Cómo impacta la inflación en los salarios

Cómo impacta la  inflación en los salarios

Cambios abruptos en la tasa de inflación determinan en general cambios de signo inverso en el poder de compra de los ingresos, ya sean salarios o jubilaciones. Cuando la inflación se acelera en respuesta a una devaluación, por exceso de gasto público, por ajustes de tarifas o simplemente porque se acabó la carne (como ocurrió entre diciembre de 2009 y marzo de 2010 en que el precio de la carne vacuna trepó 64% en 4 meses), los ingresos caen en términos reales.

Pero a su vez, cuando la inflación cae en forma marcada, los ingresos conservan algo de “inercia” que los lleva a recuperar parte de la pérdida. La Argentina es un buen ejemplo de cambios abruptos en la tasa de inflación, y para ver el impacto sobre los ingresos basta mirar los últimos tres años.

Se verifican episodios recientes de “salto inflacionario”, los años 2014 y 2016 que coinciden ambos con importantes devaluaciones y ajustes tarifarios.

Ambos muestran una inflación bien por arriba de la evolución de los ingresos salariales del sector privado formal. Hay varios indicadores para medir salarios que presentan diferencias (mientras el Ripte mide ingresos de trabajadores “estables”, el SIPA sigue ingresos medios declarados al sistema previsional).

Los datos del SIPA (y los de la EPH) muestran ingresos que en los últimos 5 meses crecen 34% anual o poco más. Con los acuerdos paritarios que se están cerrando, la perspectiva es un incremento promedio anual de ingresos privados formales próximo a ese 34%, que compara contra una inflación promedio algo por debajo del 38%.

La pérdida promedio de poder de compra sería del orden de 3%, la mitad de lo ocurrido en 2014, pero todavía una magnitud importante si se espera recuperarla en 2017.

Antes de proyectar el 2017 es bueno recordar que los procesos inflacionarios no le “pegan” igual a todo el mundo. Quienes tienen una canasta de consumo más concentrada en alimentos reciben con mayor fuerza el peso de una devaluación, y este año no fue diferente. Mientras que la inflación promedio entre enero y setiembre fue de 37,2%, para el 10% de la población con menores ingresos (primer decil) llegó al 40,2% (3 puntos más), y para el 10% que más gana (decil 10) fue de 34,3%. Por lo tanto, mientras algunos tienen que recuperar una pérdida mayor, para otros la pérdida es menor.

A esto se le suman otras dimensiones que van cambiando el panorama familia por familia: quiénes gastan más en los servicios que más subieron, cómo se ven afectados los asalariados por la política impositiva, quiénes reciben más o menos subsidios sociales, etcétera. Y además no todos los empleados formales tuvieron el mismo incremento salarial.

Hay sindicatos que cerraron aumentos superiores al 38%, incluyendo sectores de servicios -UTEDYC, Comercio, Sanidad-, y productores de bienes -algunas ramas de UOM, la Construcción muy cerca-.

Con una suba salarial cercana al 30% anual para los primeros dos meses de 2017 para la mayoría de los sindicatos, todo parece indicar que el año próximo el promedio de aumentos salariales estará por encima de la inflación, asumiendo que se puede mantener un descenso significativo hasta converger a un rango de 17-20% en diciembre, con un promedio anual de 21 a 23%.

La baja de la inflación debería beneficiar a quienes tienen menores ingresos, permitiendo recuperar ingresos a los fueron afectados por el “fogonazo” inflacionario que cada tanto nos consume.

Fuente: CC

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