Hacer un regalo es mucho más que comprar un objeto y envolverlo. Detrás del homenaje se esconde un significado que representa la importancia que el destinatario tiene para nosotros, o que queremos que tenga, y una valoración sobre la relación que mantenemos con él. Un regalo a un amigo, una hermana, es bastante simple. Conocemos sus gustos, sabemos qué le falta o qué le gustaría tener. Pero ¿qué pasa cuando hay que pensar en un jefe, un suegro o una novia reciente? Surgen la ansiedad, la duda y la clásica frase: "qué le compro". ¿Cómo resolvemos la encrucijada? Según la personal shopper Eugenia Berghmans , la clave es mezclar un presente sofisticado con la calidez de la personalización. Aquí planteamos cuatro escenarios y cómo resolverlos.
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Mi jefe
Nuestro jefe se retira, o cambia de sector o de empresa. Como sea, dejamos de estar bajo su mando. Ha sido un buen jefe, nos ha enseñado mucho de lo que sabemos. Mantenemos una distancia de forma y generacional, pero es nuestro mentor y queremos honrar su generosidad. ¿Qué le compro? La especialista consultada recomienda una caja con selección de vinos y cosas ricas para acompañar, que puede ser de madera o de metal. También puede ser una billetera, un corbatero o una lapicera distinguida.
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Una boda
Nos invitan a un casamiento formal, de sociedad. Estamos invitados porque nuestro padre es socio del padre de la novia y apenas conocemos a la pareja. Los novios tienen treinta y pocos años, son lindos, están felices, se van un mes de mochileros a Asia. Tienen todo porque conviven desde hace rato, cosas de la modernidad. ¿La recomendación? Un juego de sábanas de muchos hilos, no menos de 350 hilos, con las iniciales de la pareja bordadas. “Es una opción cálida y que siempre es necesaria. También podemos optar, depende del presupuesto, por un juego de vajilla de plata con las iniciales grabadas en la caja", aconseja Berghmans.
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Una conquista (sólo para ellos)
El casamiento nos ablandó un poco. Ir de copas con los amigos es divertido, pero vamos sintiendo la hora de sentar cabeza. En la fiesta vimos a una chica, una mujer ya, bonita, que proyecta belleza sobre los hijos que imaginamos. A través de un amigo en común, conseguimos su nombre y entramos vía Facebook, la cortejamos un tiempo hasta que nos animamos y la invitamos a cenar. Queremos llevarle un regalo, pero no conocemos sus gustos. "Un regalo muy apreciado y correcto es un voucher de día de spa. Depende de lo que podamos gastar, puede ser en un spa urbano o en un hotel. Otra opción es el beauty a domicilio, un salón de belleza en su casa con todos los servicios de los salones tradicionales. Muy delicado, también, es una cadena con dije, que puede ser de Bvlgari o Tiffany, y si no, más al alcance, de diseño de autor", recomienda la experta.
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Suegro
La cena y los regalos dieron resultado. Unos meses después del primer avance, la relación se va consolidando y la novia -ya le decimos novia- nos invita al cumple de 70 de papá. Es el primer encuentro, hay un poco de nervios, pero la cantidad de invitados nos va a permitir hacer papelones sin que estén pendientes de nuestros movimientos. Igual, queremos causar una buena impresión y queremos llevar un buen regalo. Berghmans sugiere "una bata tipo desavillé, preferentemente de seda, con sus iniciales bordadas". Ya en otro presupuesto -todo depende de cuánto queramos a la chica en cuestión-, "podemos optar por un sillón de masajes con LCD y sistemas de calor". Después, con suerte, vendrá la boda y alguien leerá esta guía para saber qué regalarnos a nosotros. Como dicen las abuelas: todo vuelve.
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Por Sebastián Zirpolo para Brando