Escándalos en el fútbol, el cricket y ahora nuevas sospechas en el tenis, la manipulación de partidos y las apuestas deportivas provocan polémicas de manera repetida en el deporte, que se expone a perder toda credibilidad por la extensión cada vez mayor de un sistema de corrupción que parece sin fronteras.
Los expertos estiman la cifra de negocios mundial de las apuestas deportivas (ilegales en casi un 85%) en un billón de euros, más del doble que la droga (400.000 millones según la agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas).
Con la generalización del uso de internet desde los años noventa, el negocio de las apuestas en línea y su consecuencia indeseable, la manipulación de partidos para aumentar las ganancias, se convirtieron pronto en un objetivo jugoso para organizaciones criminales ya activas en otros campos como las drogas, los juegos de dinero clásicos o la prostitución.
Mafias con fondos
En el inicio de la cadena se encuentra siempre una organización criminal con fondos.
Los casos relacionados con el fútbol, como el “Calcioscommesse” en Italia o el escándalo de Bochum en Alemania, señalaron a la banda Dan Tan Seet Eng, con base en Singapur, uno de los epicentros del mercado.
Las mafias chinas empezaron a actuar allí “ya que hablan bien inglés, la lengua del fútbol, y los singapurenses son menos controlados en las fronteras”, explica Chris Eaton, ex responsable de seguridad de la FIFA y director de la integridad del deporte del International Center For Sport Security (ICSS), una organización no gubernamental con base en Qatar.
Pero las mafias necesitan relevos en los países donde se disputan los campeonatos más lucrativos. Consultado el informe del fiscal de Cremona, encargado del caso del “Calcioscommesse”, indicó que Dan Tan llegó a acuerdos con un grupo de lo Balcanes, el “Clan de los Gitanos”, aliado del “Clan de los Húngaros”. La alianza se hizo en Milán durante un partido de la Liga de Campeones entre Inter y Barcelona, en abril de 2010.
Conocedores del fútbol europeo, gitanos y húngaros se convirtieron en las correas de transmisión de los financiadores asiáticos. Esos últimos enviaban a sus emisarios, los “runners”, para negociar y trasladar fondos utilizados para corromper a los jugadores y remunerar a los intermediarios. Los corruptores eran a menudo gentes de dentro del juego: futbolistas retirados o en un mal momento, entrenadores, médicos...
En el caso del tenis, la influencia de las mafias de multiactividad sería menor que en el fútbol o el cricket, por lo que se conoce por ahora.
Durante mucho tiempo, acercarse a los jugadores a corromper se hacía "a la antigua", cuenta un experto en el tema, Christian Kalb. "En el bar del hotel", por ejemplo, relata.
Chantaje en el tenis
Pero desde hace tiempo, los testimonios dan cuenta de aproximaciones más sofisticadas, a través de las redes sociales. “Te proponen primero un pequeño gesto: recibir una tarjeta amarilla, perder un juego preciso... Pero una vez que han metido el dedo en eso, te conviertes en esclavo del corruptor que te ha grabado”, explica Christian Kalb, presidente de la empresa Ethisport.
“Los corrompidos son deportistas frágiles”, relata, personas dispuestas a aceptar, incluso para obtener compensaciones menores, como viajar en una clase superior en un vuelo de larga distancia, como ocurrió con algunos tenistas de segunda fila.
En el caso del tenis, las sumas avanzadas por la prensa británica hablan de un mínimo de 50.000 dólares prometidos a un jugador por amañar un partido. En el caso del “Calcioscommesse”, las tarifas eran relativamente estables: de 40.000 a 80.000 euros por comprar un partido de 3ª división, de 250.000 a 400.000 para un partido de la Serie A, según la fiscalía de Cremona.
En total, una vez añadidos los salarios de los intermediarios, los sobornos y demás, un partido de fútbol cuesta entre 2 y 5 millones de euros al encargado de arreglarlo, pero los beneficios pueden llegar a 15 ó 20 millones.
Una ganancia colosal en relación a un “dealer” de droga y por un riesgo mínimo: la prueba de la culpabilidad es difícil de establecer, sobre todo por ausencia de legislación en varios lugares y la falta de cooperación entre algunas fuerzas de policía.
"El 90% de casos son evitables", dice experto en partidos amañados
Doctor en Criminología y autor de varias obras sobre partidos amañados (“¿Cómo amañar un partido de fútbol?”, “El arreglo”), el periodista canadiense Declan Hill estima que la gran mayoría de casos podrían ser evitados si la lucha contra la corrupción saliera de las órbitas deportivas para depender de una agencia independiente.
-¿Hay que sorprenderse ante las nuevas acusaciones que golpean el tenis o el aumento de los casos?
-Siempre hay resultados arreglados en el deporte: desde los Juegos Olímpicos de la Antigüedad... Pero en los diez últimos años asistimos a un fenómeno inédito con la globalización del mercado de los juegos en línea.
Centenares de miles de millones de dólares en circulación por el mundo mediante apuestas sobre campeonatos y deportes en los que nadie antes hubiera apostado en el pasado, pero de todos ellos el tenis es, sin duda, el más fácil de manipular.
-¿Por qué?
-El fútbol es difícil de amañar. Es un deporte de equipo con muchos elementos, once jugadores de los cuales uno es arquero, muchos árbitros, entrenadores, espectadores...
Eso no significa que no haya mucha manipulación, sino que es difícil. En el tenis es facilísimo: son dos individuos que juegan uno contra otro y en un cierto momento del partido uno de ellos puede torcerse un tobillo, ir hacia el árbitro y decirle “Lo siento, no puedo seguir”. ¡Bingo!
-¿Se puede temer por la credibilidad del deporte?
-O bien se arregla el problema o bien, efectivamente, la credibilidad del deporte se ve seriamente amenazada. Y más que por el doping. Mi combate hoy, después de haber revelado hechos que ya nadie discute, se centra en el mercado de la lucha contra la corrupción ya que es un mercado, poblado de expertos que repiten clichés pero que no hacen nada.
Ocurre lo mismo que con el dóping antes de la creación de la AMA (Agencia Mundial Antidopaje): los responsables deportivos son incompetentes o corruptos. ¿Quién paga a los responsables de la ética en el deporte?
-¿Es usted favorable a la creación de una agencia mundial contra la manipulación de partidos?
- Sí. Las empresas de apuestas deberían dedicar una ínfima parte del producto bruto de los juegos, puede que un 0,25%, a la creación de una agencia independiente. Todos los grandes avances ante el dopaje han sido realizados por personas independientes, no desde el ámbito deportivo.
Ese último podría exigir cosas a empresas de apuestas que, en su mayor parte, buscan legitimidad. “Si quieres apostar en nuestro deporte, si quieren patrocinar nuestros equipos, entonces queremos tener estas informaciones: ¿quién apuesta en nuestro deporte y cómo? Si un célebre entrenador de la Premier League apuesta sobre sus partidos, queremos saberlo. Queremos que él sepa que lo vamos a saber”. Son cosas simples de hacer.
-¿Cree que hay solución, una esperanza de poner fin a estas prácticas?
-Sí. El 90% de las manipulaciones de partidos pueden ser evitadas, un 90% del tiempo. Pero los responsables de la lucha contra la corrupción no quieren, perderían su trabajo. Siempre habrá corrupción en el deporte, está en la naturaleza humana, pero sí se puede terminar con las manipulaciones masivas que proceden del colosal mercado de los juegos en internet. Sí, eso se puede hacer muy fácilmente.
Una vuelta al mundo por los escándalos de corrupción
La manipulación de partidos, ligada o no a las apuestas, afecta a todos los países y a todos los deportes, especialmente después de la explosión de Internet y de las apuestas en línea. Pequeña vuelta al mundo de los principales escándalos.
Italia, el epicentro europeo
En 2012, el fútbol italiano se ve sacudido por el escándalo del “Calcioscommesse”, que envía a varios jugadores y entrenadores a prisión. El sistema, dirigido desde Singapur por la mafia de Dan Tan con la complicidad local de dos bandas, “los húngaros” y “los gitanos”, reposa sobre la corrupción de jugadores para influenciar los resultados.
Tras más de 100.000 escuchas telefónicas, decenas de detenciones y registros, la investigación del fiscal de Crémona revela que durante la temporada 2010-2011, al menos 50 partidos, entre ellos unos veinte de Serie A, fueron comprados, moviendo cientos de millones de euros.
Italia había conocido ya dos escándalos del mismo tipo. En 1980, el “Totonero” había costado dos años de suspensión a Paolo Rossi y un descenso a la Serie B al Milan. En 2006, Italia había conocido el “Calciopoli”, escándalo que había privado a la Juventus de Turín de dos títulos.
Bélgica, base de una mafia china
El mayor escándalo de partidos en Bélgica se produjo en 2014 tras unos 10 años de instrucción. Dirigida desde China, la manipulación afectaba a 18 partidos, vendidos por algunos jugadores por entre 5.000 y 40.000 euros entre 2004 y 2006. El hombre de negocios chino, Zheyun Ye, fue declarado culpable de corrupción activa y condenado a cinco años de prisión.
Entre los corruptos, el ex arquero internacional y ex entrenador de La Louvière, Gilbert Bodart, que fue condenado a 6 meses, sin cumplimiento de pena, por corrupción.
Francia y los pequeños jugadores
Símbolo de pequeños arreglos entre amigos, el célebre partido Valenciennes-Marsella es un caso de manipulación totalmente desconectado de un contexto financiero ligado a las apuestas. Internet y las apuestas en línea no existían en 1993 cuando el Marsella se impuso por 1-0 en Valenciennes, una semana antes de ganar la Liga de Campeones al Milan.
Dos días después, el Valenciennes reveló que varios de sus jugadores fueron contactados para dejar ganar al Marsella y evitarles que gastaran mucha energía. La suma de 250.000 francos es descubierta en el jardín de Christophe Robert, jugador del Valenciennes. Marsella se vio privado de su título de campeón de Francia de 1993.
Veinte años después, con el fin de pagar sus vacaciones en Baleares, según la confesión de un arrepentido, los jugadores de balonmano del Montpellier, entre ellos la estrella de la selección francesa Nikola Karabatic, apuestan por el resultado del descanso, desfavorable a su equipo, en un partido en el que no había nada en juego.
Alemania y Bochum, centro de operaciones
En 2011, Ante Sapina, ciudadano croata instalado en Alemania, fue condenado a cinco años y medio de prisión por el tribunal de Bochum.
Su red habría manipulado los resultados de 50 a 200 partidos en nueve países, incluidos partidos de Liga de Campeones y de calificaciones al Mundial 2010, pagando a jugadores, árbitros y dirigentes. Apostando por estos partidos, esencialmente en Asia, Sapina habría logrado un beneficio de 2,4 millones de euros.
Zimbabue y Turquía, partidos fantasma
En 2012 estalla el rocambolesco escándalo del Asiagate, una nueva superproducción de la banda del famoso Dan Tan en amistosos de la selección de Zimbabue montada en piezas para ser manipulados y disputados entre 2007 y 2009 en Asia (Tailandia, Vietnam, Singapur...) Más de 60 jugadores de Zimbabue serán sancionados.
Algunos partidos ni siquiera se disputarán. El iniciador del Asiagate se pone en evidencia en 2011 organizando en Turquía dos partidos pretexto: Letonia-Bolivia y Bulgaria-Estonia que ven cómo los árbitros inicialmente previstos cambian en el último minuto y sus sustitutos pitan dudosos penales.
¿Estados Unidos sin escándalos?
Si América Latina tuvo sus casos en el fútbol con la suspensión de por vida de 14 internacionales salvadoreños, ningún escándalo importante ha ocurrido en América del Norte.
Es cierto que la liga canadiense de soccer está en el punto de mira del centro internacional para la seguridad del deporte (ICSS) que censó en 2015 un 42% de encuentros dudosos en el campeonato de primera división, pero ninguna sospecha se vio concretada.
Pero en Estados Unidos, los escándalos ligados a la manipulación deportiva son más raros. En el país de internet, los juegos en línea y las apuestas sobre el deporte siguen siendo ilegales en la mayor parte de los Estados, aunque muy practicado a través de redes sociales.
El escándalo que golpeó al béisbol en 1919 no es extraño a esta prohibición. Ocho jugadores de los Chicago White Sox habían sido acusados de haber perdido un partido ante los Cincinnati Reds a cambio de sobornos.