pablo parece también ser un interrogante para quienes, a ojo, trazan estadísticas, basados en su experiencia de tantos años en la calle.
Porque así como los ciudadanos honrados buscan refugio y evitan salir a la calle cuando llueve, los ladrones también prefieren no mojarse.
"Cuando hay lluvia el índice delictual desciende. Prácticamente no salen a delinquir", asegura un comisario consultado, y admite que esas jornadas son más tranquilas para los miembros de la fuerza. Aunque ello no implique que dejen de permanecer en alerta porque no falta quien haga frente a las inclemencias y salga a robar.
Otro efectivo opina igual: "Por lo general con la lluvia se guardan". "Algunos aprovechan para salir a delinquir, pero son los menos", detalla.
La menor cantidad de gente en las calles también reduce las chances de cometer un robo con facilidad. Pero cuando no llueve y sólo hace frío "aprovechan para andar encapuchados o con gorros para cubrirse la identidad", aclaran los policías.
Cuando sopla el Zonda
Las calurosas ráfagas de viento seco exasperan a los mendocinos. El Zonda irrita a la mayoría. Hay quienes directamente asocian su presencia con jaquecas. Y quienes pretenden salir a robar tampoco pueden escapar de los efectos.
"Durante el Zonda normalmente no hay mucho delito. (Los delincuentes) tratan de no salir porque, más allá de seguir las recomendaciones que todos conocemos, muchos andan en moto y eso representa un riesgo. La mayoría de delitos se cometen en moto y evitan salir por miedo a sufrir un accidente", explica un experimentado uniformado.
"Con el Zonda el delito baja totalmente. Produce efectos naturales que a nadie le escapan. Además, es por naturaleza depresivo. En las dos etapas, cuando está soplando y cuando va desapareciendo y llega el frío, nos sirve en la prevención del delito", cierra un comisario acostumbrado a lidiar con operativos en barrios conflictivos.