El asedio hace estragos en la región de Guta Oriental, el principal bastión opositor de las afueras de Damasco, donde el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calcula que hay más de 1.100 casos de desnutrición de menores.
"La situación humanitaria es muy mala en Guta Oriental en términos ambientales, sanitarios y de ayuda debido al conflicto, el asedio y el cierre de las carreteras", declaró hoy Ahmed, un pediatra de la zona, que pidió ocultar su nombre real.
El médico explicó que la mayor parte de la gente no trabaja debido al conflicto, por lo que apenas tiene recursos económicos y no puede comprar alimentos, cuyo precio se ha disparado por el asedio.
"Esto ha llevado a la expansión de los casos de desnutrición a diversos niveles y a que disminuya la inmunización de los menores", advirtió Ahmed, quien subrayó que se han extendido enfermedades que antes no existían en el área, como la tuberculosis, la fiebre tifoidea y la hepatitis, entre otras.
El pediatra se quejó de que los hospitales no disponen de complementos nutricionales ni de las medicinas adecuadas para tratar algunos males, y si estas existen la mayoría de las veces están caducadas.
Según la ONU, unas 393.300 personas viven en Guta Oriental, que suponen el 94 % de la población que reside en lugares sitiados de Siria.
La región, donde hay varias ciudades, tiene partes asediadas desde noviembre de 2013, mientras que lleva cercada totalmente desde noviembre de 2016.
El activista independiente Nazir Flitani señaló que actualmente solo se encuentran en Guta Oriental determinados alimentos, como el arroz, el búlgur (grano de trigo partido), pan y azúcar, pero que no hay fruta ni verdura.
"Debido a la escasez, el precio de los alimentos se ha multiplicado. A veces vamos a una tienda y lo único que encontramos es uno o dos kilogramos de arroz", indicó.
En ocasiones, los convoyes con ayuda humanitaria logran acceder a la región, como el de ayer organizado por la ONU y la Media Luna Roja Siria, que llegó a las poblaciones de Kafr Batna y Saqba, pero Flitani se quejó de que "no es suficiente".
"Por ejemplo, cuando entró ayuda a la ciudad de Duma (la mayor de Guta Oriental), fue un cargamento con asistencia para 7.000 familias, cuando en Duma residen más de 25.000, con lo que la comida que entra no basta para todos", detalló el activista.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) afirmó hoy en un comunicado que los suministros alimentarios han descendido este año a niveles críticos en Guta Oriental en comparación con 2016.
Y es que, en 2017, las agencias humanitarias han tenido un menor acceso a la región, donde el único punto de entrada, el paso de Al Wafidin, ha permanecido completamente cerrado, lo que ha hecho que el precio de los alimentos básicos se haya multiplicado por dos, precisó el PMA.
Tal ha sido el deterioro de la situación que el pasado día 22 la bebé Sahar Difda, de un mes, falleció por desnutrición, según denunció la ONG The Syrian Campaign.
A la falta de comida se suma la ausencia de agua corriente y de electricidad.
"No hay suministro eléctrico desde hace cuatro años, pero usamos alternativas, como generadores de electricidad. En cuanto al agua, la gente la saca de pozos", apuntó Flitani.
Las condiciones son tan desesperadas que los robos y el pillaje se han extendido por Guta Oriental, que está dominada por dos facciones islamistas: el Ejército del Islam y la Legión de la Misericordia.
El activista Maher Abul Jair reveló a Efe que antes se introducían abastecimientos a través de túneles excavados en los distritos de Barze y Al Qabun, en el extrarradio de Damasco, pero desde que las fuerzas gubernamentales se hicieron con el control de esas dos áreas ya no entran aprovisionamientos.
Abul Jair destacó que "los robos se han extendido por toda Al Guta, algunos roban para alimentar a sus hijos, otros para comprar medicamentos".
Los esfuerzos para reducir las hostilidades en Guta Oriental por el momento han sido también infructuosos.
Tan solo hoy, al menos doce personas han muerto, entre ellas ocho menores, por el disparo de cohetes por parte de los efectivos gubernamentales contra distintas partes de la región, de acuerdo al Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
"La situación es catastrófica y a nadie le importa lo que ocurre. El mundo está viendo cómo morimos", zanjó Abul Jair.