En la actualidad el consumo de
bebidas energizantes
es cada vez más frecuente: muchas personas las ingieren para poder hacer frente a largas horas de estudio, mientras que otros deciden combinarlas con alcohol para darle a su cuerpo el impulso necesario para seguir de fiesta hasta la salida del sol. Lo cierto es que, si bien estas bebidas hacen que las personas estén más alertas gracias a la mezcla de cafeína y azúcar, su consumo frecuente puede aumentar la ansiedad, alterar los nervios, provocar náuseas y mareos y acelerar el ritmo cardíaco, poniendo en riesgo el corazón.
Es bueno aclarar además que
las bebidas energizantes contienen altísimos niveles de azúcar
, por lo que representan la ingesta de una cifra considerable de calorías. Esto provoca un incremento de peso sin aportar nutrientes.
Qué hacer ante la falta de energía
Si bien estas bebidas provocan la sensación de una mayor energía en el cuerpo,
no necesariamente son energizantes
. Su fórmula no es mágica y no soluciona el problema principal, cuyas causas pueden ser un descanso inapropiado, estrés, una mala alimentación, una enfermedad o una preocupación recurrente. Por ello, ante un agotamiento rutinario o falta de energía en la vida cotidiana, primero se debe indagar en algunos de estos factores.