Por Renata Piglionico
Cada 365 días un año nuevo comienza y aparecen nuevas oportunidades de crecimiento y aprendizaje en todos los ámbitos de nuestra vida. La Licenciada en Psicología, Mariela Andrea Fermento, nos aconseja cómo organizarnos para empezar con el pie derecho el año.
La filosofía “Carpe Diem” nos invita a vivir el momento y despreocuparse por el mañana, sin embargo, desde la psicología se recomienda encarar los nuevos comienzos con un propósito que nos invite a superarnos cada día para crecer tanto en lo personal como lo profesional.
¿Te cuesta organizarte y no sabés cómo plantear tus objetivos y metas claras para no desmotivarte? Lo ideal para empezar es visualizar qué proyectos y propósitos pendientes pretendemos poner en marcha en el nuevo ciclo que comienza, siempre teniendo en cuenta nuestras limitaciones físicas y económicas. Pero ¿es conveniente plantearse metas?, ¿qué sentido tiene? “Sí, es conveniente”, afirmó la especialista, “las metas nos permiten darle sentido a varias de nuestras acciones, lo ideal es que sean claras, a corto plazo, reales y fáciles de lograr. Deben funcionar como un mapa que nos indican el camino a seguir para llegar a nuestro objetivo”.
Paso a paso: Cómo empezar
Si tenemos un objetivo, lo ideal es desmenuzarlo en metas diarias, semanales o mensuales que sean fáciles de lograr y que al irlas realizando, nos sintamos cada vez más cerca del objetivo a lograr.
Además, es de gran ayuda saber que siempre pueden surgir imprevistos y que al momento de planificar las metas debemos ser realistas y conscientes de nuestras capacidades, tiempos y recursos económicos.
En concreto, estos son algunos tips a tener en cuenta al momento de planificar nuestro año:
Establecer metas a corto plazo: es fundamental que aquello que nos proponemos cumplir esté bajo nuestro control.
Crear enunciados afirmativos: esto nos permite concentrarnos en cumplir lo que anhelamos y no frustrarnos en qué puede pasar si no lo logramos.
Fijar un objetivo motivador: ante cualquier iniciativa siempre es recomendable partir de la pregunta ¿para qué quiero cumplir esto? Estar motivados es el ingrediente principal para avanzar.
Ser bien específicos: las metas ambiguas o a largo plazo nos pueden generar confusión al momento de hacer el balance y determinar si lo hemos logrado, en cambio, ser detallado en el objetivo que queremos lograr y el tiempo en el que lo queremos alcanzar nos permitirá tener un mejor control de nuestro propósito.
Tener en cuenta factores internos y externos: es primordial saber nuestros recursos y limitaciones como así también todos los contratiempos que pueden aparecer y que no dependen de nosotros.
Una vez que tenemos esta lista con metas claras, reales y alcanzables a corto plazo, se hará más fácil cumplirlas. “Nos sentiremos más cerca de nuestro objetivo principal, lo que ayudará a mantenernos motivados”.
Lo ideal siempre es comenzar a planificar nuestro año cuando estemos tranquilos y conscientes de nuestra realidad, de nuestras capacidades, recursos y limitaciones.
¿Hay una receta ideal para todos?
Las metas varían de persona en persona ya que dependen de sus proyectos personales. Sin embargo, hay algunas generales que pueden ser útiles para todos independientemente de los objetivos individuales que cada uno quiera cumplir.
Se tratan de metas relacionadas con el cuidado de la salud, como comenzar el año prestándole más atención a la salud física y mental, es decir, tomarse el tiempo necesario para uno, sin culpas y hacer los chequeos anuales correspondientes. Como así también iniciar una actividad física para mejorar nuestro rendimiento. O bien, metas más vinculadas con lo económico como comenzar algún proyecto y empezar a ahorrar para lograr algún objetivo.
Cuando no planteamos las metas con conciencia y sentido de realidad, podemos frustrarnos y empezar a ver como imposibles los objetivos a lograr.
¿Qué pasa con las emociones?
Es fundamental prestarle atención a nuestras emociones, nuestros deseos y aquello que queremos lograr en un nuevo año en el que se nos pueden presentar cambios imprevistos, tantos positivos como negativos, para los cuales hay que estar preparados.
Lo ideal siempre es comenzar a planificar nuestro año cuando estemos tranquilos y conscientes de nuestra realidad, de nuestras capacidades, recursos y limitaciones. “Si estamos en un momento de euforia podemos plantear metas que después nos sean difíciles de concretar. Y por el contrario, si estamos en un momento de decaimiento emocional o tristeza, probablemente no podamos ver nuestros recursos reales y podría ser difícil tener una visión próspera del futuro”, afirmó la psicóloga.
Ingresá a la edición digital 172 para leerla igual que la revista impresa, haciendo click aquí.