A primera vista las elecciones en Estados Unidos pueden ser interpretadas como parecidas a las de Argentina; sin embargo, una mirada más profunda revela un sistema intrincado que no fomenta -y por momentos obstaculiza- la participación masiva, un punto clave en un país con voto optativo.
Los candidatos y los partidos políticos no sólo deben convencer a los ciudadanos de que vayan a votar el día de los comicios, sino que además deben recordarles que primero tienen que registrarse ante las autoridades locales para que los incluyan en el padrón.
A diferencia de Argentina, el Estado no construye de oficio el padrón electoral con los nombres de todos aquellos ciudadanos con edad suficiente para votar. Aquellos estadounidenses que quieran participar de los comicios, deben registrarse primero. Aun si lo hacen, no es seguro que luego voten.
Otra diferencia con Argentina es que en Estados Unidos siempre se vota un martes, un día hábil, en el que las empresas y las oficinas públicas trabajan como si fuera una jornada normal.
Con este sistema, hace cuatro años, de los 241 millones de ciudadanos en edad de votar, sólo 129 millones participaron de las últimas elecciones generales, es decir, un 53,6%.
Como si la falta de estímulos para votar no fueran suficientes, en los últimos años las autoridades estadounidenses limitaron aún más el sufragio con nuevas leyes electorales.
Dado que el proceso electoral está prácticamente descentralizado, cada estado decide sus propias leyes electorales.
Por ejemplo, cada estado define con qué documento se vota, ya que no existe tal cosa como un documento de identidad nacional, como en Argentina.
Entonces, en algunos estados se vota con el registro de conducir o con el pasaporte, lo que elimina de facto la posibilidad de participar de aquellos que no posean esos documentos.
Otro tipo de límite puede ser la regla que quita el derecho a voto a todos aquellos que tengan una condena penal. En el país con mayor población carcelaria del mundo y en donde los negros y latinos tienen más chances de ser detenidos y sentenciados que los blancos, esta norma afecta a ciertas minorías y a algunas clases sociales más que a otras.
Pero aún cuando los ciudadanos se comprometen con el proceso electoral y participan, el resultado final de los comicios presidenciales no siempre representa la voluntad de la mayoría de los votos. La elección presidencial en Estados Unidos no es directa como en Argentina.
Los ciudadanos votan por los electores de su estado que luego serán parte del llamado colegio electoral, que elegirá finalmente al candidato ganador, como sucedía en Argentina antes de la reforma constitucional de 1994.
¿Por qué votan los martes?
A mediados del siglo XIX, Estados Unidos era una sociedad principalmente agraria. El domingo estaba reservado a la iglesia y los miércoles al mercado. Al considerar que el viaje a caballo al centro de votación podría tardar un día, el martes de comienzo de noviembre fue la opción escogida.
Escrutinio
Sufragio universal indirecto sin balotaje, la elección se lleva a cabo en los 50 estados y el Distrito de Columbia (que abarca la ciudad de Washington y no hace parte de ningún estado).
Los electores votan por los candidatos a presidente y vicepresidente, y en función de esa votación popular los candidatos se adjudican en cada estado unos "grandes electores" (delegados al colegio electoral).
Los grandes electores
En total son 538, y su número varía según los estados, en función de la población. Cada estado tiene tantos delegados como congresistas en la Cámara de Representantes (proporcional a su población) y senadores (dos por estado).
De esa forma, California, por ejemplo, tiene 55, Texas 38, Nueva York 29 y Florida 29, y en el otro extremo, Vermont, Alaska, Wyoming y Delaware solo tienen 3.
Esos grandes electores elegirán seguidamente de manera oficial el 19 de diciembre, y meramente como una formalidad, al presidente y el vicepresidente de Estados Unidos.
Lo necesario para ganar
Un candidato a la presidencia debe obtener la mayoría absoluta de los 538 grandes electores, es decir 270.
En todos los estados, menos dos, el candidato que obtenga la mayoría de los votos se adjudica todos los delegados del estado, un esquema que elimina automáticamente los candidatos de los partidos pequeños y consolida el reinante bipartidismo de demócratas y republicanos.
En Nebraska y Maine, los delegados son atribuidos de manera proporcional.
Estados clave
Debido al esquema de votación, los candidatos concentran su campaña en una docena de estados que pueden inclinarse por un lado o el otro e influir en el resultado final, los apetecidos "swing states". Se hace inútil perder el tiempo en estados decididamente demócratas o republicanos.
Los estados clave más importantes, que pueden cambiar según el tipo de elección y el año, son aquellos con gran número de electores, como Florida (29), Pensilvania (20) u Ohio (18). Pero los pequeños también pueden influir y no deben ser ignorados.
Otras votaciones
Además del sucesor de Barack Obama, los estadounidenses votan este martes para renovar toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Votan también por gobernador en 12 estados y por una multitud de propuestas y cargos locales.